1x05: La muerte nos acecha

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Día 4

Partimos muy en la mañana, para llegar más luego, y para encontrar comida en un supermercado, se nos acababan nuestras guarniciones.

El supermercado más cercano se encontraba aproximadamente a unos 40 kilómetros de donde nos encontramos.

Lo único que teníamos eran unas pocas cajas de leche, unos panes vacíos y duros y las mamaderas con 2 tarros de leche y 20 pañales para los dos bebés.

Buscamos en las casas de ese vecindario, pero no encontrabamos nada, sólo caminantes, los que no fueron difíciles de matar, creó que estamos mejorando y acostumbrandonos; y eso me asusta un poco, y no había en las casas nada más que latas vacías.

-Nada- dijo mi tía Carolina- ¿Y ustedes?

-Tampoco- dijo mi mamá y mi papá-.

Matías todavía tenía depresión, por la pérdida de sus familiares, así que no salía y se quedó cuidando a los bebés con Fernando, los bebés rápidamente se habían encariñados con ellos.

-Abuela,- le dije- vienen muchos caminantes por allá, así que prepárate.

Los exterminamos rápidamente y sin mayor problema.

Nosotros cuidábamos el perímetro, mientras revisaban las casas.

Mi abuela era la personas más tierna conmigo, había cambiado mucho desde que todo esto había empezado, se hizo más ágil y más rápida, con más vitalidad, a pesar de tener ya 60 años, pero nunca cambió su cariño.

Nunca les tuvo mucho miedo a "esas cosas" como le gustaba llamarles, y por eso rápidamente, también, aprendió a disparar, incluso mejor que yo.

Luego de un largo día, ya nos faltaban tan sólo 10 kilómetros para llegar al supermercado más próximo.

Al atardecer, nos tomamos un momento para descansar todos en una plaza, al frente de dónde nos encontrabamos.

-Puede que no sea tan difícil si trabajamos en grupo- dije-.

-Ojalá tengas razón y tengamos una vida tranquila alguna vez- dijo mi abuela.

-¡Ahhhhh!

Era mi tía gritando, unos hombres la tenían por el cuello, arrodillada, junto a dos personas más, una chica de 17 años aproximadamente y un adulto.

Habían tres hombres por detrás apuntándoles con armas y cuchillos-navaja.

Yo me di la vuelta, mire hacia atrás y vi a mi prima Agustina, de 3 años, caminando directo a unos caminantes que se les acercaban.

La muerte nos acecha...

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