Will suspiró, frustrado, y se revolvió el pelo.
—No, papá. No puedes dormir con nosotros. El señor D. NO dormía con sus hijos.
—Bueno, bueno. No te pongas así, el dios soy yo. Y encima, Will, yo soy tu padre.
—Eres Apolo, no Darth Vader — dijo Percy, con una sonrisa en sus labios.
Todos los jefes de las cabañas se encontraban reunidos en la casa grande junto con Quirón y Apolo, tratando de meterle en la cabeza al dios del sol las reglas del campamento. Pero Apolo era Apolo.
—Cállate, Jackson. Yo soy el nuevo director aquí, me da absolutamente igual lo que dijera Dioniso. Will, dormiré en mi cabaña, no se hable más.
Will, en aquel momento, deseo poder matar a su padre.
—¡No hay sitio suficiente! Ya te lo he dicho, no tenemos literas de sobra.
Travis Stoll frunció el ceño.
—Mmm... ¿De qué me suena eso? ¡Ah, si! Los de la cabaña de Hermes llevamos mucho tiempo con ese problema, Solace. Te aguantas, compañero. —Connor asintió con la cabeza, de acuerdo con su hermano.
—¡Eso es, muchacho! Will, hazle caso al chico. A fin de cuentas, la cabaña está dedicada a mi. Sabes que tengo derecho de dormir en ella.
Will subió los brazos al cielo, rindiéndose.
—Okay, de acuerdo. Pero alguien tendrá que dormir en alguna otra parte.
Todos miraron a Will, y esté negó con la cabeza, rotundamente.
—Vamos, tío. Es tu deber, como capitán de la cabaña. —Dijo Percy. Will lo fulminó con la mirada. Nico le estaba pegando aquello.
—Vale, bien. ¿Dónde pretendéis que duerma? Porque me niego a irme a la cabaña de Hermes. A saber que quieren hacerme esos dos. — Dijo, señalando con la cabeza a los hermanos Stoll. Estos pusieron cara de niños buenos, pero nadie se lo creyó.
Jason intervino en la conversación:
—Me parece que deberías dormir en la enfermería. Eres el que más tiempo pasa allí, y seguro que hay alguna cama libre... —dijo el hijo de Zeus, mirando a Nico de reojo.
Este se encontraba sentado en una esquina, observándolo todo pero sin decir ni una palabra. Will lo miró, y asintió suavemente.
—De acuerdo. Pero padre, tendrás que encontrarte algún otro lugar para dormir.
Apolo sonrío.
—¡Bien, todo arreglado! Ya es tarde, muchachos. Pronto será la hora de cenar. Id a preparaos. Estoy deseando presentarme ante todos. ¡Más de uno se alegrará de verme! No me extraña, soy maravilloso.
Como toda respuesta, Clarisse gruñó.
Era la hora de la cena. Nico se sentó en su mesa él solo, ya que era el único hijo de Hades que había en el campamento en ese momento. Jason también estaba solo, pero Percy se encontraba riendo en compañía de Tyson. Nico se sorprendió a si mismo cuando no se paró a mirar al hijo de Poseidón. Sus ojos buscaban a alguien más. Y lo encontró
Will reía por algo que le había contado Kayla. Su sonrisa era casi tan brillante como la de su padre, y su pelo relucía bajo la luz artificial. Nico trató de no mirarlo, pero era imposible.Lo atraía com un imán.
Una voz lo sacó de sus pensamientos.
—¿Así que Solace, eh? — Jason se sentó a su lado, atrayendo la mirada de la gente. Este no hizo caso, y se quedó observando a Nico, esperando una respuesta.
—No sé de qué me hablas, Grace— respondió bruscamente.
—Sí que lo sabes. Mira.— dijo señalando hacia la mesa de Apolo. Will tenía los ojos fijados en ellos, molesto. Nico no entendió el por qué. —Está celoso. —rió Jason.
—Deja de decir bobadas, Superman.
—No son bobadas. Es un buen chico, aunque su padre es insoportable.
—Hablando del rey de Roma.
Apolo entro por la puerta, radiante de alegría. Se subió a una silla, llamando la atención con un silbido. Nico vio como Will ponía los ojos en blanco.
—¡Chicos y chicas, jovenzuelos y jovenzuelas! Estoy aquí para daros una excelente noticia. ¡Soy el nuevo director del campamento!
Hubo un murmullo general. Los hijos del dios del sol miraban a Will pidiendo una explicación, mientras que este trataba de calmar a sus hermanos. En el resto de las mesas, hubo reacciones distintas. Algunas chicas rieron tontamente, mientras que otras personas parecían divertidas (Percy) o simplemente confusas.
—Sí, sí, ya lo sé. Estáis sorprendidos, pero os aseguro que soy mil veces mejor que Dioniso. Lo pasaremos genial. No habrá grades cambios, ya que el campamento está bastante bien. Aún así, celebraremos competiciones de poesía y música. ¡A este campamento le falta diversión! Y siguiendo con lo e la diversión... Os he escrito un haiku.
Percy escondió el rostro entre las manos, Annabeth torció el gesto y alguien chilló "¡NO!" , pero el dios del sol no le hizo caso. Recitó el poema igualmente.
— "Las flores son bellas
como el campamento,
y todo gracias a mí."
Percy se daba cabezazos contra la mesa, y los hijos de Apolo estaban rojísimos. Will parecía tener ganas de ser tragado por la tierra. Jason miraba a Apolo sin poder creer lo que acababa de oír.
—¿No era el dios de la poesía? —susurró. —Porque por los dioses, si es el dios de la poesía y hace así los haikus, no leeré ninguno en lo que me queda de vida.
Nico se encogió de hombros.
—Los ha echo peores.
Apolo sonreía, y Nico vio como Quirón hacía gestos de que aplaudiesen. Nadie lo hizo, pero Apolo estaba tan emocionado que no lo tomó en cuenta.
—Bueno... ¡Tengo una sorpresa para vosotros! Mientras venía hacia aquí, me he encontrado con un joven maravilloso, ese muchacho que me regaló un increíble instrumento musical. Me dijo que se dirigía hacia aquí, así que hemos venido juntos. Ante vosotros, el creador del valdecinador y su acompañante... ¡Leo Valdez y Calypso!
Jason y Piper se levantaron a la vez, sin darle tiempo de reaccionar a nadie, y corrieron al ver aparecer por la puerta a su amigo. Percy acababa de escupir el agua que estaba tomando, solo los dioses saben por qué.
Piper corrió a donde se encontraban los recién llegados, y comenzó a pegarle golpes a Leo, llorando, mientras que Jason trataba de calmarla. Nico sonrió. A fin de cuentas, se alegraba de verlo, pero aún así, salió de l comedor. Ya iría a saludar al chico más tarde, si sobrevivía a la ira de Piper.
Fue a la enfermería y se tumbó en su camilla. Básicamente, era el único que quedaba, junto a algún que otro campista. Nico se sentía nervioso, por alguna extraña razón. El nerviosismo se acentuó cuando vio aparecer a Will con el pijama y el cepillo de dientes en la mano, y puso sus cosas en la camilla que tenía Nico a su lado.
Will lo miró a él, y le sonrío. El capitán de la cabaña de Hades bajó la cabeza.
-¿Estás sonrojado, Di Angelo?
- Cállate, Solace.
