15

1.7K 85 4
                                    



El aire de aquél pasillo se mezclaba con el café moca de todas las mañanas. Andina Sullivan estaba devuelta a su ciudad de residencia y ya se encontraba en el edificio dónde trabaja.

Con su camisa blanca de botones, un poco grande para ella, su falda hasta un poco más arriba de sus rodillas, y sus tacones bajos, entró al área de trabajo donde parecía un canal de abejas dónde sus compañeros producían la miel.

Todos de aquí para allá con papeles en mano, teléfonos celulares, apuntes, bolígrafos, etc. En resumen todos aquí tenían algo que hacer y al igual que ella estaban muy ocupados actualizando entrevistas de último momento, investigaciónes, y noticias "interesantes" para el periódico.

Éstos eran los días de Andina, su rutina diaria...antes de ir a aquél hotel. Con un suspiro, miró a los lados y fue hacia su oficina.

Cuando está apunto de girar la perilla, alguien la toma del hombro haciéndola voltear. Por un mini-segundo su corazón comenzó a latir en cámara lenta, y todo fue rápido, pero en su cabeza todo fue como una película de suspenso. Esa mitad de segundo fue suficiente para que su cabeza la alarmara de que Ashton solía hacer eso cuando ella estaba despistada y que ahora se encontraba aquí para buscarla.

Al encontrarse con ojos oscuros quién solo una persona en todo el edificio podía mirarte así, su jefe...Martín cuyo apellido es muy difícil de aprender, con una sonrisa le da la bienvenida de vuelta a Andina.

- Andina! No crees que cuatro meses es mucho? Ya a la semana mis muchachos preguntaban por ti - carcajeó.

Ella asintió y sonrió. Los 'muchachos' a los que él decía, eran sus hijos. Pues Martín su jefe era divorciado y cada jueves le tocaba la custodia de sus hijos y pues como trabaja mucho, Andina se quedaba en su oficina cuidándolos. Algo que ella decidió ofrecerse ya que su jefe era una buena persona y de verdad da el cien por ciento por sus hijos. Una que otra vez le daba una manita para ayudarlo.

- ¿Quién cuidó a sus niños ese tiempo ? -

- Bueno, Carlotta se ofreció pero ya sabes lo que pasa y...tuve que decirle que no -

Andina sabía perfectamente en lo que Carlotta se convertía a la hora de cuidar niños y ella no era la persona más paciente del mundo. Siempre terminaba un desastre la oficina y ¿quièn terminaba limpiando el resto? Ya sabes.

- Hablando de Carlotta um, su turno es a las... - miró su reloj de mano y acomodó su corbata.

- Sesupone que esté aquí pronto, bueno...tengo una reunión con los Cosbis, tengo que irme - se da vuelta y luego se detiene cómo si hubiese olvidado algo.

- Ah y otra cosa, me alegra verte Andina, sorprendeme - la señala con el dedo índice y algunas personas desde su oficina ven la escena.

Ella roda los ojos y entra a su oficina. Cierra la puerta a sus espaldas y con lentitud mira el espacio.

Todo está como lo había dejado y el polvo es bastante notable. Excepto por unos cajones que estaban medio abiertos que probablemente fue Carlotta quien rebuscó en ellos. Comenzaba a extrañar su presencia y negó con la cabeza al recordar la vez que arramo su frappuchino en una de las entrevistas más importantes del edificio quién Martín fue bien específico al decirle que era muy importante y que el edificio dependía de ello. Pero Carlotta estaba muy confiada en que todo saldría bien y solo causó un desastre. 'Sólo' por suerte logró que fuéramos número uno en las empresas de alta calidad. Aveces Andina se preguntaba como Carlotta hizo para que no la despidieran.

smoothie afiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora