Ƹ̴Ӂ̴Ʒ Capítulo { 6 } Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
El Anónimo de los mensajes
Ah. Odiaba los celulares, le parecía repugnante que las personas apenas se hablasen a la cara, como si estuviesen comunicándose telepáticamente. Sin embargo, le costaba admitir que él también había caído en eso, y cada vez, su vida se achicaba un poco más.
Cuando llegó a su habitación decidió dar vuelta su morral, provocando que todos los útiles escolares cayesen al suelo. Pero entre todos los objetos al que él llamaba “cachivaches” se hallaban miles de cartas que las chicas de su instituto, de forma valiente y cuidadosa, le habían entregado. Las abrió y comenzó a leer una por una, le resultaba insultante que la mayoría estuviesen escritas con faltas de ortografía, y que demostraran el lado temeroso de ellas. Como si él fuese un monstruo, un bicho raro que comía a las jovencitas luego de que ellas se le confesasen. Arrojó los papeles al cesto de basura y se sentó en el suelo de madera para luego sacarse las zapatillas deportivas con sus propios pies, dejando a la vista sus calcetines. Apoyó su nuca en el costado de la cama, fijando su mirada en el techo. Cerró sus ojos y una punzada atravesó su débil corazón, logrando que estrujase su camisa, intentando calmar el dolor.
Comenzaba a desesperarse, todavía no había encontrado su padre y no le quedaba más tiempo. Debía dar con él. Ya no más mensajes de texto, su obligación era verlo.
Abrió el primer cajón de la mesita de luz y se apoderó de las fotos que había allí. La primera se la había dado su hermana pequeña, Ambar, diciéndole que así podría recordarlas a su madre y a ella cuando se sintiese mal. Debía admitir que Ambar se semejaba a su madre, ya que poseía el cabello castaño y no era albina como él. Su padre y él, no llegaban a ser idénticos pero poseían rasgos muy parecidos.
—No sé porqué has escrito Davis, si ese no es mi nombre —le susurró sonriente a la foto que estaba escrita con la desaliñada letra de su padre.
La segunda foto estaba su padre y su madre juntos, ella apagando las velitas debido a que era su cumpleaños y su padre sujetándola de la cintura. En la tercera solo salía él en medio de la nieve, con su típico cabello desordenado y sus ojos grises. Seguramente su madre había sacado la foto ya que se hallaba totalmente abrigado.
Entonces, la nostalgia se apoderó de él, y al hacerlo, hizo que abandonara la sala y corriese hasta el lugar en dónde vivía aquella mujer que tanto anhelaba. Se obligó a salir de la oscuridad, ya era hora de dejar de esconderse.
/ Notas de la autora /
Corto y sencillo para generar más misterio (?) Perdonen por actualizar tan lento, y muchísimas gracias por hacer reseñas de la historia. Realmente agradezco el tiempo que se toman para analizarla y opinar sobre ella. Por cierto, si tienen alguna duda lean nuevamente el capítulo 3 que es dónde Oliver habla un poco sobre los dos hijos.

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Mariposas blancas
RandomBirdy descubre todo su futuro gracias a extrañas fotos que aparecieron en su cámara: conoce al chico con el que se casará, y sabe con qué trabajo ganará un buen sueldo para mantener a sus dos hijas. Con quince años su vida se convierte algo aburrida...