Harry
- Tú puedes... Tú puedes-. Me repetí tratando de que mis nervios no se desborden de mi cabeza. Hoy era la semifinal y necesitaba poner toda mi concentración en ello pero encontraba el rostro de Diana en cada rincón de mi mente. ¿La volvería a ver pronto? ¿La volvería a tener nuevamente en mis brazos para decirle cuánto la amaba? Era imposible no extrañarla cuando tenía un gran hoyo en mi pecho a causa de que mi corazón partió hace mucho tiempo para encontrarla en medio de esta oscuridad que nos vuelve ciego y nos hace perder la razón.
- Ya está todo listo. Es hora de salir a la cancha y...-. Deteniéndose, Nick observó mis inexpresivos ojos y por más que el moretón estaba disimulado con maquillaje era lo único que lograba contrarrestar con mi piel pálida y mis labios resquebrajados.- Sé que no debería preguntártelo pero... ¿Estás bien?-.- No, pero haré lo posible para dar lo mejor de mí-. Dándole un poco de tranquilidad, me levanté para tomar mis cosas e ingresar a la cancha. Era hora de enfrentar la realidad y no podía comportarme como un cobarde frente a un juego que sí podía ganar a diferencia de la vida que a veces nos dejaba ganar y a veces nos obligaba a perder.
Diana
Acariciando mi vientre abultado e inquieto, permanecí un rato más en la cama, pese a la hora que marcaba el reloj. Todavía seguía conmocionada por lo que había contado. ¿Quién iba a imaginar que ella iba a terminar muriendo de esa manera y que Erick tuviera la total culpabilidad de los hechos? Removiéndome un poco, pensé en Jace y en el peso que tuvo injustamente que aguantar durante estos años. ¿Acaso no era demasiado que perdiera a su esposa? Erick cuando se lo proponía podía hacer un verdadero infierno de tu vida.
Escuchando un golpe suave en la puerta de entrada de mi habitación, detuvo mis pensamientos para prestar atención.
- Adelante-. Dije una vez que logré calmar mis latidos desbocados por el repentino temor de saber que podía ser Erick.
- ¿Todavía sigues acostada? No pensé que fueras tan perezosa-. Regalándome una reluciente sonrisa, le devolví el gesto pero un poco más apaciguado. ¿Pasaba algo para que ella estuviese tan alegre?
- ¿Sucede algo para que estés tan feliz?-.- Sí, ¡vamos a salir al jardín para tener un pequeño picnic!-. Exclamó, haciendo que mi confusión aumentara.
- ¿A un jardín? Pero... ¿Cómo vamos a salir? No creo que Erick lo quiera-.
- Aunque te sorprenda, él me pidió que lo hiciera ya que le haría bien al bebé y además, no hay que ir muy lejos cuando tenemos uno aquí. Además, desde que llegaste no has tomado vitamina D y tu piel lo necesita-. Mirando mis brazos, los encontré pálidos y lleno de azules venas que resaltaban más a causa de esto.
- Tienes razón, necesito un poco de sol-. Acomodándome la remera sobre mi vientre que cada vez pesaba más, me levanté y la seguí temerosamente ya que nunca me habían permitir salir de esas cuatro paredes que delimitaban mi poca libertad.- ¿Queda lejos? Porque esta panza cada vez pesa más-. Haciendo una mueca burlesca, ella rió suavemente antes de abrir una puerta y permitir que salgamos al exterior.
- Bienvenida a mi pequeño y provisorio jardín-. Dejándome entrar, me asombré al ver un montón de plantas que en la mayoría de los casos tenían flores.- Pese a que no es el lugar adecuado para ellas, sobreviven-. Tomando un comando, presionó un botón para que el techo de cristal comenzara a abrirse lentamente y permitiera así que los primeros rayos del sol tocaran mi piel.
- Es muy hermoso lo que has hecho-. Acercándome a una rosa, olisqué la fragancia que sus pétalos desprendían.- Gracias por traerme aquí-. Dije, en cuanto la alegría invadió mi organismo ya que desde que Erick me trajo aquí contra mi voluntad, estuve encerrada en una habitación que solo tenía una ventana rejada que daba hacia otra pared. Sin dudas, una pintoresca vista, ¿no?
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Matchpoint. (Harry Styles)
Teen FictionUn disparo era lo único que se necesitaba para crear este espacio entre los dos. La pregunta es, ¿Quién será el primero en decir adiós?