—Padre. —Nico parecía avergonzado.
—Nico... creí que al acabar la guerra contra Gaia vendrías a vivir aquí, conmigo.
Al ver la cara que puso su hijo, Hades comenzó a reírse.
—Tranquilo, tranquilo. Estás vivo, y no me perteneces. Total, pasarás la eternidad aquí cuando mueras... Y ya me han contado que tienes buenas razones para quedarte fuera del Tártaro. —dijo, sonriendo con... ¿picardía?Will tragó saliva. Aquel hombre le daba bastante miedo. Joder, sabía perfectamente que Nico era el hijo de Hades, pero nunca se lo había imaginado hablando tranquilamente con su padre sobre quedarse a vivir en el inframundo. Entonces se dio cuenta de lo cerca que había estado Nico de dejar, realmente, el Campamento Mestizo.
—Estoooo... Sí, sí, claro. Pero estábamos camino a una misión, papá. Nos has interrumpido.
Hades frunció el ceño.
—Ya. ¿Acaso sabías a donde ir, Nico?
Este puso los ojos en blanco, y su padre fruncio aún más el ceño.
—Claro que sabemos a donde ir. California, es la mayor productora de vino de Estados Unidos, y queremos contactar con Dioniso.
Hades los miró, negando con la cabeza.
—Entonces, ¿rechazaréis mi ayuda? Porque no sé si Dioniso os ayudará. Ya que, por cierto, ni siquiera baja del Olimpo últimamente.
Nico miró a sus compañeros. Estos asintieron.
—Bien, entonces. Acompañadme al jardín de Perséfone, tenemos muchas cosas de las que hablar. —Dijo el dios, enseñándoles el camino.
Pólux parecía asustado. Nunca había estado en un lugar como aquél, y tragó saliva.
—¿Estás bien? —se preocupó Reyna. Nunca se había llevado con aquel muchacho, pero los últimos días le había cogido cierto cariño. El hijo de Dioniso no hablaba demasiado, ya que era bastante tímido, pero poco a poco iba entrando en confianza.
Will tampoco parecía cómodo, pensó Reyna. El chico actuaba como si quisiera parecer valiente, pero la joven vió como observava los Campos de Castigo. El temor se reflejaba en su mirada, y sus ojos se dirigían a Nico continuamente, preocupados. Reyna deseó saber lo que pensaba Solace. Parecía que apreciaba relamente a Nico, pero después de ver a su padre... Y ver a dónde había pensado regresar, antes de que decidiera quedarse en el Campamento Mestizo.
Nico.
Este caminaba en silencio, dos pasos por detrás de su padre. Parecía preocupado, y tenía la cabeza gacha. Reyna iba a alcanzarlo, pero vió como Hades se acercaba al chico.
Este alzó la cabeza, mirando al rey del inframundo.
Hades comenzó a hablarle.
—Hijo... antes de comenzar con los temas serios, quisiera hacerte una pregunta.
Nico lo observó. Era cierto que había odiado a su padre en el pasado , ya que le echaba la culpa de la muerte de Bianca. Con el paso de tiempo, había aprendido a respetarlo, pero jamás confió en él.
—Dime. —respondió, secamente.
—Te quedaste por él. ¿No es cierto? -—Le preguntó, dirigiéndole la mirada a Solace. Este los observava, pero al notar los ojos de Hades, bajó la mirada.
Nico se sonrojó, pero no vaciló al hablar.
—Sí. ¿Algún problema?
Su padre no pareció darse cuenta de lo incómodo que estaba, ni de que no tenía ningún derecho a preguntarle aquello. Simplemente sonrió.
—Cuando se enteré Apolo... Yo no tengo ningún problema. Es mejor que ese Percy. —Nico abrió mucho los ojos, sorprendido. —Ten cuidado, hijo.
Hades se alejó, y en seguida sintió la mano de Will en la suya.
—¿Mucho tiempo sin mí, Solace?
Este se sonrojó.
—Cállate, Di Angelo.