La Hermandad de Buenos Aires

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2 de enero de 1806 - Ciudad de Buenos Aires 

Luego de un viaje de varios meses el "Espíritu Santo" llegó a la Ciudad de Buenos Aires. La ciudad del nuevo mundo se veía a lo lejos, pues no podían acercarse mucho ya que al tener mucha playa los barcos de gran calado no podían acercarse mucho por eso debían desviarse unos pocos metros para entrar al puerto. No podían perder tiempo por lo que Rodrigo decidió bajarse en un bote y acercarse a la playa, obviamente captó la atención de varias mujeres que se encontraban lavando la ropa y de un par de soldados fueron a su encuentro.

-Señor, debo pedirle que se identifique y aclararle que estas no son formas de arribar a la capital del Virreinato del Río de la Plata -dijo el soldado.

-Me llamo Rodrigo Alexandre Didac Torres y Peña y como pueden ver el barco de donde vengo tiene la bandera española -Rodrigo se puso de pié gritandoles desde el bote -necesito hablar con Santiago de Liniers.

-¿Santiago de Liniers? -preguntó el soldado extrañado -Voy a preguntar, mientras tanto usted no se mueva de aquí.

Rodrigo se quedó esperando impaciente que el soldado regresarara con la información contempló un poco la ciudad desde donde estaba, el fuerte era bastante macizo y a lo lejos se veían cruces de iglesias, no parecía la ciudad indefensa que Santiago le había contado. No tardó mucho el soldado en regresar con la información.

-El señor Santiago de Liniers fue destinado al puerto de la Ensenada de Barragán.

-¿Donde queda eso? -preguntó Rodrigo desanimándose, ya estaba cansado de navegar y necesitaba algo de tierra firme.

-Es el próximo puerto bordeando la costa al sur -dijo el soldado -no puede perderse señor.

-Muchas gracias, avisenle al Virrey sobre una posible invasión británica -Rodrigo se sentó, tomó los remos y se dirigió al barco para continuar el viaje.

Encontrar el puerto de la Ensenada fue fácil, nada más había que seguir los barcos. Nuevamente al no haber lugar en el muelle para encallar volvió a descender en un bote pero esta vez lo hizo junto al capitán De Paula.

Al llegar al muelle fueron hacia el fuerte donde se presentaron ante los dos guardias.

-Soy Francisco de Paula, Capitán del "Espíritu Santo" Venimos a hablar con Santiago de Liniers, tenemos información urgente desde Europa.

El soldado agachó la cabeza e indicó que los siguiera a través de todo el patio para llegar a la puerta de un cuartel.

-Esperen aquí afuera -dijeron los guardias al llegar a la casa.

-Alférez Navarro, estas dos personas quieren verlo con noticias desde Europa, piden hablar con el Capitán Liniers.

-¿De que se trata? -preguntó el Alférez.

-Británicos -dijo el De Paula -Vinimos desde España y los divisamos navegando el Atlántico sur.

-Dudo que quiera atenderlos pero acompáñenme.

Al lado del cuartel había una casa de techos altos y tejas terracota, entraron y en su interior estaba fresco ya que las paredes eran anchas. El recibidor tenía una mesa de madera y varios arcones tapados con telas.

-Esperen aquí hasta que hable con el Capitán Liniers.

-No tengo tiempo para nadie -dijo Santiago molesto antes que el alférez entrara al despacho. Navarro hizo un gesto con las cejas como diciendo "por lo menos lo intenté"

-¿Ni siquiera para recibir a un viejo amigo? -Rodrigo gritó desde el vestíbulo.

-¿Rodrigo? -preguntó Santiago poniéndose de pie al escuchar la voz de su viejo iniciado -¿Que se supone que estás haciendo aquí?

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