Los Gatos Guerreros: La historia de Pequeña Turquesa

Capítulo 15: "Peligro acechando"

Turquesa sabía exactamente lo que debía hacer: correr. En esa zona del bosque no había ningún árbol de ramas bajas para poder trepar, por lo que correr era su única esperanza. Bajo la mirada ascesina del zorro, la jven gata salió corriendo a travez del bosque intentando no tropesar con los objetos que ofrecía el bosque mientras el animal la seguía corriendo tan rápido como ella.

Cuando estaba cerca de su amado clan, se distrajo y tropezó con una roca y cayó duramente en el suelo. Cuando abrió los ojos despúes del golpe, miro alrededor buscando a algún gato que la pudiera ayudar, pero no había nadie, el bosque estaba vacío. Entonces hizo lo único que podía hacer. "Voy a tener que luchar con el zorro" pensó. El zorro pronto se acerco a la aprendiza que saltó contra la cabeza del zorro y le agarró fuertemente una oreja de la que brotó sangre. Pero el zorro se sacudió y la gata gris oscuro cayó mal en el suelo. Cuando se levantó, saltó hacia la espalda del zorro y le mordió con fuerza su gran omóplato. La bestia aulló de dolor y con sus fuertes mandíbulas, tomo a la joven y la lanzó contra un roble. Turquesa vió como la sangre chorreaba de todas sus heridas anteriores que se habían agrandando. El zorro se acercó a ella con fuego y furia en sus ojos lista para matarla. Pero de la nada, un atigrado salto desde un arbusto y fue donde la bestia y le mordió su omóplato con sus grandes colmillos. El furioso monstruo lo atacó, pero logro zafarse y con un zarpaso en la cara, el zorro se fue asustado corriendo por el follaje del bosque. El gato atigrado se acerco a la gata gris oscuro, y reconoció que se trataba de Garra de Jaguar. La agarró suavemente del pescuezo y se la llevó rápidamente por el extenso bosque mientras gritaba fuertemente pidiendo ayuda. Y en poco tiempo perdió la conciencia.

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Cuando despertó vió que estaba acostada en un suave lecho de hojas recién puestas. Maulló al no saber donde se encontraba, pero pronto reconoció que se trataba de la guarida de la Curandera donde la gata marrón oscuro le estaba colocando telaraña nueva en sus heridas.

-Oh, ya despertaste. Tranquila, todo esta bien.-dijo Entierrada con un tono comprensivo.

Pronto llegó a la guarida su joven mentor con una cara muy preocupada.

-¿Esta bien, Entierrada?

-Si. Acaba de despertar. No tiene ninguna herida de mayor gravedad.-dijo la vieja curandera.

-¿Podrá estar entrenando pronto?-dijo aflijido el gato amarillo y marrón.

-No tanto. Tendrá que pasar un tiempo en mi guarida para ver como va mejorando. Yo creo que en Media Luna estara lista para volver a su entrenamiento.

Despúes de un rato, Turquesa se pudo sentir un poco mejor con los cuidados de Entierrada y Patas Mojadas. En la tarde, Zarpa de Puma y Nubosa vinieron a hacerle compañia. Y más tarde, por la entrada a la guarida, Turquesa pudo ver el pelaje gris de su amigo Plumerillo:

-Hola Turquesa ¿Como estas?

-Bastante mejor-dijo la joven aprendiza limpiando su sucio pelo.

El aprendiz gris depositó delante de ella un jugoso ratón.

-Toma, lo traje para tí si tienes hambre.

-Muchas gracias- dijo la aprendiza ronroneando.

Despúes los dos gatos se despidieron y pocos momentos despúes la líder hizo un llamado desde la Roca Alta.

-Ven, vamos afuera-dijo la gata marrón.

Y cojeando, la joven aprendiza salió de la guarida de Curanderos y se sentó al lado de Codorniz y Azabachina para escuchar las palabras de la líder que estaba sentada justo al lado de los tres cachorros de Flor Plateada:

-Hoy voy a informarle al Clan los nombres que les a puesto Flor Plateada a sus cachorros. Este gato negro de ojos amarillos será conocido como Ocasillo, esta gata blanca de orejas negras y ojos verdes será Negrilla, y este atigrado gris de ojos marrones es Pequeño Albatro.

Y los gatos se retiraron felices por los nuevos cachorros a sus guaridas. Una vez que la gata se acostó en su lecho, Patas Mojadas apareció y le dijo:

-Tomate estas semillas de Adormeira. Te ayudaran a dormir bien.

Sin rechistar, la gata se comió todas las semillas y durmió.

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(En la foto de arriba, el zorro que ataco a Turquesa)