28

988 57 7
                                    
















Despúes de casi un año. Los padres de Andina se decidieron a aparecer en su trabajo de ''periodista''. Pero Andina ya no trabajaba ahí. Desde hace mucho tiempo. Y eso no va a hacer a los padres de ella muy contestos por tal desición. Éstas son las consecuencias que ella temía. Pero aún así lo hizo, no le importó. Es su vida y hace lo que quiera con ella, y más por alguien que vale la pena hacerlo.





Sus padres al regresar de sus vacaciones permanentes, llamaron al cuarto de hotel donde Andina se quedaba. Pero extrañamente, ninguna Andina Sullivan había estado ahí en tres meses. Y más. Una pareja de hombres celebraban su luna de miel, y lo único en lo que los padres pensaban era dónde rayos se había metido su hija tan cínica de ideas muy imaginarias. Esta solo era de las muchas razones por la cúal la dejaron en manos de la compañía de periodismo. Para que abriera su mente y abriera los ojos. Pero ahora se fue muy lejos y ni siquiera se digno de decirle a sus padres a donde fue. Andina podría ser adulta, pero estaba en problemas.


















- ¿Princesa?... - la llamaba pero no había rastro de ella por la habitación.

Algo adormilado, bostezó pesadamente y se quitó su camisa. Esa con la que durmió anoche por reclamos de Andina, quién decía que su piel estaba helada.

Salió de su cuarto y se dirigió a la cocina, para encontrarse con una Andina haciendo un tipo de masa, que dice él que son para panqueques.

Ella estaba muy concentrada como para darse cuenta de quién podría estar atrás de ella. Pero al sentir esas manos en su cintura, levantando el material de su camisa para rozar su piel...Ashton sabía como volverla pedacitos de nada.

- Buenos Días - depositó un beso sonoro en su mejilla.

- Hola... - trataba de ocultar su sonrisa para no parecer muy entusiasmada por su detalle pero era imposible.

- ¿Qué cocinas? - preguntó no muy interesado mientras dejaba un beso en el cuello de Andina.

- Ve a ducharte, estás sudado y tu aliento puede servir para matar moscas sabías? - trataba de sonar severa y seria pero esa sonrisa la delataba.

Ashton le dio vuelta haciendo que ella dejara caer la cuchara al suelo y cuando Ashton estuvo apunto de comerla a besos no deseados por parte de ella, un toque en la puerta los saco desprevenidos.

- ¿Quién rayos viene a esta hora?...sólo son las...-miró el pequeño reloj de la mesa- diez de la mañana? Tienen que estar bromeando -

Andina frunció el seño, pues quién buscaría a Ashton a estar horas, casi nadie tocaba la puerta allí. A menos que sea Michael quien olvida las llaves de vez en cuando. Pero Mike aún estaba durmiendo y claramente no era él.

Se asomó por la cocina a ver a Ashton abrir la puerta. Un señor de mayoría de edad, cabello blanco y dientes oscuros con carta en mano.

- ¿Señorita Sullivan? - dijo él dudoso y Ashton lo miraba algo burlón.

- Querrás decir Señora Sullivan futura Irwin abuelo - el señor lo miraba enojado apunto de marcharse pero Andina se acercó lo más rápido posible a la puerta y empujar a Ashton hacia algún lado de la sala.

- Discúlpelo...aveces puede ser un idiota - miró a Ashton de reojo quién sonreía cínicamente.

- ¿Usted es la... -miró la dirección de la carta- señora Sullivan? -

Andina asintió y él le aventó la carta. Se fue sin decir algo más y ella cerró la puerta algo dudosa. Y preocupada. Nadie escribía cartas allí y menos para ella. A no ser...

- Y dime 'Señorita Sullivan'... ¿De qué es la carta? - dice él sacándola de sus pensamientos.

- No lo sé pero lo averiguaremos ahora -

Cuando esta apunto de abrir la carta, los bostezos de Michael se escuchan por todo el lugar. Se había levantado y ahora decidió hacer regueros en la cocina...más de lo que había.

- ¿Qué rayos sucedió ahora? - dijo cuando entró a la cocina.

- ¿Acaso tienen algún fetiche con los panqueques? Joder, ustedes tienen sexo en todos lados -

Andina se tapó la boca para no estallar en risas y Ashton rodó los ojos dirigiéndose a la cocina.


- No tuvimos sexo, aunque sería una buena idea - antes de que dijera algo más sintió como la arta de Andina rozaba su piel a lo que se suponía que dolería.

- Cállense los dos, estoy tratando de saber que dice esta carta -

- ¿Quién la envió? - preguntó Mike.

- No lo sé y quiero saber...sólo si ustedes se callaran de una vez -

Ambos chicos se quedaron callados y esperaron a que ella abriera el sobre. Un papel poco más largo de lo normal, fue abierto por los dedos de Andina. Entonces maldijo por lo bajo y ellos fruncieron el seño.

- ¿Y? ¿Qué es? - Ashton estaba impaciente.

- Pero...no puede ser... - decía mientras leía cada una de las letras en esa carta.

Mike se sentó en el sillón mirando algo confundido a Ashton.

- Maldita sea Andina - le quitó la carta y la leyó él mismo.

- Mis padres me están buscando Ashton. Mis padres saben que estoy aquí. Y también saben sobre ti -

Ashton la miró algo confundido. ¿Acaso eso era algo malo? Andina nunca hablaba de sus padres y él tenía miedo de hacerla sentir mal con algún comentario, pero ahora sabía que nada les había pasado y ahora Andina le dice esto.

- ¿No pueden saberlo por... -

- No es eso Ash. No entenderás. Mierda, esto es una mierda. Mis padres me obligaron a ser peridodista y no sólo eso. Casi me hacen estar con un chico que ni conocía -

Lo demás no le dio tanta importancia excepto lo último. La idea de alguien mas tocando a su chica forzadamente le hervía la sangre. Antes de que pudiera decir algo más, Michael sonrío algo divertido con la situación y Andina ya se dio cuenta de la vena inchada en su frente. Y sabía que él estaba molesto...muy molesto.

- Tus padres no saben qué renunciaste y tampoco saben que te fuiste a vivir con un vago osea yo - ella asentía a cada palabra que él decía y entonces entendió.

Los padres de Andina son esos los que todo es dinero y harían cualquier cosa por conseguirlo. Pero no sólo eso, sino que son capaces de venderle el amor de su hija a cualquiera . Y no exactamente a cualquiera. Sino a alguien con poder. Pero eso sólo era parte de lo que entendía. Andina no le ha dicho del todo sobre su vida pasada y ahora él estaba muy curioso.









Seamos felices en la pobreza. Dejemos el dinero a la gente falsa, para que puedan comprarse su motivo de felicidad. Seamos tú y yo. Yo y tú. Siempre.

smoothie afiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora