Will río.
-Venga ya, ¡El chico muerte sonrojado! No me lo puedo creer- dijo sin poder aguantar su risa.
-Solace, ¿Te recuerdo el haiku de tu padre? No tienes muchas razones para reírte...
-Okay, eso ha sido un golpe bajo... Maldito. -dijo Will divertido
-Uhhh un hijo de Apolo maldiciendo...- Nico sonrió de medio lado. Will abrió los ojos como platos.
-¿Acabas de sonreir, di Angelo? Por los dioses, esto requiere fiesta.
-Solace, ¿No me dejaras pasar nada?
-Absolutamente nada.
Tras aquello, el hijo de Apolo fué a darse una ducha al baño de la enfermería. Nico se sentía extrañamente felíz. Will no lo había repudiado por ser homosexual, todo lo contrarío. Era genial, absolutamente maravilloso. Por una vez en su vida, Nico era completamente felíz. No le importaba lo que pensase el Campamento Mestizo. Solo necesitaba a Will. Nada más.
Sabía que se estaba enamorando. Y sabía lo que aquello conllevava... Había sufrido mucho con Percy, y con todo el tema de Bianca... Nico no sabía si darle otra oportunidad a Eros. Suponía que el Dios le tendría manía. Pero Will... pensó en la sonrisa del muchacho, y en sus ojos azules, como el cielo. Se notaba que era hijo de Apolo. Su cabello brillaba por si solo, y su mera presencia iluminaba las habitaciónes. Nico negó con la cabeza. No podía pensar en Will de aquella manera. El muchacho era lúz, traía vida. Nico en cambio, era la oscuridad... y traía la muerte. Pero quizá, y solo quizá, Will podía ayudarlo a salir del pozo donde se encontaba.
Will salió del baño, con el pelo mojado y sin camiseta. Nico trató de no mirarlo demasiado.
- Bueno, Solace. ¿Por qué no querías que tu padre se quedase en la cabaña de Apolo? Y no me salgas con el tema de que no hay espacio. Sé que en realidad eso no te importa. - dijo, medio en broma medio enserio. La verdad es que tenía curiosidad.
Lo que el hijo de Hades no esperaba era que su pregunta atenuase el brillo de los ojos de Will. El muchacho se sentó an la camilla de Nico, y este, al ver la tristeza de los ojos de Will, no se quejó.
-Hey... Will, si no quieres reponder no respondas.
Los labios del hijo de Apolo dibujaron una sonrisa al darse cuenta de que el italiano le había llamado por su nombre. Por primera vez.
-Nico, no es que no quiera responder. Lo que pasa es qué... es complicado. Quiero decir, yo conocía a papá, y aunque no habláramos mucho y tal, sí que había tenido contacto con él y sabía como era, pero la mayoría de la gente en mi cabaña no. No conocen a su padre, a nuestro padre. Imagina. Encima sabiendo como es él... se comportara como si fuese maravilloso y genial, pero muchos de mis hermanos y hermanas no opinan igual. Se sienten traicionados. La verdad es que yo también me he sentido así bastantes veces, pero comprendo sus razones. Y yo ya he estado con él. Será incomodo, y mucha gente lo estará pasando mal ahora mismo. Conozco a más de una persono que se lo dirá todo, y le echará en cara el haberlos abandonado. - dijo el hijo de Apolo, escondiendo su cara entre las manos.
Nico asintió, comprendiéndolo. Y en aquel momento se dio cuenta de que el hijo de Apolo también tenía sus problemas, y que no siempre estaba feliz. A fin de cuentas, era un semidiós... y los semidioses difícilmente tienen historias felices. Los hijos de Apolo y entre ellos Will, aunque casi siempre sonriesen, no eran excepción.
Will continuó hablando.
-Encima, papá estará furioso. Lo acaban de echar del Olimpo... Joder, es el Dios del sol. Después de Zeus fue el dios más influyente y venerado de todos los de la Antigüedad clásica. Es muy poderoso, debe sentirse insultado. Y ahora, lo que le faltaba sería que sus propios hijos le echaran en cara el haberlos abandonado. - Will suspiró, tratando de parecer práctico, pero no engañaba a Nico. El muchacho le puso la mano en el hombro.
-Hey, Will, no pasará nada. Como mucho, soltará alguna haiku de los suyos y les hará explotar los oídos con el Valdecinador. - aquello hizo reír a Will.- Tranquilo, tus hermanos no son idiotas... la mayoría por lo menos. Soportarán a Apolo con tranquilidad y una de vuestras brillantes sonrisas. Tu padre, encima, tendrá que acostumbrarse. Dioniso s acostumbró, después de eso...
Will sonrió, y miró a Nico. Fue en ese momento en el que el hijo den Hades se dio cuenta de que sus rostros estaban muy, muy juntos...
-Gracias... -susurró Will... y se apartó, con una traviesa sonrisa en sus labios. Nico trató de no sentirse decepcionado.
-Bueno chico muerte, hora de dormir. Ya sabes, por lo de desaparecer en las sombras. Encima, siendo hijo de Apolo, tengo sueño.
-No eres mi madre, Solace. - Will sonrió.
- Ordenes del médico. - Al italiano se le escapó una sonrisa.
Ambos se acostaron en sus respectivas camas, con una sonrisa en sus rostros.
Cuando Nico estaba a punto de quedarse dormido, Will habló.
- No creas que no me he dado cuenta, chico muerte. Me has llamado por mi nombre. Dos veces.
- Cállate, Solace.