La semana de Mayo

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Durante un año Liniers utilizó como cuartel de la hermandad su despacho en el fuerte, se cuidaba de hablar alto y realizar reuniones a ciertas horas del día. Saavedra, quien hace bastante que cumplía el rol de Mentor de la hermandad, se siguió reuniendo secretamente en la jabonería de Vieytes pero le pedía siempre a Rodrigo que lo vaya a custodiar quedándose en el altillo escuchando todo para que esté atento a todo lo que sucedía ahí dentro en parte para demostrarle que nunca iba a traicionar a la hermandad y por otro lado para que Rodrigo le cuide la espalda, siempre le decía que salga mucho después que el último para saber qué dicen de él cuando está ausente.

30 de Julio de 1809 - Plaza de la Victoria - Ciudad de Buenos Aires

La plaza de la Victoria se encontraba llena de gente ya que de un buque español fue enviado en nuevo Virrey del Río de la Plata. Era un hombre de mediana estatura llamado Baltasar Hidalgo de Cisneros. Desde el balcón del Cabildo se presentó ante toda la ciudad.

-Ciudadanos, he venido a recomponer la erosionada autoridad del Virreinato. La relación entre los ciudadanos de Buenos Aires y la relación entre Buenos Aires y Montevideo serán mis objetivos para arreglar. De más está decir que se le dará indulto real a todos los desterrados a Carmen de Patagones a comienzos de este año.

La gente aplaudía pero muchos se encontraban cruzados de brazos ya que querían que Liniers continúe siendo la autoridad en la ciudad, después de todo él seguía siendo el héroe de la Reconquista. Pero en el interior del fuerte Liniers se encontraba mucho más relajado.

-Ahora que Cisneros es el nuevo Virrey voy a retirarme de una buena vez -dijo Liniers mientras se quitaba su característico uniforme azul oscuro -Ahora voy a hacerme cargo de la hermandad en Córdoba.

-¿Y qué vamos a hacer con la hermandad de Buenos Aires?

-Aquí quedará a cargo Saavedra, en Alta Gracia cuidaré del artefacto junto al resto de la hermandad y volveré a tener una vida simple con mi nueva familia.

-¿No extrañará el bullicio de la ciudad? -se reía Rodrigo.

-Ya estoy viejo y cansado Rodrigo -Por mí solo amarrado me sacarán de Alta Gracia, ya no quiero más guerra que con las perdices, patos y vizcachas.

-¿Algún consejo antes de irse? -Rodrigo se reía.

-Tú siempre tuviste mucha intuición y los templarios van a aprovechar este momento para irse de una buena vez, así que vas a tener que ser los ojos de Saavedra en el puerto.

-Que tenga suerte mentor -dijo Rodrigo -Y que al final pueda vivir tranquilo, en paz y con su familia.

-Ya bien lo decía mi mentor Mirabeau: "El matrimonio es la escuela segura del orden, de la bondad, de la humanidad, que son cualidades mucho más necesarias que la instrucción y el talento".

Liniers se marchó en la diligencia con rumbo a Alta Gracia con su esposa y sus hijos. Rodrigo entró al fuerte en donde se encontró con Güemes tosiendo y tomándose el pecho.

-El aire de esta ciudad me está matando -dijo con un tono gangoso -Mucha humedad hace que me pique la nariz.

-Si, no se te escucha bien.

-Ahora que Liniers se fue Saavedra está a cargo, él sabe lo que hace, va a encontrar a los templarios antes que nadie -dijo Güemes.

-Nosotros debemos seguir vigilando el puerto, ese gran maestre debe esperar cualquier oportunidad para escaparse a Europa.

-Ya pasó mucho tiempo ¿Qué te hace pensar que aún sigue aquí?

-La ciudad y las chacras aledañas no son una buena vía de escape, incluso la zona del retiro está bien custodiada. Creeme amigo, si el gran maestre o uno de sus seguidores quiere irse lo va a hacer por este puerto.

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