Capítulo 22

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Desayunaron con calma. Las cazadoras estaban algo alejadas de ellos, susurrando entre si. Nico se percató de que Reyna las miraba con envidia, y no pudo evitar acordarse de Bianca, aunque era consciente de que Reyna jamás haría algo así. Era demasiado romana para aquello; tenía un deber que cumplir, una responsabilidad enorme entre sus manos: el bienestar de Nueva Roma. Por mucho que desease marchar, era lo suficientemente sensata para no hacerlo. El viento arreció, anunciando tormenta, y agitó la trenza de Reyna. Era imponente, y Nico no pudo evitar pensar en lo mucho que se parecía a Annabeth. Reyna era la viva imagen de un imperio.

Thalía lo sacó de su ensimismamiento.

—Deberíamos despedirnos aquí. Nosotras tenemos que continuar la caza, y vosotros tenéis un largo camino por delante, ¿no? Jason me comentó que os dirigíais a California.

Pólux negó con la cabeza.

—Eso era antes de habernos encontrado con Hades.

—¿Hades?

—Sí, tuvimos un picnic muy agradable con él. Insultó a mi padre y nos dijo que era más conveniente buscar a Cupido.

Nico lo miró cabeado.

—¡No insultó a tu padre!

—Bueno, un poco sí. —Will le dio la razón a Pólux. Antes de que Nico pudiese protestar, añadió— Pero vaya, que eso no es lo importante. Tenemos que encontrar a Cupido, pero no tenemos ni idea de dónde puede estar. Nadie le ha visto nunca.

El rostro de Nico se oscureció

—Yo estuve con él. 

—¿Qué? —Will lo miró, interesado. Nico lo ignoró.

—En Croacia. De todas formas, eso fue hace bastante tiempo, durante la guerra.

—Ah, pero entonces ahora estará aquí, en Estados Unidos. —dijo Thalía.—Durante la guerra, los dioses anduvieron entre Grecia y Roma, peleados con ambas existencias y sin poder decidir a qué lugar pertenecían. Ahora todo ha vuelto, más o menos, a la normalidad, así que ellos también han regresado.

—Fantástico. Gracias Thalía, ahora estamos igual.

—De nada, Reyna. Yo siempre dispuesta ayudarte. — Thalía guiñó un ojo. Nico decidió indagar en aquello un poco más tarde. —Bueno, yo me despido. Espero que volváis vivos.

Sin esperar respuesta, les hizo un gesto a sus compañeras, y desaparecieron entre los árboles. 

—Qué chica tan simpática. —Observó Will. Reyna gruñó, como toda respuesta.

Nico suspiró.

—Bueno, seguimos igual que antes, o todavía peor. No tenemos ni idea de dónde tenemos que ir.

—Sí, la verdad. Lo único que nos dijo Hades es que mejor no acercarnos a mi padre.

—Pólux, no estás ayudando.

—Hades tampoco.

Nico estaba furioso.

—Al menos no bebe coca cola light. 

—No, tienes razón. Nos lleva de picnic al inframundo, ¡una maravilla de plan!

—Por todos los dioses, ¿os podéis callar de una vez? —Reyna cortó la discusión, cansada. —Lo último que necesitamos ahora es ponernos a discutir quién es el padre menos malo.

Nico bajó la cabeza, avergonzado, y Pólux desvió la mirada. Will, resuelto, sacó un dracma de sus vaqueros.

—Si alguien sabe dónde está Cupido, esa es Afrodita, ¿no?

—¿Vas a llamar a Afrodita?

—Voy a llamar a Piper.

Reyna asintió. Al menos, tenían algo por lo que empezar. 

Caminaron en busca de un riachuelo o algo por el estilo, componente imprescindible para una llamada vía arcoíris. Pólux, sabiamente, había desechado la idea de utilizar el agua de sus cantimploras, por si las moscas. Al de un buen rato, cuando estaban ya a punto de darse por vencidos y parar a descansar, encontraron un pequeño pozo en medio del bosque. Nico pensó que era algo extraño, y la mirada de Reyna le sugería que ella opinaba lo mismo. Will, sin embargo, sonrió triunfante, y tranquilamente, tiró el dracma al  pozo. Se escuchó un "auch", y una ninfa cabreada salió del fondo del pozo.

—¿Se puede saber qué haces, idiota?

Will parecía confundido.

—Perdón, solo quería hacer un mensaje de iris.

La ninfa se cruzó de brazos, enfadada. 

—Pues no.

—¿Cómo que no?

—Que no voy a dejar que lo hagas.

Nico escondió la cara en una mano, mientras Will comenzaba a molestarse con la ninfa en cuestión.

—Venga, no seas irascible. ¡Ni que el pozo fuera tuyo!

Esto ya fue la gota que colmó el baso.

—¡El pozo es mío! ¡Es mi casa! ¡Vivo aquí! Imagínate, semidiós idiota, que un chalado entra a tu casa y te lanza una moneda a la cabeza. ¿Tú le dejarías usar el teléfono?

—Hombre, Will, un poco de razón tiene. 

—Cállate, Di Angelo.



Bueno, pues eso, que he vuelto. Habrá una actualización semanal, y los capítulos serán algo más largos que este, que ha sido u poco de prueba. Espero ir cogiéndole el tranquillo poco a poco. Nos leemos!

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⏰ Última actualización: Apr 07, 2020 ⏰

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