9 de Diciembre de 1824 - Ayacucho - Perú
San Martín y Bolívar habían arreglado los objetivos en Guayaquil y la última batalla se iba a realizar en Ayacucho. Habían llegado ejércitos de las nuevas naciones de América: Chile, Perú, Gran Colombia y las Provincias Unidas del Sur. Estaban comandadas por un solo hombre el general Antonio José de Sucre, un hombre de total confianza de Simón Bolívar al que le había prometido la sucesión de la nueva República de Bolívar ubicada al sur del Perú. Del otro lado se encontraban las tropas desmoralizadas españolas quienes se lanzaron a la batalla algunos esperando que termine y muy pocos creyendo que iban a ganar. Así que luego de sufrir varias bajas el ejército realista se rindió y ambos generales decidieron que la capitulación se iba a realizar en un pueblo cercano llamado Quinua.
Rodrigo estuvo todo el tiempo alejado del campo de batalla escondido en las afueras, pero una vez que recibió la información de donde sería la capitulación salió corriendo como el diablo hacia ese lugar, si el Águila Ibérica iba a hacer algo iba a ser ahí, aunque ya estaba seguro con quién se iba a encontrar.
Quinua era un pueblo pequeño con pocas casas, una en especial parecía ser la indicada para firmar la capitulación, era grande, espaciosa con varias puertas y ventanas. Un caballo estaba en la puerta, señal que alguien ya había llegado, y por el aspecto del animal era alguien que había estado en combate.
Rodrigo entró a la casa en donde se encontraba un hombre encapuchado.
-Así que pese a todo eras tú, Virrey De la Serna, jamás esperé encontrarte nuevamente y en este lugar -dijo Rodrigo.
-Así que al final el traidor se hace presente -dijo De la Serna.
-Yo no soy ningún traidor.
-¿Entonces vienes a ayudarme a destruir a estos inmaduros que van a firmar la capitulación?
-Eso no lo voy a hacer tampoco -dijo Rodrigo -Vine a arreglar cuentas y asegurarme que ese documento se firme.
De la Serna se dio vuelta y se vieron a los ojos.
-Cuando vuelva a tener poder esta casita va a ser demolida hasta los cimientos antes que estos mocosos la construyan en un monumento.
-Todo terminó De la Serna, ya no hay más nada que hacer aquí. Debes cambiar tu forma de pensar o volver a Europa.
-Yo soy España, soy el Conde de Los Andes -gritó De la Serna -Yo soy el representante del Rey aquí.
-No entiendo, cuando éramos niños veíamos la hermandad del Alto Perú con respeto, ahora estás preocupado para que no exista.
-Éramos niños Rodrigo, esas historias no iban con nuestra época, españa es todo esto y ahora momentáneamente lo perdimos en manos de estos ignorantes imbéciles.
-¿Eres el Águila Ibérica verdad? -preguntó Rodrigo -Solo a una persona bien monárquica como tú llevaría ese nombre.
-Tú arruinaste la hermandad, la transformaste en un ente político avalado por los patriotas criollos -gritó De La Serna -Fueron los Templarios los artífices de la independencia, nada más los seguiste. Fallaste como asesino y como Español.
-Yo vi morir a españa en Trafalgar, impedí que los templarios británicos la conquistaran. El camino del patriotismo fue el correcto para levantar la hermandad en América del Sud.
-Por lo que veo no vas a cambiar de opinión.
-Tú tampoco pareces abierto a entender que estas nuevas naciones le deben mucho a Españ..
-Tú tampoco vas a cambiar -dijo De La Serna -y tampoco va a cambiar tu destino, morirás como tu amigo Güemes.
-No te vas a escapar de esta, la capitulación se firma hoy -dijo Rodrigo corriendo hacia De La Serna.
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Assassin's Creed Independencia
FanfictionSon los últimos años del siglo 18. España está perdiendo poder en el mar como en su territorio, mientras tanto en Sudamérica sus habitantes ven la oportunidad con terminar de una vez con el dominio europeo. Existen fragmentos del Edén protegidos po...