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- Andina Rivera Sullivan - decían aquellas bocinas grandes del lugar.



Se sintió tan pequeña. Ese era su momento de brillar, en cambio se sentía como la piedra más diminuta del mundo, solo que esta vez todos le miraban a ella. Con papeles en mano, se paró alfrente de alrededor de trescientas personas a presentar su investigación y entrevista. Sus manos temblaban, mientras miraba su papel. No se atrevía a mirar al público que esperaba por ella. Con un respiro se presentó y todos aplaudieron. Eso la hizo sentir un poco mejor, pero aún así seguía temblando.



Las imágenes pasaban una a una, lentamente, y ella hablaba sobre ellas y cada una de las funciones de un periódico perfectamente hecho. Su éxito en definitiva llegaría lejos con esa cena. Pero no todo estaba bien para ella. La gente la saludaba, con un apretón de mano y sonrisas por todas partes. Todos querían conocer a la chica tan joven que se ha convertido en una de las manejadoras del edificio JOTA. Todos querían que fuera ella quien apareciera como entrevistadora en el canal de televisión. Pero Andina no se veía como una entrevistadora de esas de la televisión, ella quería seguir escribiendo, porque le gustaba mas, pero las cosas no son como queremos muchas veces...y ésta era una de esas veces.


Una chica de 22 años que parecía de 16. Loco no? Todos estaban atónitos al saber su verdadera edad. Tenían esperanza de que fuera menor para que pueda ser un ejemplo a la juventud, pero no.


Para Andina, nada nuevo ha ocurrido en su vida. Ahora lo único que hace es contar los días que está sin Ashton o cuántas veces él la llama y todas las veces que ella lo rechaza. No entiende porque si no quiere responderle, quiere que esté ahí. Quiere algo más.


Fueron esos momentos en los que ella quiso crecer...no toleraba el hecho de que siguiera pensando en Ashton cuando ya le había dicho a él que no lo quería.


Mientras ella se preparaba para irse, se acercaron unas niñas un poco pequeñas, de algunos 9 o 10 años. Les sonrió amablemente para que ellas prosiguieran con su charla.


- Hola... - dice la de cabello claro.

- Hola pequeñas ¿qué les trae por aquí? -

- Queremos hacerte una pregunta - dice la castaña.

Ellas ríen y tapan sus bocas y Andina sonrió por lo tiernas que eran las niñas.


- ¿Es cierto que vives en un residencial? - fruncio el seño.

¿Acaso éstas niñas saben lo que es un residencial? O...

- No, no vivo en un residencial, ¿ustedes saben lo que es eso?... -


Las niñas negaron y señalaron a la mamá en la otra esquina del lugar sonriendo y hablando con personas de su clase.


- No, pero mi mami lo dijo y quería saber que es eso -

- Pues porque no le preguntas - la chica castaña negó y la del cabello claro me miró.

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