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Completamente mía





¿Qué se supone que las personas hacen cuando están en una situación así? No todo es como las películas, donde el chico se confiesa, se besan y viven felices para siempre. No, esto no tenía nombre. Ashton dijo lo que no se puede...lo prohibido. O así Andina lo describía. El chico que la atormentaba y le hacía sentir cosas alfin pudo hacer lo correcto. Sin embargo, Andina no dejaba de pensar en otras cosas. ¿Cómo Ashton había conseguido su dirección?

Todo había pasado tan lento pero tan rápido en aquella oficina. Genial. Ahora si pasaba algo, su oficina era un recuerdo más. Andina ya estaba sobrepensando las cosas y estaba algo segura de que muchas saldrían mal dejándolos a ambos decepcionados.

Ahora en aquella cafetería, solo un par de ojos estaban en ella. Y esos eran los color hazel de Ashton. Y así lo querría él, ser el único.

- ¿Porqué escogiste una cafetería? Odio el café - se cruzó de brazos.

- ¿Tengo cara de que vivo aquí? No - se estiró en su asiento abriendo más las piernas.

- De tantos lugares que hay en ésta ciudad y tenía que ser presisamente un cafe - negó con la cabeza, en desapruebo.

- Deja de estar quejándote, por lo menos aquí venden esos batidos que tanto te gustan, solo por eso vine aquí...y lo dice al frente bien grande B-a-t-i-d-o-s - señaló el ventanal y afuera se encontraba un letrero no tan grande pero suficientemente grande para leer a distancia.

- La verdad es que no odio tanto el café...solo aveces - cogió el menú de la mesa entretenida con los platos.

- Entonces ¿Para qué haces tanto drama por un maldito café? -

- No estoy haciendo drama por un maldito café -

- No digas eso -

- ¿Qué no diga qué? -

- Maldito -

- ¿Quién? - miró a los lados.

Ashton puso sus manos en su rostro frustrado. Negó con la cabeza y quitó el menú de las manos de ella.

- No quiero que hables malo por esa boca, es lo único que te voy a pedir - la miró serio, pero Andina tenía una sonrisa sarcástica y llena de diversión.

- ¿Lo único? ¿Estás seguro? -

Ashton rodó los ojos, y antes de que pudiera responder, la mesera llegaba con un papel en mano lista para tomar su orden.

Andina se quedó callada leyendo las variedades de batidos, y decidió pedir uno de fresa.

- Siempre pides lo mismo ¿Para qué lees el menú? - la mesera se retira y Ashton se queda mirando a Andina.

- Leo el menú porque me gusta ver cuántos sabores hay -

Ash negó y sonrió. Ella podía ser la cosa más pequeña e insignificante de éste mundo, pero para él; era lo más grande de su mundo.

- Um... -

- ¿Qué? -

En el punto de vista de él, Andina parecía agobiada consigo misma. Sabía que le preguntaría en cualquier momento de dónde viene.

- Ashton tú...¿Cómo me encontrastes? Y no mientas - advirtió con la mirada.

Estaba jodido. Andina pensaría que era un loco. Bueno, ya pensaba eso pero ahora la conversación terminaría en algo feo. No quiere hablar de dónde viene ni cuánto tuvo que tardar para encontrarla.

- Seamos felices ahora que estamos juntos - trató de tomar las manos de ella pero las había apartado en el acto.

- No seas ridículo -

- Bien... -

Era ahora o nunca. Si quería tener a Andina junto a él, debía decirle. No importa que.

- Michael conocía a alguien de tu trabajo y le preguntamos -

Andina fruncio el seño confundida. Aún no entendía la versión de Ashton.

- Pero....¿Cómo sabías que era en ese edificio?

- No lo sabía, fue idea de Michael. Él decía que estuvo con una periodista y que tal vez tendría suerte - y era cierto. Tuvo suerte.

- Fue Carla -

Claro. Todo cobraba sentido ahora. Cuando aquél día Carla había llamado y preguntado donde vivía, para "visitarla" pero nunca la visitó. Era obvio, fue ella.

- No me acuerdo cómo se llamaba, pero Carla suena parecido - bebió un sorbo del vaso de agua.

- Um...y bueno ¿Cuánto tuvistes que viajar hasta acá? -

Aquí empieza.

- 4 días - sonríe.

- ¿Tan lejos vives? -

- No quiero hablar de eso, hablemos de Andina Rivera Sullivan. La chica periodista que sale con un chico caliente - le guiña.

- Y volvemos de nuevo -















n/a odie éste cap más q mi vida

smoothie afiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora