Salieron del bosque. Nico temblaba, no sabía cómo iba a reaccionar el campamento.
En un reflejo instintivo, cogió la mano de Will, buscando protección.
"Menuda bobada, Di Angelo" se regaño a si mismo. Lo que no esperaba es que Solace le apretase la mano, en una muestra de apoyo.
Nico no pudo evitar sonreir.
Jason apareció corriendo, seguido de cerca por Percy.
—Hey Nico. ¿Estás bién, hermano? —Nico asintió con la cabeza. —Este estúpido niño pez. ¡Jackson!— gritó el hijo de Zeus, mientras Percy se acercaba.
—Jackson, yo te mataba— Percy ignoró a Jason olímpicamente, y abrazó a Nico.
—Lo siento, tío. De verdad. —dijo Percy al separarse de él. Nico le restó importancia al asunto con un ademán.
—Tranquilo, sirenita. Tarde o temprano iba a saberse, ¿No?
—Entonces, ¿No vas a enviar a la armada de zombies a por mí?
—No te creas tan importante, Jackson —intervino Will, cortante. — Y no incites a Di Angelo a usar su poder del inframundo. Puede desaparecer en las sombras. Lo que ahora necesita es una semana de reposo absoluto en la enfermería, sin visitas inesperadamente ruidosas y molestas. —dijo, mirando a Percy sin ningún disimulo. —Vamos, Nico.
Jason y Percy los vieron marchar, confundidos.
—¿Qué es lo que acaba de pasar, Grace?
—No tengo ni idea.
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Llegaron a la enfermería sin ningún incidente más.
Nico se quedó parado en la puerta durante un instante, pero el jefe de la cabaña de Apolo no le permitió dudar, y medio arrastrándolo, entraron finalmente.
Todos los miraban.
Will se puso furioso.
—¿Qué miráis? Anda, todos, volved a lo que estabais haciendo.
La gente hizo casó rápidamente. A nadie le gustaba ver a Will enfadado.
Nico se tumbó en la camilla, y el rubio comenzó a untarle una loción extraña donde tenía los arañazos le Licaón, entonando un cántico. Al acabar, vendó la herida, y tras mirar con duda al Nico durante unos segundos, besó su antebrazo.
Wow. Nico se sonrojó, pero intentando disimularlo buscó algo cortante que decir.
—¿Era eso necesario, Solace?
—Yo soy aquí el médico, chico muerte. Yo decido lo que es necesario y lo que no.
Nico puso los ojos en blanco.
—Deja de llamarme chico muerte, Doc.
Will río.
—Jamás.
Nico ocultó una sonrisa.
—Anda, dime, ¿a qué ha venido eso?
—¿A qué ha venido qué, Di Angelo?
—¿Por qué has cortado mi conversación con Percy?—al ver la cara desconcertada de WIll, sonrió triunfante. No esperaba que la pregunta fuera aquella.
—¿De qué hablas? Tenías que venir aquí, ya lo sabes. Encima....
—Encima, ¿Qué?
—Encima, no quería que Percy volviese a cagarla y ha hacerte llorar, otra vez. Ese chico es un completo desastre. — Dijo Will, tocándose la nuca, avergonzado.
Nico levantó una ceja.
—¿En serio? Esta vez te la paso, rayito de sol, pero a la siguiente tendrás que darme alguna respuesta más convincente.
Will rió. Iba a responderle algo cuando Quirón apareció en la puerta. Todas las conversaciones se silenciaron.
—Solace.
—¿Ocurre algo? —Will parecía preocupado.
—No algo... Alguien.
—¿A qué te ref...?
Sin dejarle tiempo a acabar la frase, alguien entró. Un muchacho de veinte años, más o menos, estaba en la puerta. Tenía los ojos tapados por unas gafas, y el pelo del color del mismísimo sol.Y, como varias personas pudieron ver, era muy atractivo.
Todo esto sucedió en pocos segundos, ya que el joven gritó.
—¿Dónde están mis hijos? Chicos, tenemos que organizar un concierto hoy a la noche, para celebrar mi llegada... ¡Zeus se arrepentirá de haberme confinado aquí!
Quirón puso los ojos en blanco, y Will no pudo hacer más que suspirar. Venga ya, ahora que estaba dispuesto a pasárselo bien junto a cierto chico...
—Hola, padre. Supongo que necesitarás una litera en nuestra cabaña.
—¡Will! Cuanto tiempo muchacho, ¿No te alegras de ver a tu padre? De ahora en adelante, yo seré el director del Campamento Mestizo...¡Genial! Nico, cuánto tiempo. ¿Que tal todo? Bien, supongo. Habrá que hacer competición de Haikus para celebrar mi llegada, aunque esté claro que yo seré el ganador.
Apolo sonrió a todos, cegándolos.
Y Will, por una vez en su vida, sintió vergüenza.
Nico se acercó a él, susurrándole:
- Te pareces mucho a él. - y Will, sonriendo a su pesar, le respondió:
- Cállate, Di Angelo.