La Caída del Inca

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17 de mayo de 1781 - Cuzco - Convento de la Compañía de Jesús.

Un hombre de ligera armadura, capa y peluca blanca golpea la puerta del Convento a las once de la noche.

-Visitador Areche -exclamó el sereno al alumbrar al hombre con el farol -¿Qué lo trae por aquí a esta hora?

-Su Católica Majestad Carlos Tercero de España exige, de mi parte, interrogar al prisionero -dijo Areche mientras entraba al convento junto a dos guardias con piquetas.

-No hace falta que entren armados, esta es la casa de Dios.

-Lamentablemente la importancia del prisionero no nos da a lugar a dejar a la seguridad de lado -exclamó el visitador -Hay muchos rebeldes encubiertos que esperarían cualquier momento para realizar un ataque sorpresa.

Areche caminaba por los pasillos siguiendo al sereno con un guardia a cada lado y luego se le indicó la puerta que llevaba a las mazmorras.

-¿El prisionero se encuentra solo? -Preguntó antes de bajar por las escaleras.

-La mazmorra se vació para encerrar a ese prisionero como lo ordenó el Virrey Jáuregui.

Dejando a los guardias en la puerta, el visitador bajó las escaleras en donde fue recibido por una lúgubre y fría mazmorra llena de humedad que era calefaccionada por unos pocos faroles. A medida que el visitador se iba acercando a la última celda el olor a aceite se hacía mucho más fuerte y la oscuridad se hacía protagonista del ambiente.

-¡El gran José Gabriel Condorcanqui Noguera! -Se presentó Arreche al ver al prisionero en su celda -Por fín el gran Tupac Amaru, el responsable de Sangarará y de los rebeldes, cayó y con él la rebelión.

-¿Que le trae por aquí Visitador Areche? -preguntó el Túpac Amaru sin girar la cabeza, estaba sentado en un costado de la celda mirando la pared de enfrente.

-¿Qué es lo que custodia tu gente en el sur? -dijo el Visitador -Habla ya y te juro que voy a acabar todo ahora.

-Solamente nuestras tierras, tierras que ustedes nos saquearon en nombre de su rey.

-Bonitas palabras, pero quitémonos las máscaras, asesino -dijo Arreche -Su Católica Majestad Carlos Tercero de España tiene conocimiento del poder que se están disputando tu gente con los templarios, y con decir "Tu gente" me refiero a tu hermandad. Sé que están custodiando un fragmento del Edén y quiero saber de qué se trata y en donde se encuentra exactamente.

Tupac Amaru se quedó en silencio.

-Tenemos prisioneros a tu esposa, a tus hijos y a los pocos de los tuyos que capturamos, si hablas te mataré aquí mismo sin dolor ni sufrimiento.

-Mi gente le perdió el miedo a la muerte hace mucho tiempo, incluso mucho antes de la llegada de la hermandad a América.

-Te recuerdo que fuimos nosotros quienes destruimos a los Templarios hace cientos de años obligándolos a ocultarse -Areche se le acercó a su cara -Obligamos al mismo Jacques de Molay a rendirse ante el mismo Dios por poner en duda su existencia. Y es lo mismo que le pasará a tu gente, pero porque sé que no vas a hablar quiero que me reveles a los miembros de la hermandad, quiero los nombres de los conspiradores responsables de todas las muertes que sufrimos por tu rebelión.

Tupac Amaru giró la cabeza y miró a Arreche a los ojos por primera vez -Solamente tú y yo somos responsables. Tú por oprimir a mi pueblo y yo por tratar de libertarlo de semejante tiranía, ambos merecemos la muerte.

-Veo que no vamos a llegar a nada -El Visitador Areche se levantó ofuscado por no tener una respuesta -Ya vas a hablar mañana.


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