Ƹ̴Ӂ̴Ʒ Capítulo { 17 } Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
Oliver
Aún sostenía el cuchillo pero no estaba loco. Toda esa escena que había montado para comprobar si Birdy le guardaba secretos había resultado. Sabía que si no lo hacía de esa forma, actuando y llevándola hasta un extremo, ella no le diría nada.
—¿Cuándo...? —comenzó a decir. Tragó saliva—. ¿Cuándo pensabas decirme esto?
—Oliver...
—No. ¿Siquiera pensaste en alguna vez decírmelo? —sostuvo su mirada fija en ella, se sentía decepcionado.
—Oliver, entrégame la cuchilla y me iré de aquí —dijo Martín al verlos pelear—. No quiero estar en medio de ustedes, hacen que me enferme con sólo escucharlos.
Lo miró de reojo y avanzó hacia el joven de cabello extraño sólo para entregarle el objeto y que este de una vez por todas los dejara solos. Cuando se la dio, Martín atravesó la puerta de la sala pero en ningún momento despegó su mirada de Birdy hasta que se fue.
Eran demasiados sentimientos en pocas horas. Si las fotos de su futuro con Birdy ya no estaban y las de ella con Martín permanecían, ¿eso quería decir que todo había sido en vano? ¿Ronan... Sus dos hijos habían desaparecido también?
El chico albino se aproximó hacia Birdy y tomó sus manos con cariño. Sus hombros le pesaban, quería gritarles y decirles que se rendía, que construyeran una vida juntos como quisieran; pero cuando se trataba de ella, de esa chica que tanto quería, su mente no le dejaba elegir una opción tan fácil como esa.
Al acercarse, la notó temerosa.
—¿Ahora me tienes miedo? —le preguntó en susurros.
—¿Quieres la verdad?
—Sí.
—Tengo miedo.
—¿Me quieres? —preguntó esta vez Birdy tocando los dedos del chico de ojos rojos.
—¿La verdad?
Birdy asintió. Oliver besó su frente y tras soltar un suspiro, rodeó el cuerpo de la joven con sus brazos. Se quedaron de esa forma por unos minutos hasta que él apoyó la palma de sus manos en las mejillas de Birdy.
—Si no tenemos un futuro, lo único que nos queda es escribirlo juntos —le propuso con una leve sonrisa.
—No es tan fácil...
—Lo es. Préstame tu celular.
—¿Para qué lo quieres? —Birdy se lo dio, dudando de las intenciones de Oliver. Sin embargo, éste apretó el ícono de una cámara en la pantalla y colocó el celular frente a ellos dos.
—Sonríe.
Un sonido chillón les indicó que la foto había sido tomada. Nunca, en todo este tiempo, pudieron preocuparse por sacarse fotos porque las de su pasado los condenaban a un futuro incierto. No pensaron en el presente, en lo que estaban viviendo en estos momentos.
Birdy comenzó a reír y sin cesar señalaba el aparato, a aquella foto de hace unos segundos atrás.
—Somos... Somos nosotros dos —dijo emocionada—. No estamos viejos, con arrugas.
—¿Te preocupaba mas verte con arrugas? —preguntó entre risas Oliver.
—Tú porque te mantenías bien, pero yo no puedo verme tan vieja... con esas arrugas. ¡Comenzaré a ponerme cremas desde ahora! —exclamó.
Entonces empezaron a sacarse millones de fotos con poses ridículas, con expresiones que mostraban sus peores defectos pero no les prestaban atención a esas cosas.
—Demonios salí con los ojos rojos. Parezco drogada —se quejó Birdy mirando una de las últimas fotos que se habían sacado juntos. Volvió la mirada en Oliver y notó que este la miraba fijo. Soltó una carcajada—. Lo siento, Oliver... No es que con tus ojos parezcas drogado, te quedan bien. Una vez leí que cuando una persona sale con ojos rojos en una fotografía es porque hay poca luz... Debe ser por eso.
—Este juego de las fotos ya no me parece divertido.
—Lo siento —dijo tratando de no reír, pero le era imposible.
{ Un capítulo corto, muy corto pero al menos es algo. }
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Mariposas blancas
CasualeBirdy descubre todo su futuro gracias a extrañas fotos que aparecieron en su cámara: conoce al chico con el que se casará, y sabe con qué trabajo ganará un buen sueldo para mantener a sus dos hijas. Con quince años su vida se convierte algo aburrida...