Capítulo 26: "Visita al Árbol Lunar (1/2)"

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La Joven reina ronroneo de risa al escuchar a su hijo adoptivo preguntar eso.

Turquesa sonrió al ver a Pequeño Abedul oliendo la presa. Al principio, estaba algo preocupada que el cachorro encontrado en el bosque no fuera aceptado por sus compañros, pero al parecer, se habia logrado integrar como miembo del Clan del Hielo.

-Bueno, pero primero da un mordisco pequeño, esta algo dura.

Pequeño Abedul saco un pequeño pedazo de la presa, y cuando termino, maullo feliz:

-¡Esta delicioso, gracias!

Turquesa se despedió de Flor Plateada y se dirigió a a salida de Maternidad, viendo a los demas cachorros de la reina preguntandole si ellos tambien podian probar de la presa. Al salir del tunel de aulagas, se encontro con Viento Fugaz, que estaba sentado fuera de la guarida con una cara triste y la cola ente las patas. ¿Que hacía allí?

-¿Sabes como esta Cola Colorada? -pregunto sin siquiera saludar.

La Aprendiza se sintió sorprendida al escuchar las palabras del guerrero. ¿Por qué le interesaba saber de Cola Colorada?

Al ver la confusion de la gata gris oscuro, Viento Fugaz dijo:

-Ella es mi pareja.

La joven se sintio un poco tonta y avergonzada al no saber que Cola Colorada era la pareja de Viento Fugaz, quien debia ser el padre de los cachorros de la reina.

-No muy bien, tiene el pelaje sucio y esta muy triste.

El gato rojizo suspiró.

-Gracias por decirme. Permiso, voy a entrar a verla.

La Aprendiza se aparto y dejo entrar a Viento Fugaz. Se sentía muy mal por Cola Colorada, ¿Por qué sus hijos habían tenido que morir? Suspiró. Con suerte Cola Colorada se alegraba de ver a su pareja intentando animarla. Caminó haca la entrad del campamento, donde Garra de Jaguar hablaba con la parrulla del Alba, que acababa de regresar.

-¿No han visto a Ojos de Diamante? No la veo desde ayer. -Alcanzo a escuchar de parte de su mentor.

-No, ni siquiera hemos sentido su olor. -respondió Manto de Pino.

Una vez que los gatos de la partulla comenzaron a irse a la pila de presas, la joven se acerco al gato atigrado.

-¿Que entrenamiento haremos hoy?

-Hoy iremos a hacer una visita al Árbol Lunar, y dormiremos cerca de allí. Será tu primer viaje a la Boca Materna como aprendiza, y nos acompañarán Plumerillo, Zarpa de Puma y Azabachina, que no pudo ir antes por una lesión.

La joven no pudo evitar lanzar un chillidito de emoción. Desde pequeña habia escucado hablar del Árbol Lunar, donde los curanderos y los Líderes iban a compartir lenguas con el Clan Estelar, o recibir las nueve vidas.

-Así que ve a pedirle hierbas para el viaje a Entierrada, pidele cuatro porciones.

Turqueda inmediatamente salio hacua la guarida de la vieja gata marrón, y tras pasar el tunel de aulagas, se encontro con Patas Mojadas y Entierrada, quines se encontraban mirando a la extraña, que estaba ovillada en un lecho.

-Hola Entierrada, perdón por inerrumpir. Necesito cuatro porciones de hierbas para un viaje al Árbol Lunar.

La gata rápidamente se volteó hacia ella.

-Por supuesto, ¿Es tu primer viaje? -dijo la Curandera caminando hacia un rincón de la guarida.

-Si, estoy muy emocionada.

-Espero que te diviertas. Si no te molestaría, ¿Podrías buscar Nébeda en tu camino allá?

-Si, ¿Donde la encuentro?

-A la entrada de la cueva suele haber mucha, gracias.

-No es por nada. Me imagino que ustedes necesitarán mucha Nébeda para esta estación.

Entierrada regresó al poco tiempo con un montón de hojas en la boca y las depositó en frente de la joven.

-Aquí tienes cuatro porciones de hojas para un viaje al Árbol Lunar. Recuerda comerte la tuya muy rápido, ¡Saben peor que la bilis de ratón!

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Un día antes...

Los dos gatos se miraron cara a cara. Finalmente, después de mucho tiempo de estar separados, podían unirse bajo el resplandor de la luna blanca y las destellantes estrellas, sin nada que los pudiera molestar o interrumpir en aquel momento tan mágico. La única compañia que tenían eran las corrientes del río que se encontraba cerca de ellos y los susurros de la noche.

El gato marrón miro a la gata que tanto quería, cuyo pelaje ahora se veía negro bajo el oscuro cielo. No sabía cuanto tiempo habían estados separados, pero le parecían lunas enteras. Los dos estaban recostados sobre la hierba, y parecían un solo cuerpo. El gato levantó la vista hacia las estrellas. No quería que esa noche se terminara jamás. Para sorpresa de la gata, el felino marrón se levantó y se acercó a un árbol cercano.

-¿Que haces? -dijo la gata- Aún nos queda un tiempo para estar juntos.

El gato marrón no respondió, y con las fauces arrancó una bonita flor amarilla de la tierra, y se devolvio hacia donde estaba la gata. Se recostó, y con gran cuidado, deslizó la pequeña planta por una de las oreja de la felina.

-Tu eres la flor más bonita jamás creada. -Murmuró.

La gata sonrió, y lo miró, con sus hermosos y peculiares ojos azules oscuro que tanto le gustaban y jamás habia logrado ver en otra gata.

-Tu nombre te hace honor, Ojos de Diamante.

Los Gatos Guerreros: La historia de Pequeña TurquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora