Ana.
- Marcos, ¿Me podrías decir la ubicación de la casa? - Cerrando la puerta, me acomodé en el asiento y ajustando mi cinturón, revisé a Ed.
- Está ubicado en el barrio Mayfair, por lo que sé. - Observándome por el espejo retrovisor, hice una mueca de confusión y asombro a la vez. - ¿Sucede algo?
- No, sólo que conozco el barrio...
Él asintiendo, siguió manejando sobre la calle húmeda y fría; era mi primer día en Londres y el clima, prácticamente, lo había arruinado.
- Hemos llegado... - Anunció. - Bajaré las cosas y luego, te mostraré el sistema de seguridad que instalé.
- Bien, muchas gracias. - Girando mi rostro hacia Ed, desabroché el pequeño cinturón que protegía su frágil cuerpo y lo tomé entre mis brazos. Removiéndose, lo mecí hasta que volvió a caer en un profundo sueño. - Me saliste bastante dormilón, Edward.
- Diana, ¿estás lista? - Asintiendo lo seguí hacia la entrada. - Bien... Mañana, quitaré las cerraduras e instalaré un comando que funciona mediante las huellas digitales y el ingreso de una clave.
- Eso suena... Abrumador. - Frunciendo el ceño, permití que continuara.
- La clave la compartiremos ambos y lo demás, vamos a configurar más tarde. - Girando la llave, entré a la sala de estar. Suspirando, me di cuenta, que la decoración había cambiado y bastante. - Bastante varonil, me gusta.
- A mí, no. - Haciendo una mueca, hice que riera. No sabía cuanto significaba ésta casa para mí.
- Por cierto, me olvidé de comentarte, que he colocando una barrera de madera, alrededor de la piscina, por si Ed llegara a asomarse.
Que considerado, pensé.
- Muchas gracias, en un gran gesto de tu parte.
- Mas bien, de Jace. - Sonriendo, salí al balcón, divisando la hermosa vista que tanto había extrañado.
- Pareciera que ayer, estuve aquí.
- ¿Has vivido, en ésta casa, anteriormente?
- Sí, con mi prometido.
- Supongo que él es el padre de tu hijo. - Encogiéndose de hombros, trató de restarle importancia.
- Sí, lo es. - Frunciendo el ceño por un momento, pensé en las razones por las cuales, Harry había decidido alquilar éste lugar. - ¿Cómo conseguiste alquilar éste lugar?
- Fue pura casualidad, obra del destino.
¿Sarcasmo? ¿Ironía? ¡Esto no podía ser obra del destino!
- Bien, iré a recostar a Ed.
- Ok, estaré en la sala con los demás guardias.
Subiendo los peldaños de madera, me paralicé al llegar al pasillo; muchos recuerdos volvían a mi mente y todos, junto a Harry.
- Es imposible no pensar en él... - Caminando hacia la habitación que habíamos compartido, deposité en el medio de cama a Ed y colocando algunas almohadas a su alrededor, me senté en el borde de la misma. - ¿Por qué alquilaría? Todavía no lo entiendo...
Buscando mi maleta, lo subí sin mucho esfuerzo; abriéndola, tomé algunas prendas y me dirigí al armario. Corriendo las puertas, me encontré con gran parte de su ropa.
- Que raro. - Dejando mi ropa sobre la cama, me acerqué hacia las suyas. - Esto está mal... - Negando con mi cabeza, reprimí las ganas de tomar una de sus camisas y oler su fragancia.
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Matchpoint. (Harry Styles)
Teen FictionUn disparo era lo único que se necesitaba para crear este espacio entre los dos. La pregunta es, ¿Quién será el primero en decir adiós?