Capitulo 8

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Nico se encontraba en la fogata, sentado junto a Reyna. Ambos sabían que pronto tendrían que partir en una misión, y a ninguno le hacía mucha gracia, aunque fuesen juntos.

Quirón se levantó, haciendo que todos le prestaran atención, y anunció la profecía, con todo lo que aquello conllevaba.

Percy y Jason miraron a Nico, sin poder creérselo.  Bajó la mirada, y Reyna, al notar su gesto, le pasó un brazo por los hombros. Nico le sonrío; gracias a los dioses Reyna iba a acompañarlos.

Como era de esperar, todo el campamento comenzó a hablar a la vez, acerca de por qué irían los jefes de las cabañas, y Quirón hizo lo posible para tranquilizarlos. Apolo seguía desaparecido.

Nico observó a su alrededor, en busca de Will. Necesitaba verlo, ver su sonrisa, cercioararse de que todo iría bien.

Pero el corazón de Nico no estaba preparado para ver aquello. Will reía junto a Katie, hija de Démeter. Katie estaba peligrosamente cerca de Will. Nico fue testigo de como ella apartaba unos mechones de la cara de Will, para luego besarlo suavemente.

El mundo de Nico se derrumbó.

Sin avisar a nadie, Nico corrió hacia el bosque, haciendo caso omiso de loa gritos de Reyna, Jason y Percy, mientras que todos los mestizos miraban como corría. Nadie entendía por qué huía Nico. "Qué raro es este chico". Pero los ojos de Jason se dirigieron a Will, y al ver que este estaba muy cerca de Katie, lo comprendió todo.

Le regaló una mirada de hielo, y siguió a Nico, acompañado por Reyna. Percy quiso seguirlos, pero se dio cuenta de que Quirón lo necesitaba allí, así que acudió junto a Annabeth, y, estrechándole la mano, llamó la atención de los campistas.

Reyna y Jason recorrieron el  bosque en busca de Nico. 

—¿Qué ha ocurrido, Jason? - preguntó Reyna, intuyendo que el rubio sabía algo sobre todo aquello.

—Solace

Con aquella palabra, Reyna lo entendió todo.

Nico se encontraba en la linde del bosque, cerca de su cabaña. Sabía que lo estarían buscando , y aquella era la única forma de que no lo encontraran. Se dirigió hacia la cabaña de Hades.

 Will y a Katie estaban a unos metros de la cabaña, riendo en una esquina. Al parecer, se habían alejado del banquete. Vomitivo. No lo vieron, pero Nico alcanzó a oír la conversación.

- Katie... aléjate un poco, mujer.

- ¿Por qué? - preguntó ella, risueña.

- Órdenes del doctor.

Aquello hizo que el corazón de Nico se partiese en mil pedazos. Con lágrimas en sus ojos, se metió en la cabaña dando un portazo.

Entonces, Will se dio cuenta de que Nico estaba en la cabaña. Se despidió de Katie, y llamó a la puerta del hijo de Hades.

- ¡Nico! ¿Todo bien?

- Cállate Solace.

Y esta vez, no había cariño en la voz del italiano.

Shut Up, SolaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora