Capítulo 19

13.7K 909 69
                                    




LEO


Me desperté a causa de tanto calor, aunque me costaba abrir los ojos. Sentí un roce en mi entrepierna y ahí sí que los abrí de golpe.

Helena.

Su cara estaba enterrada en mi cuello, su brazo estaba abrazado a mi cuerpo y sus piernas entrelazadas con las mías, pero su rodilla se había movido hacía arriba y estaba rozándome. Respiré hondo durante tres veces seguidas, no quería que se despertase y me encontrase así de dispuesto. Mis pilas estaban cargadas al 100% gracias a ella, por fin dormí tranquilo y del tirón sin necesidad de pastillas.
Me picaba la nariz y moví una mano con suavidad para no despertarla, al rascarme sonreí como un estúpido. Mi mano olía e ella, el mejor olor del mundo sin duda.

Miré hacia el techo y comencé a pensar en todo lo que había sucedido ayer. Miguel era mi primo...no me lo podía creer, no, mejor dicho, no tenía pensado creérmelo. Cogí el móvil con cuidado y sin hacer ruido, busqué la respuesta de Alexia y la encontré al principio de los mensajes. Le había dicho que hoy viniese a casa de Helena, que sus padres la necesitaban, no le dije que ella ya estaba con nosotros porque no quería que sus padres lo supieran. Ahora mismo no me fiaba de nadie. La lealtad costaba demasiado.

Alexia: Por supuesto que iré, si, tienes razón mejor no decírselo a mis padres para que no se preocupen más. Si saben que voy a casa de los Ferragni igual me lo prohibirían. Iré por la tarde, te quiero primo, ya verás como pronto estará con nosotros de vuelta.

Me sentía fatal no contándole la verdad, pero esto era necesario y estaba seguro que después de saberlo lo entendería.

Un movimiento de pies me hizo saber que Helena se estaba despertando. Dejé el teléfono en el suelo con cuidado y la miré sonriendo. Sus ojos azules se abrieron con pequeños parpadeos, el día estaba nuboso y la poca claridad que había no molestaba en absoluto.

- Buenos días amor.

Me mira y sonríe, me abraza con fuerza y se pone encima de mí apoyando su cara en mi pecho.

- He dormido de maravilla - dice carraspeando un poco - tengo un poco de sed.

Intento levantarme pero ella me para apoyando sus manos en mi pecho.

- Ya beberé más tarde, quiero que hablemos primero y estar un rato contigo.

Sonríe y besa mi pecho hasta que vuelve a apoyarse en él. Está escuchando mi corazón.

- Me perdí ver un trasplante de corazón - dice de repente alzando la cabeza y mirándome - me perdí nuestra primera quincena saliendo juntos - niega con la cabeza - estoy tan...no sé ni como me siento ya.

La atraigo hacia mí y la tumbo a mi lado - Nuestra primera semana comienza hoy, no vas a volver a alejarte porque no puedo ni siquiera imaginarlo - la miro y ella se muerde el labio antes de besarme.

Era perfecta, perfecta para mí.

Se tumbó encima de mi pero esta vez con otras intenciones.

- Helena, no creo que sea conveniente para ti - pero sus labios callan mi boca enseguida y acepto encantado.

- No me hicieron nada malo como para tener un gran trauma Leo. Solo quiero estar contigo, sentirte en cada parte de mi cuerpo y hartarme de ti - dice besando mi cuello.

- ¿Tienes pensado hartarte de mi? - pregunto.

- Si, tendré tanto Leonardo que mi cuerpo ya no sabrá donde empieza el mío ni donde termina el tuyo.

Me río ante esa frase.

- Que rara te volviste - beso su cara con pequeños y rápidos besos.

- ¿Rara? sólo soy una chica enamorada, delante del chico al que ama, diciéndole que quiere pasar toda su vida con él - se sonroja y me besa - veo que ni con los años pillas las indirectas Leone.

Lealtad (Crónicas de la mafia #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora