"Vamos Solace, ¿Pero qué te pasa? ¿Maldita sea, puede despertarse! Definitivamente, soy un idiota" se dijo Will a si mismo, mientras se tumbaba junto a Nico.
Eran las dos de la mañana, y el hijo de Apolo no podía dormir, sabiendo que Nico dormía en la cama contigua. Will no era idiota: era absolutamente consciente de lo que sentía por el hijo de Hades. El muchacho le había llamado la atención desde que apareció en la batalla de Manhattan, y desde entonces había andado preguntando aquí y allá sobre él. Y se enamoró de Nico di Angelo, casi sin darse cuenta. Cuando se lo encontró en la colina, vio una oportunidad que no podía dejar escapar. Sabía que su hermano Austin sospechaba algo, pero no había sido tan obvio...¿verdad?
Will no consideraba que tuviese pluma. La verdad, no se consideraba homosexual. Sí, le gustaba un chico, pero aquello le daba un poco igual; él se enamoró de Nico, pero no porque fuera un chico, sino porque era Nico. De todas maneras, había sentido atracción hacia alguna chica anteriormente, nada serio, pero lo suficientemente fuerte como para saber que las mujeres también le atraían.
Will se consideraba bisexual.
Sinceramente, él pensaba que Nico era completamente hetero. Cuando Percy entró en la enfermería gritando como un poseso, el corazón de Will se llenó de alegría contenida. La verdad es que en aquel momento no se le ocurrió pensar lo vergonzoso que fue aquello para el hijo de Hades, y portándose como un egoísta, se alegró.
Aún así, cuando su felicidad pasó, se dio cuenta de lo que aquello quería decir. Nico había estado enamorado de Percy, y, bendito sea Apolo, Percy era el Zeus del campamento mestizo. Era un auténtica leyenda, un chaval majo. En cambio, Will era un hijo de Apolo. Uno que no era bueno en el arco o tocando música. Lo único que sabía hacer era curar a la gente, y por muy importante que fuese aquello, no era, ni mucho menos, tan impresionante como lo que hacía Percy.
El hijo de Poseidón había hecho mil millones de misiones, salvado el Campamento Mestizo y el Campamento Júpiter. En cambio, Will se había convertido en jefe de la cabaña de Apolo porque no le quedaba otra. Él no quería cargar con ese peso sobre sus hombros. No era poderoso, ni impresionante, ni siquiera era un buen líder... Pero aún así, el hijo de Apolo tenía esperanza.
Con sumo cuidado para no despertarlo, abrazó a Nico por detrás, y hundió la cabeza en su espalda, aspirando el olor del hijo de Hades. Will sabía que el italiano podía despertar en cualquier momento, pero había tenido tanto miedo de perderlo durante la guerra...
Poco a poco, Will se quedó dormido.
Nico despertó muy feliz, sin razón aparente. La enfermería seguía medio vacía, y no se veía a Will por ningún lado. Aún así, el hijo de Hades sentía su presencia.
Se tumbó de lado, cerrando los ojos, y se dio cuenta de que el lado derecho de su cama olía igual que el hijo de Apolo. Nico enrojeció en seguida. No era posible, Will y él habían dormido en camas separadas- ¿Por qué se cambiaría Solace de cama, en medio de la noche? Pero aún así...
Nico mandó sus pensamientos lógicos al cuerno, y hundió la cara en aquel lado de la cama, aspirando el maravillosos olor de Will. Parecía un psicópata, pero le daba igual. Cerró los ojos, y con una estúpida sonrisa en los labios, imaginó a Solace tumbado junto a él y abrazándolo por detrás.
Sin previo aviso, Will apareció en la puerta de la enfermería, con cara de preocupación. Nico se levantó enseguida, y trató er que el sonrojo desapareciera de su rostro, poniendo cara de inocente. El hijo de Apolo estaba demasiado preocupado para darse cuenta.
—Nico, tenemos problemas.