HELENALa única persona que vi al día siguiente fue a la señora que me traía de comer, intenté explicarle que la espalda apenas me dolía pero ella insistía en esparcirme la crema de nuevo. Otro día más que ignoraba al pequeño Leonardo, escuchaba como decía que su madre no había vuelto y que estaba con su vecina pero que se había escapado para hablar conmigo. Era horrible no poder hablarle para decirle que hullera, que su madre tenía razón, era una mala persona, porque por mi culpa ella había sido asesinada.
Bayron no me habló en todo el día pero escuchaba sus carraspeos, supongo que con eso quería decirme que seguía custodiandome.
Mi mente no paraba de trabajar, había hecho todo lo posible para escapar de aquí, o eso es lo que pensaba. Siempre me había considerado una persona inteligente, pero ninguna idea se formaba en mi cabeza. Quizás podría romper la televisión, usar el cristal para cortarme las venas y así todo terminaría rápido, pero esa sería la salida más fácil...no, ni siquiera era una salida. Yo era una superviviente, una persona capaz de enfrentarse a todo y así lo demostraría. Me encontrarían, tenía que tener fe en eso, como se decía, la esperanza es lo último que se pierde y no tenía pensado perder, porque yo nunca lo hacía.Decidí darme una ducha después de cenar, el agua se llevaría todos estos pensamientos que acababa de tener y me ayudaría a tener alguna idea. Solo tenía una pregunta, ¿ sería capaz Leonardo de hacerle daño a una persona que llevase su mismo apellido y que además fuese su hermano ? Supongo que si yo pude repudiar a Mircella el podría hacerlo con Miguel. Llevo dándole vueltas a ese asunto, estaba claro que Carlo había tenido una amante, y suponía que Miguel hacía esto porque quería vengarse de él, su madre seguramente habría muerto o algo por el estilo. En el fondo me daba pena, pero no podía sentirme apenada por él, me había secuestrado y me había hecho daño. Lo iba a pagar, o Leonardo le haría algo o se lo haría yo misma.
Salí de la ducha y me puse la ropa interior con rapidez, pero la puerta se abrió de repente. Me tapé lo más rápido que pude pero era tarde, Miguel me miraba con lujuria.
- Como echaba de menos verte así - dice acercándose a mi, vi que por detrás de él se encontraba Bayron mirándome preocupado - ya puedes cerrar la puerta, estaré un rato hablando con ella - él titubeo pero asentí con un rápido movimiento de cabeza para que se quedase tranquilo.
Escuchar esa puerta cerrarse era como un vaso de agua fría, pero no quería que nadie más sufriese por mi.
- ¿ Qué quieres ? - me pongo un vestido flojo y en un gran movimiento, alzo el envoltorio de una compresa y la tiro a la papelera, para que él la vea.
Me mira alzando una ceja, le aguanto la mirada.
- Venía a ver a mi novia, ¿ no puedo ? - pregunta con arrogancia, se sienta en la cama y le da pequeñas palmaditas - siéntate a mi lado - le miro con asco y él sonríe - todavía.
Niego con la cabeza y me siento en una silla, estaba harta de sus tonterías.
- No soy nada tuyo, ya tengo un novio y no eres tú - respondo con osadía.
La sonrisa se borra de su cara y se levanta acercándose a mi, me coge del brazo y me tira encima de la cama. Mi corazón va a salirme del pecho de lo asustada que estoy, se tumba encima de mi y me atrapa las manos con las suyas.
- Si yo no lo soy, Leonardo mucho menos, ¿ sabes ? igual no tenemos por que acostarnos, podemos disfrutar de otras cosas - Intento moverme pero pesa mucho más que yo y tiene más musculo.
Muevo las piernas como una histérica y me besa con furia, me separa las piernas y las acaricia hasta llegar a mis muslos, sube por mi vientre, estruja mis pechos y me vuelve a besar, muerdo su lengua y me da una bofetada en la cara. Vuelvo a forcejar y me da más fuerte, siento sangre correr por mi nariz. Me mira durante unos segundos con horror y aprovecho esa confusión para darle un puñetazo en sus huevos.
- ¡ Nunca en tu maldita vida vuelvas a tocarme ! - grito mientras el cae al suelo - voy a quemarte vivo ¿ me oyes ? - le doy una patada en su estómago y abro la puerta con fuerza. Bayron se sorprende al verme y camino hacia la barandilla.
- Ese hombre al que llamáis jefe no tiene ni la cuarta parte de dinero que tengo yo - me dirijo a todos los hombres que custodian el edificio que me observan callados - Si queréis ser ricos de verdad, ya podéis avisar a mi familia y por si no lo sabéis os diré como me llamo - veo de reojo que Miguel acaba de salir de la habitación y me giro para encararle - soy Helena Ferragni, hija de uno de los mafiosos más importantes de Roma, y nuera de Carlo Corleone, si me hacéis daño os matarán uno por uno, sin embargo si me ayudáis podríais llenar una bañera con dinero y nadar en ella.
La cara de Miguel se vuelve pálida y veo terror en su mirada.
- Una manzana podrida infecta a las demás - digo sonriendo - Lo mejor sería sacar la manzana podrida del montón antes de que infecte a las demás, la pregunta es ¿ Cuál de ellos será ? - paso por su lado y le desafío con la mirada - Te estás quedando sin tiempo, la caballería se acerca y hay un león hambriento que viene a por ti.
Me acerco a él y le susurró al oído.
- Vuelve a acercarte a esta puerta y te saco el corazón con mis propios manos - Bayron me abre la puerta y ya dentro escucho como la cierra, sé que esta vez no es para que yo no salga, sino para que Miguel no entre.
Me siento en el suelo y noto cómo mis piernas tiemblan, no se si de verdad Miguel hubiese llegado más lejos, miro al suelo y veo que tiene sangre, llevo mi mano a la nariz y recuerdo que estoy sangrando. Entro al baño y me curo como puedo.
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Un ruido me despierta y escucho abrirse la puerta. Bayron entra pero enseguida cae al suelo, Mark le acaba de disparar.
- Tu te vienes conmigo preciosa - dice acercándose a mi, salgo de la cama y me calzo unos tenis con rapidez. Llevaba dos días durmiendo con ropa deportiva y con los tenis preparados por si Bayron me sacaba de aquí.
Mi nuevo amigo no está muerto, y eso me alivia. Se lleva la mano al hombro y presiona con fuerza.
- Déjame atenderle, es uno de tus hombres - digo con furia acercándome a Bayron.
- Podré vivir sin él - me apunta con la pistola y le aguanto la mirada - esta vez tengo órdenes distintas, el jefe me dijo que te quería viva, no dijo viva y sin ninguna herida, así que podemos jugar - dice acercándose a mi y cogiéndome del brazo.
- Y yo le diré lo que me hiciste - respondo alzando el mentón.
- Eso sí puedes hablar - me agarra por la muñeca apretándomela y me empuja por las escaleras, caigo rodando y llevándome golpes por todo el cuerpo, me levanta y vuelve a hacerme daño - espabila y camina.
Se empieza a escuchar un tiroteo y por instinto me agacho.
- Mierda, ya están aquí, ese Napolitano es un hijo de puta.
- ¿ Quiénes están aquí ? - pregunto girándome. Pero recibo un puñetazo en toda la cara, iba a tener una colección de moratones hermosa.
- Cállate y camina - me grita.
Le da un golpe a una pared y esta se abre, genial, había pasadizos en este edificio. No pienso entrar ahí. Forcejeo y hago fuerza con mis piernas contra la pared, Mark me golpea en la cabeza y caigo al suelo por el dolor.
Siento como me coge del suelo pero enseguida cae encima de mi, e intenta levantarse.
- ¡ Helena ! - escucho la voz que tanto echaba de menos.
Pero mirar fue un grave error, no vi como Miguel me empujaba hacia atrás haciendo que la puerta se cerrase mientras veía a Leonardo correr hacia mi.
¡ No me matéis, no me matéis ! Mañana tendréis otro capítulo. Espero que os esté gustando esta historia.
Un beso enorme y gracias por leerme
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Lealtad (Crónicas de la mafia #2)
ActionLas familias más poderosas de Roma han sido atacadas por una organización que lleva años vigilándoles desde dentro, Helena no puede creerse que Mike como ella le conocía, la usara para quitarle toda su herencia. Con ella desaparecida Leonardo Corleo...