Ƹ̴Ӂ̴Ʒ Capítulo { 10 } Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
Birdy
Ronan era muchísimo más alto comparado con Oliver, o con ella misma. La diferencia de estaturas se hizo notar cuando una vez fuera del instituto decidieron caminar por las calles céntricas de la ciudad.
Él como su padre, también era el centro de atención hasta en las calles.
—¿Quieres que lleve tu bolso?
—¿Acaso me ves así de débil? —rió Birdy, esa clase de preguntas parecían haber salido de la boca de Oliver—. Por cierto y si no te has dado cuenta, la información no ha entrado en mi cerebro del todo. Es como si estuviese caminando con un amigo, no con mi propio… Hijo.
—¿Los hijos también no son amigos de sus padres?
—Me extraña escuchar eso de un adolescente, yo no soy de hablar mucho con mi padre. Oh, espera, por un momento he olvidado que yo tengo tu misma edad.
—En realidad, hablo más con mi papá… —dijo Ronan con la vista baja, casi en susurros.
—¿¡Ah!? No me digas que en el futuro soy una mala madre. ¿Los hago limpiar como la madrastra de cenicienta? —le regaló un codazo. Ronan reaccionó.
—¡Oye, dolió! —exclamó entre carcajadas y la empujó con suavidad. Llevó su mano a su nuca—. No es eso, es que tú… un día desapareciste completamente de nuestra vida.
Birdy abandonó la caminata y se mantuvo quieta por varios segundos, desconcertada. Las personas la esquivaban como si fuese un obstáculo, y en los edificios los letreros de las publicidades parpadeaban con aquella luz fosforescente.
¿Qué le había pasado? Su sonrisa se había desvanecido de su rostro.
Quiso pegarse. Jamás había pensado que sería capaz de abandonar a sus hijos.
—Oye…No bromees, es imposible —intentó sonreír y dijo con voz ahogada. Ronan se detuvo delante de ella, cara a cara. Tomó sus manos.
—Sé que es rudo, pero por lo único que vine aquí es por ti —su voz se escuchaba forzada, como si quisiese romper en llanto y no pudiese—. He venido aquí porque no nos has abandonado de esa forma… —apretujó las manos de Birdy de forma inconciente y apoyó su frente en su hombro para luego comenzar a llorar—. Mamá… Tú moriste luego de que cumpliese mis doce años.
—¿Qué?
—Solo vine para impedir que sigas al lado de papá. Porque si continúas a su lado, morirás.
—Espera. Espera. Espera. Espera —gritó y dejó que su hijo la rodeara con sus brazos.
—Debes quedarte con ese tal Martín. Por favor.
—¿Qué pasará con Oliver, con ustedes, mis hijos? —insistió Birdy entre lágrimas.
—Papá está desbastado. Por eso, no quiero que nadie más en mi familia sufra. Ambar esta de acuerdo, no importa si dejamos de existir… No nos importa.
—No puede ser… Tiene que haber otra forma.
—Tú estás enamorada de Martín, ¿cierto? No tienes que cambiar nada más, sigue como si nada esto hubiese pasado.
—¿Cómo piensas borrar todo lo que he vivido tan fácilmente? ¡Dime cómo demonios dejo de pensar que en el futuro podré tener un hijo como tú, una hija y un esposo como Oliver! Yo… Yo siempre quise una familia así.
Sí, todo aquello era cierto. Estaba enamorada de Martín, pero aún estaba más enamorada de su futuro, de su familia. Un nuevo sentimiento había aparecido en su corazón que la hacía sentir tan viva que sentía que podría enfrentar cualquier noticia aterradora.
¿De qué forma había muerto? ¿Había sido asesinada por Oliver como el video de Martín mostraba o fue una muerte accidental? Eso era imposible porque el video los mostraba en el instituto, todavía jóvenes. Entonces… quizás el video sea mentira, pensó Birdy.
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Mariposas blancas
RandomBirdy descubre todo su futuro gracias a extrañas fotos que aparecieron en su cámara: conoce al chico con el que se casará, y sabe con qué trabajo ganará un buen sueldo para mantener a sus dos hijas. Con quince años su vida se convierte algo aburrida...