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- ¿Hablas en serio? - preguntó sorprendida.

- Mierda sí. Trabajo en KFC -

Trataba de aguantar la risa, pero no pudo y se ahogó con su propia saliva.

- No te burles pequeña, no es grasioso - la señaló.

Aún así ella seguía en un mar de risas. ¿Ashton trabajando en un lugar de comida rápida? Eso es mucho y más para un chico cómo él. A la verdad que ese chico a cada rato la sorprendía con algo nuevo.

- ¿Porqué decidiste dejar la escuela? Digo...sé que apesta pero -

Andina bebía de su vaso, mientras escuchaba atenta a la respuesta de Ash. Él no dejaba de rodar los ojos, pues odiaba hablar de su vida personal, pero decírselo a ella era una excepción.

- Simplemente lo que necesito ellos no me lo pueden dar - la miró fijo.

Ella confundida, echó la cabeza a un lado tratando de entender.

- ¿Y qué es eso que necesitas? -

Se estiró en su asiento, poniéndose más cómodo. Sus ojos vagaron hacia la nada y negó. Cuando estuvo apunto de decir algo, llegó la mesera a retirar los vasos vacíos.

- ¿Se les puede ofrecer algo más? - sacó su libreta por si ellos pedían otra orden.

- Andina ¿Quieres algo más? -

Ella lo miró y luego a la mujer.

- No, gracias - la mujer sonrió y sacó un recibo de su bolsillo para dárselo a Ashton.












(...)










Mientras Ashton manejaba, Andina no dejaba de morderse las uñas. Estaba nerviosa, pero no sabía exactamente porque. No sabía si era porque él estaba junto a ella de verdad, o porque tal vez está esperando mucho y puede salir desilusionada.

Sintió algo en su rodilla bastante cálido y al mirar, la mano de Ashton descansaba encima de su rodilla. Sonrió inconscientemente y no notó el rubor de sus mejillas. Pero él sí lo notó.

- Eres tan hermosa - dijo de repente.

Ella tímida trató de ocultar su rostro bajando la cabeza, pero no servía. Estaba vestida como un desastre, parecía un chico en éstos momentos. Su cabello enmarañado debido al viento, y las puntas un poco abiertas por lo maltratado que llevaba de tantas veces secarselo.

- Andina, te voy a hacer una pregunta -

Asintió ésta vez mirándolo.

- ¿Quieres vivir conmigo? -

- Uh... -

Estaba muda. Acaba de preguntarle si quería vivir con él. Esa era la idea más loca en la historia de la historia. ¿Cómo diablos se atrevería a irse con él? Vive muy lejos, probablemente tendría que dejar su trabajo, y eso no era posible. A ella le gustaba su trabajo.

- Tengo un pequeño apartamento, es pequeño pero perfecto para los dos. Estoy guardando dinero para rentar uno más grande -

Era bonito pensar en lo entusiasmado que suena Ashton. Pero no se podía. Simplemente no. Andina no podía dejar todo atrás. Y menos por un muchacho, eso se vería bastante mal ante sus padres o para alguien más. Muy mal. Además ¿qué dirían sus amigos, o sus compañeros de trabajo? Ella no puede dejar su poco éxito en la borda. Algo muy dentro de ella sí quería aceptar, pero la cabeza le decía muchas cosas, su consciencia no la dejaba quieta.

- Yo...suena genial pero...no puedo. No puedo Ash. Lo siento -

Esas palabras fueron suficientes para poner grietas en los sentimientos de él.

- ¿Porqué? Sólo tienes que tomar tus cosas y irte a mi lugar, es todo. Simple -

Sonaba simple cómo él lo decía. Pero no era así. No era tan fácil.

- ¿Qué hay de mi departamento? ¿Y mi trabajo? No lo puedo dejar todo así, fácilmente -

- Entiendo, pero quiero tenerte cerca, no puedo viajar cada día hasta acá para verte -

No podía creerlo.

- Nadie te obligó viajar hasta acá. Y no Ashton, no voy a dejar todo mi duro trabajo y todas mis cosas sólo por caprichos tuyos. ¿Entiendes? Tengo una vida, y no la dejaré por ti - eso último dolió. Pero Andina estaba muy molesta como para realizarlo.

Tuvo que estacionarse al lado de la carretera para poder seguir "hablando" con ella. Que más bien ahora es una discusión.

- Andina, no quiero que pienses eso...Dios no. Quise decir...joder -

No sabía que decir.

- Escucha, puedes quedarte en casa, a mi no me molesta, quiero llegar y cuando abra la puerta saber que estás ahí. Conmigo -

- Cuando lo dices suena así de fácil y todo pero...no es tan simple. Tienes que entender que he trabajado muy duro para conseguir y llegar en dónde estoy ahora. Si no hubiera hecho todo lo que hice, no hubiera ido a ese hotel y nunca te hubiera conocido. Tienes que entender Ashton, no es que no quiera, es que no puedo -

Estaba enojado, tan enojado y furioso, que sus manos estaban blancas de tanta presión en la que sostiene el guíe. Sólo quería estar lo más cerca posible a ella.

- Tú no entiendes que yo quiero tenerte para mi, y ahora que te tengo no dejaré que te alejes. No otra vez -

- Ashton, esto no es un maldito juego -

- No estoy jugando. Me molesta que no quieras entenderme a mi, no es justo -

- Esto es increíble. Eres un jodio egoísta. Piensas sólo en ti ¿Qué hay de mi? -

Puso ambas manos en su rostro sin poder creer lo que Ashton decía. Sin duda era un egoísta de primera.

En el lado de Ashton, él sólo quería tenerla en casa. Para él. Sentirse querido por ella. Pero Andina no entendía. Ashton quiere luchar por algo, tener una razón para algo. Una razón para seguir adelante. La rutina de irse los fines de semana a beber con Michael ya eran aburridas. Tal vez se arrepentía un poco por dejar la escuela.

Ashton quería tener una razón para hacer algo que valiera la pena. Andina valía la pena. Por eso quiso llevársela con él. No pensaba en comprar ningún apartamento grande, pensaba que se quedaría ahí hasta quién sabe cuanto. Y ahora estaba herido por escuchar a Andina negándose.

- Dije que no, y no es no -

- Bien -

Ashton volvió a arrancar el auto, para llegar a la casa de Andina. Ahora tenía que pensar en cómo haría para verla más seguido. Si pensaba que él la dejaría, estaba muy mal. Jamás.





(...)





Al llegar al departamento, ambos se bajan y se adentran al lugar.
Andina fue a la cocina para buscar algo y Ashton se inmutó a ver el lugar y sentarse en el sillón.

- ¿Quieres algo? - ofrece en voz alta.

- No, estoy bien. Aunque lo único que quiero ahora mismo es a ti -

Ni en momentos de tensión, Ashton no paraba con sus bromas. Pero no era broma.

smoothie afiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora