Ƹ̴Ӂ̴Ʒ Capítulo { 2 } Ƹ̴Ӂ̴Ʒ
Birdy
Recordaba muy bien el día en el que aquellas fotos aparecieron por primera vez en su cámara. Era un tranquilo domingo lluvioso, su madre le había pedido que bajara las fotos que había sacado en el cumpleaños de su prima en la computadora y que luego las subiera a Factbook. Todo iba bien, conectó el cable USB, y luego se sentó a esperar que su notebook la reconociera. Un cuadro se asomó en la pantalla de su computadora, le informaba que la memoria de su cámara estaba llena. Sin embargo, Birdy solo había sacado un par de fotos y las demás que tenía de sus amigas, ya las había borrado y subido a la red social. Era muy extraño.
Decidió abrir aquella carpeta amarilla, y solo bastaron dos clicks para que miles de fotos sobre su futuro aparecieran ante sus ojos.
Lo primero que se le vino a la mente fue que todo se trataba de una broma, pero es que ni ella misma se creía esa probabilidad, las imágenes se veían bastante reales y nadie en su familia sabía manejar tan bien aquél programa. Deslizó su dedo en la ruedita del Mouse.
Su corazón latía rápidamente. Se estaba quedando sin aire. No era normal que unas fotos sobre su futuro aparecieran en su cámara. De hecho, si su madre las viera, le daría un infarto.
—Estos somos Martín y yo… Y estas niñas… ¿Podrían ser mis hijas? —murmuró para ella misma. Sus manos le temblaban.
Entonces pensó en la frase «Una imagen vale más que mil palabras» y se preguntó en cómo habían llegado aquellas fotos hasta aquél aparato. Estaba exhausta de pensar tanto.
—Oye Birdy, te he comprado otra correa para tu celular —le dijo Martín entusiasmado—. Sácalo así puedo engancharlo. Por cierto, ¿Por qué llegaste tarde?
Pestañeó un par de veces al escuchar la voz de su chico, él siempre la sacaba de sus pensamientos. Le sonrió y sacó su celular, segundos después se arrepintió de habérselo dado.
—Me quedé dormida.
—Oye, ¿y este nuevo accesorio? ¿Te lo has comprado tú? —le preguntó Martín toqueteando los libros plateados—. Tiene unos colores muy extravagantes, ¿desde cuándo compras cosas tan femeninas?
Birdy tomó su celular de las garras de su esposo.
—M-me pareció bonito —murmuró sonrojada.
—Vamos a quitarlo, pon el mío. Quiero que tengas algo de mi parte a tu alcance.
—Lo siento Martín, no lo voy a quitar.
—¿Ah? ¿Por qué? ¡Él mío es más bonito! ¡Los osos son más bonitos que los libros, a todas las chicas les gustan! —chilló y comenzó a comparar los dos objetos.
—Me gusta el accesorio que me regalaste, pero ya tengo este. Muchas gracias por pensar en mí.
Martín se cruzó de brazos y soltó un bufido.
—¿Ni siquiera lo puedes usar de pulsera?
—Pero es un accesorio para celular.
—Puedes hacerlo un collar.
—Entonces haré un collar con esos minis osos ¿De acuerdo?
—Ahora sí. Muy buena decisión, jefa.
En toda la clase de historia estuvieron dibujando osos leyendo libros. Era algo anormal, pero a Birdy le era inevitable no llevarse bien con su compañero de banco, y con su compañero de toda la vida. Martín era esa clase de chicos que quería tener a su lado, aún cuando se enojase con él.

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Mariposas blancas
De TodoBirdy descubre todo su futuro gracias a extrañas fotos que aparecieron en su cámara: conoce al chico con el que se casará, y sabe con qué trabajo ganará un buen sueldo para mantener a sus dos hijas. Con quince años su vida se convierte algo aburrida...