La Guerra Gaucha

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1 de Marzo de 1815 - Salta

Güemes, Rodrigo y Félix viajaron hacia el norte. La temperatura aumentaba mientras que el aire se sentía más seco. Félix estaba contento, no sabía por donde mirar para ver un paisaje nuevo.  Combatieron con el pequeño grupo de gauchos a todo ejército realista que se cruzaban y ayudaron a varios pueblos que estaban siendo sometidos por esto. Pasó el año y ya era el momento de volver a su casa así que cansados luego de un año activo se dirigieron más al norte aún a la ciudad que Güemes le hablaba maravillas. La Ciudad de Salta.

A diferencia de Rodrigo, Güemes iba muy despacio, le sobraba el tiempo y se tomaba las cosas con tranquilidad. Güemes siempre le decía que los porteños son muy apurados para todo, que en el norte las cosas se hacían de manera más lenta y tranquila. Luego de unos veinte minutos de subir una cuesta ya no podían aguantar estar sentados sobre el caballo un minuto más.

-¿Estás seguro que hay una ciudad por aquí? -preguntó Rodrigo mientras subían por el camino empinado -Dices que faltan minutos para llegar pero no veo ni rastros de una ciudad como la que describes.

De pronto de la nada apareció la ciudad, se encontraba en el interior del valle. Era demasiado extensa y viéndola de arriba se podían ver las iglesias y los edificios importantes.

-Rodrigo, Félix. Bienvenidos al valle de Lerma -Dijo Güemes -Bienvenido a la ciudad de Salta.

Comenzaron a descender, a medida que iban llegando el aire se hacía más fresco pues en el valle corría mucho viento fresco a medida que caía la tarde.

La casa de Güemes se encontraba un poco alejada del centro de la ciudad, era un paraje tranquilo y desolado, le gustaba convivir con la naturaleza y sus sierras.

-Buenas tardes -dijo Güemes entrando a la casa, al escucharlo una mujer de cabello negro fue a su encuentro.

-¡Martín, llegaste! -dijo la mujer saludándolo.

-Ella es mi hermana María Magdalena, pero le decimos cariñosamente "Macacha"

-Buenos días -dijo Rodrigo al ver a la mujer de cabello negro con el ceño fruncido y mirada recia.

-Alguna novedad en mi ausencia.

-Ese marica que pusieron como general está con intenciones de desobedecer al Director Supremo.

-¿Quién? -Preguntó Rodrigo.

-El Director Supremo designó como representante del ejército del Norte a José Rondeau, otro porteño inútil que porque sabe andar a caballo lo nombran general, lo mandan a un lugar desconocido para él y a los dos días se hace el que conoce todo.

-No me importa -dijo Güemes -Iremos al encuentro del ejército del norte en un par de semanas, mis dos amigos deben aclimatarse al norte, además de disfrutar de todas las vistas y comidas sabrosas que hay por aquí.

Por la ventana Güemes veía a una mujer de alto semblante caminando hacia la plaza principal.

-Deja de coquetear con los ojos a Margarita y ve a hablarle -se quejaba Macacha -Siempre te conformas con mirarla.

-Ya será el momento de ir a hablarle entonces...

-Callate la boca, vives en esta casa y mucha gente cree que yo soy tu esposa -Interrumpió Macacha -Si quieres esa comida sabrosa será mejor que le vayas a hablar antes que se la coma otro.

Tan pensativo quedó Güemes que durante las dos semanas siguientes iba a cortejarla y acompañarla al caminar por la ciudad. Mientras tanto Rodrigo y Félix aprovecharon para conversar.

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