Se veía que Will estaba nervioso. Muy nervioso. Nico no pudo evitar reír al verlo así.
—¡No te rías! - Will movía los pies, sin poder estar quieto. Nico sonrío.
— Solo quería saber qué demonios somos. — Se sonrojó.
Will lo miró, serio. Parecía muy seguro aunque el corazón le latía con fuerza en el pecho.
—Mira, Nico, me gustas. Y lo sabes, o deberías saberlo. No me importa lo que pienses los demás, nunca me ha importado. —dijo, nervioso.
— Pero vamos a una misión.
—Lo sé, y es una autentica mierda, las cosas como son. Pero dioses, no puedo evitar volverme loco cuando sonríes.
A Nico se le iluminaron los ojos.
—Will, podemos esperar. Quiero decir, después de la misión, veremos como va todo esto. ¿Qué te parece?
El hijo de Apolo asintió, conforme, pero no pudo evitar abrazar a Nico. Este sonrió y le echó los brazos al cuello, correspondiéndolo con fuerza. Will le acarició el cabello, con el corazón saliéndosele del pecho.
Decidieron que era hora de regresar, y se acercaron a la fogata. Nico fue a reunirse con Reyna. Esta lo miró preocupada, pero el hijo de Hades se limitó a asentir con la cabeza, dándole a entender que estaba bien. La pretor sonrió, y le pasó un brazo por el cuello, con cariño. Ella era la única que podía tocarlo sin ser rechazada. Ella, y ahora Will, aunque hubiera acordado ser amigos, de momento. Todo era realmente extraño y muy confuso. Sabía lo que sentía por el rubio, pero aún no sabía si estaba dispuesto a arriesgarse. No con todo lo que se les venía encima.
Miles de sentimientos contradictorios se debatían en el interior de Nico, pero había uno que resaltaba. Preocupación. No quería perder a Will en la misión. En otra maldita misión. Creía que ya había sufrido bastante como parque ahora, que empezaba a sentirse feliz, lo mandaran de nuevo al campo de batalla.
Will, por su parte, no podía sacarse la voz de Quirón de su cabeza, anunciando que mañana partirían en la misión lo sacó de sus pensamientos. El hijo de Apolo recordó la profecía:
Cuatro mestizos seguirán por el camino;
Que Cupido para Apolo marcó alguna vez
A un hijo de Hades lo llama el destino,
A la lira y el carro les persigue la vejez...
Poned vuestra esperanza en el vino.
Tenía miedo, miedo por Nico. "A un hijo de Hades lo llama el destino". Cerró los puños con furia. El destino de Nico era ser feliz. Se lo merecía más que cualquier persona que hubiese conocido jamás.
Se acercó a él, y le sonrió. Nico le devolvió el gesto, aunque lo notaba nervioso.
-Will, ¿Y si...
El hijo del dios del sol lo detuvo con un gesto.
-Ni se te ocurra. Cállate, Di Ángelo.
Síiii, he actualizado por fin *monta una fiesta*
La misión está a punto de empezar... *risa malvada* Okno.
Eso, que gracias por ser tan pacientes *les da galletitas azules*
Un abrazo :3
