Valentina.

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En el momento en el que le grite todo aquello a Tom me arrepentí de inmediato, me sentía como una completa basura por haberle dicho algo como aquello, pero ya no había marcha atrás, sobre todo porque sabía que si me daba la vuelta para disculparme probablemente él no me dejaría ni hablar, se iría como seguramente yo lo habría hecho. Pero, ¿en verdad era mi culpa? Yo no me sentía preparada para poder enfrentar todo aquello, necesitaba espacio de mi familia, tiempo, más tiempo del que parecía me había tomado. Los odiaba a todos, incluso a papá, porque ni siquiera se había dado el tiempo para defenderme, simplemente me había dado un boleto de avión y dinero, como si yo fuese un problema del que pudiese deshacerse con unos cuantos centavos, y lo había logrado. Y ahora no quería ver a nadie de mi familia y no me interesaba nada ni nadie, es más sentía que esto de ser Tom presentaría una verdadera ventaja pues ahora de verdad tendría una excelente excusa para poder evadirlos a todos. ¿Había sido cruel? Tal vez, pero la vida había sido cruel conmigo el tiempo suficiente para enseñarme que después de un tiempo todo aquello se supera.

Seguí mi camino hasta mi habitación, ignorando a prácticamente todo aquél que me saluda, sabía que a Tom no le gustaría que hiciera algo como aquello, pero ya que al parecer me quedaría con su cuerpo, tendría que irse acostumbrando a mi humor y a mi verdadero carácter, no me importaba lo que pensara Tom, esta era la verdadera yo, no había más.

Entré a la ducha, sintiendo el tiempo pasar entre mis dedos arrugados debido al agua y las largas horas que había pasado ahí adentro. Me sentí un poco más relajada, tranquila como debía de estar en aquellos momentos. ¿Amaba a Victor? Pensé en sus ojos, en su piel, en su cabello y en la sensación de sus labios contra los míos, sentí la calidez de sus manos sobre mi cuerpo... y entonces lo sentí, había hecho reaccionar al cuerpo de Tom. ¡Ay Dios! ¿Y ahora como me quito esto?

Lo mire y me sentí totalmente avergonzada... Tom, el muchachito de Tom estaba demasiado contento.

- ¡Tom! Te hemos traído más ropa.

¡No! Aquella era la voz de mi madre y esto no se... tranquilizaba, ¿qué se suponía que debía hacer? ¡Oh dios mío, tendría que tocarlo! ¡TOCARLO!

No, vamos Valentina, piensa en cualquier otra cosa para tranquilizar a la bestia, oh la sensación era tan extraña que estaba a punto de ponerme a llorar. Bien piensa en conejos, tiernos y peludos conejos, tranquilos, tiernos, nada sexual.

- Tom... ¿está todo bien allá adentro?

-Sí, ahora salgo, gracias por la ropa.

¡Los conejos no funcionan!

-Sabes... es muy raro, pero creo que necesito hablar contigo sobre nuestra Valentina, desde que llegó aquí se ha comportado muy extraño.

-Señora Nocera, creo que este no es un muy buen momento.

Respondí nerviosa, pensando en icebergs y en las muertes en Titanic para poder controlarme.

-Es que siempre que están juntos veo algo raro, es como si viera algo de ella en ti y viceversa, sé que ella no es la misma desde lo de su hermana, pero aún hay algo más raro entre ustedes dos.

Abrí el agua fría por completo.

-Quisiera que me ayudaras a que me perdonara, a mí y a su familia, la extrañamos por aquí, hacía tanto que no la teníamos con nosotros...

Hielo, muerte, dolor, tristeza, frío...

-Y ahora que estás tú aquí, parece más accesible que cuando se fue.

¡SI! Lo había logrado, la situación estaba completamente bajo control.

-Señora Nocera...

-Sí, tienes razón, creo que será mejor que lo hablemos en la cena, todos juntos. ¿No te parece mejor? Te veo entonces, vístete bien querido, nuestros modales son bastante exigentes, aunque conociendo a mi pequeña me imagino que se buscó a alguien con los mismos modales que ella.

Tú cuerpo, mi cuerpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora