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La respiración de ambos era pesada. El aliento de él chocaba en su cuello mientras mordía levemente aquella zona haciendola gemir. Dolía, pero también le gustaba. Ashton se separó de ella, aún sujetándola de los brazos. Miró cada detalle de ella. Andina se sentía rara y algo incómoda por la forma en que él la miraba.

Ashton sonrió al ver las mejillas de Andina algo rojizas. Sus manos bajaron a las caderas de ella, apretándola hacia él. Empezó a besar cerca de la oreja y sus dedos sacaban aquella camisa del pantalón. Un escalofrío recorrió el cuerpo de ella al sentir las manos grandes y frías de él en su abdomen.

Andina puso sus manos en los brazos de él tratándo de detenerlo. Pero fue en vano. Y eso hizo enojar un poco a Ashton.


- Te castigare si vuelves a hacer eso - gruñó.


Sus manos agarraron con firmeza la cadera de ella. Rozó sus labios con los de ella, mientras Andina se volvía loca en ese momento. Jamás le había pasado algo similar. Y ésto le estaba gustando, desgraciadamente.

Ashton paso su lengua por el labio bajo de ésta. Andina sin pensarlo, sin querer, por instinto propio y respuesta del cuerpo, abrió un poco la boca. Eso hizo que Ashton la invadiera completamente, haciéndola estremecer. El deseo crecía en ambos, y ellos sabían lo que querían.

Ashton dejó el beso por falta de respiración. La miró a los ojos y ella no tenía expresión alguna. Sino lujuria y algo veía en ellos que le decían a él que siguiera, que quería más y que no se detuviera.

Se agachó un poco y en menos de dos segundos cargaba a Andina. Hasta llegar un poco más allá de la sala dónde se encontraba la cama de aquélla habitación de hotel.

La recosto cuidadosamente en ésta y se quedó unos segundos mirándola. Ella ya no se sentía tan incómoda como antes, pues Ashton parece que le gusta mirar mucho.


- Gatita te haré sentir tan bien... -


Abrió el cierre de su pantalón bajandolo rápidamente. Sin rodeos. Andina se acomodó el pantie que se había bajado un poco al éste bajar sus pantalones bruscamente.

Puso ambas manos en las rodillas de Andina y las separo un poco. Ella estaba completamente roja, nunca había llegado a más allá con un hombre. Ésto era completamente nuevo para ella. Y le gustaba y mucho.


- Ash... - susurró.


La mano derecha de Ashton azotó entre medio de los muslos, cerca de aquella zona. Andina gritó pero rápido cerró la boca.

- ¿Quién soy? -

Mordió el lugar en donde azotó. Andina no podía dejar de ver la cabeza de Ashton metida entre sus piernas. Estaba demente. Quería más.

Al sentir la lengua cerca de sus panties arqueo la espalda. Ashton sonrió complacido con la reacción de ella. Pues no había echo nada aún y ya su pequeña estaba mojada. Lo que él no sabía era que para Andina ésto ya era mucho y que pronto llegaría.

- D-Daddy... - chillo.

Sus dedos apartaron un poco la tela de donde aquella zona estaba. Andina no pudo más y lanzó un gemido. Los dedos de Ashton rozando su entrada. Sin darse cuenta las piernas de ella ya estaban bastante apartadas. A la completa vista de su acompañante. Ashton juntó sus piernas y Andina lo miró algo confundida.

- Pequeña, alzate...no necesitas ésto - señaló las bragas.

Andina hizo lo pedido y él deslizó su pequeña tela por sus piernas. Ashton posó sus manos en las rodillas de ésta y las separó como anteriormente.

Repartió besos humedos en su muslo derecho llegando a la entrada. El olor a mujer hacía que su miembro creciera y quería follarsela en ese mismo instante.

Al llegar al labio mayor, su lengua bien mojada pasaba de arriba abajo. Andina estaba en el cielo. Su cuello echado hacia atrás cerrando los ojos con fuerza disfrutando del placer que él le estaba dando.

Su lengua recorrió cada punto débil de su clítoris. La campana completamente roja e hinchada, pasó su lengua nuevamente por ahí haciéndola jadear y temblar.
Pronto llegaría y eso era lo que él quería.

Su dedo corazón fue introducido lentamente haciendola gritar. Ashton con su mano libre azotó su muslo izquierdo.


- No grites gatita, haz caso -


Él no quería que ella viniera tan pronto. Apenas éste era el principio y quería que ella enserio lo disfrutara. El placer que él le puede brindar a ella. Como ella algún día se lo pueda brindar a él.

Andina apretaba las sábanas de la cama conteniendo sus gritos. Cada vez que Ashton sacaba y metía el dedo corazón ella quería gritar más fuerte.

- Daddy m-más - trataba de contener sus gemidos. Pero no podía.


Ashton sonrió y pasó su lengua por encima de su dedo en el que está introducido en ella. El dedo índice comenzaba a entrar también.

Las piernas de Andina temblaban a más no poder. Iva a correrse en cualquier momento.


- Eso es nena... te gusta que daddy  te coma toda ¿cierto?


La voz de él hacía que Andina se exitara más. Era como una melodía sexual. O así ella lo escuchaba en estos momentos.

Al introducir sus dos dedos completamente, Andina no pudo más. Sus piernas temblaban y la excitación estaba al punte de su cabeza.

- ¡¡DADDY!! - gritó.


Ashton sonrió satisfecho y comenzó a masajear su erección por encima del pantalón. Que mucha molestia le causaba.

El líquido de ella bajaba por sus dedos y parte de su muslo. Ashton lamio cada parte mojada y eso hizo que Andina se corriera otravez.


- Gatita mirame - ordenó.


Andina bajo la mirada algo agitada. Su pecho subía y bajaba como si hubiera corrido medio maratón.

Al encontrarse con sus ojos algo en su interior estalló. Quería que se volviera a repetir. Quería ser suya. Completamente suya. Él era su daddy.


- Eso es pequeña...te has portado excelente -


Posó su cuerpo encima del de ella. Besó su cuello y miró sus ojos.


- Te quiero para mí... - susurró en sus labios.


Andina estaba perdida en su voz. Sus labios. El sabor de éstos. Todo. Su olor. Completamente perdida.

 





...

smoothie afiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora