Capitulo 26

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LEO

Al llegar a casa de los Ferragni dejamos al pequeño en su habitación, que en nuestra ausencia, mi madre y la de Helena decoraron. El mundo Marvel nos rodeada.

— ¡Me encanta! —grita Leonardo subiéndose encima de la cama, ahora, un gran Iron Man decoraba su nórdico.

Miré hacia Helena y vi un poco de tristeza. Sabía que ella quería decorar la habitación del niño.

Miré con reprocho a mi madre y a Elsa y ambas se dieron cuenta que habían herido los sentimientos de Helena.

— Dentro de dos días comienza las clases Leonardo, recuerda que te llevarán Helena y Leo —dice Elsa con cariño, pero sin dejar de mirar a su hija.

Helena movió su mano para quitarse un mechón de pelo delante de su cara y vi cómo el anillo de compromiso que le había puesto resaltaba.

— Irás al mismo colegio donde fuimos Helena y yo —le digo al pequeño sentándome a su lado. —Además, cuando los tres nos vayamos a vivir juntos, tendréis que decorar esa habitación también —digo para que Helena saque una sonrisa.

— Pero no tengo amigos en ese colegio...¿Cuándo podré ver la casa donde viviremos? ¿Puedo tener a los Vengadores también? —pregunta con ojos de cordero degollado.

Helena se sentó a su izquierda, y acarició su pelo mientras él la miraba embobado.

— Tendrás lo que quieras, y en cuanto al colegio no te preocupes, te llamas igual que tú compi de la derecha, no tendrás problema —dice sonriéndole.

— ¡Y me apellido igual! —le responde orgulloso.

Sonrío porque tiene razón. Ahora había otro Leonardo Corleone en Roma.

— Leo —alzo la mirada al escuchar la voz de Elsa pero no es a mí a quien llama — Vamos a dar una vuelta por el jardín.

El pequeño se baja de la cama y se despide de nosotros con una gran sonrisa.

Nos quedamos solos en esta habitación tan pintoresca, y atraigo a Helena hacia mí.

— Creo que se nos acaba de terminar el momento de padres forzosos.

Ella suspira y asiente. Se levanta de la cama y camino con ella agarrándole de la mano y acariciándola.

— No sé ni por dónde comenzar a pensar. Necesito ver el vídeo.

Asiento y bajamos hasta el despacho de Riccardo.

Al entrar, veo a Fabio sentado en una butaca con el portátil en su regazo.

— Perdonar por interrumpir vuestro día de turismo pero esto es urgente —dice sin mirarnos. Debía de estar mirando el vídeo.

— Enséñame que dice Augusto —le dice Helena.

Fabio asiente y nos muestra el vídeo.

En él se ve a mi tía en una cama, sus constantes vitales son débiles.

La voz de mi tío se escucha demasiado lunática.

Si de verdad la queréis de vuelta, tenéis que encontrarla en el lugar donde todo comenzó. Dios es compasivo, pero yo no. Darme lo que quiero y yo os la devolveré. Si no sabéis dónde se hará el intercambio, la mataré en cuarenta y ocho horas.

Jugar bien vuestras cartas familia, porque la cuenta atrás, acaba de comenzar.

Sin aire se quedará, sepultada y venerada por el resto de los años estará. Custodiada por guerreros que se sacrificarán, si asaltáis su historia, os matarán.

Lealtad (Crónicas de la mafia #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora