Portland, Oregón.

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1 día y 3 horas entre Kansas City y Portland. He "cogido prestado" un coche, y por fin he llegado.

Es de noche, estoy sentada en el columpio del jardín de mi casa. No hay nadie, las luces están apagadas. Es noche de viernes, mis padres han ido a cenar a Firehouse. Tal vez Olivia esté con ellos, tenemos 21 años, pero a ella siempre le gustaba pasar tiempo con nuestros padres. Todo lo contrario a mi, discutíamos todos los viernes por la misma razón, fue otra de las causas por la que decidí ser vampiro.

Me balanceo adelante y atrás, moviendo los pies para darme impulso levemente. No pasa mucha gente por la calle, y si lo hacen, no me ven. De repente, unas luces alumbran la puerta del garaje, y ésta se abre. Un coche rojo nuevo entra y se detiene. Escucho algunas risas familiares y la voz de mi padre, parece cansado. La puerta comienza a bajarse, y me pongo en pie. Tengo miedo, de que me vean, pero yo necesito verlos a ellos.

-No. -Se acaba de bajar, suspiro.

Escucho atentamente: alguien entra en la cocina y saca algo del frigorífico; mientras, arriba, la luz del cuarto de mis padres se enciende. Distingo la silueta de mi madre quitándose el vestido, y sentándose en la cama. Mi padre aparece en la ventana. Me escondo detrás de un árbol y por suerte no me ve. Sus ojos azules brillan en la oscuridad, se rasca la nuca y dice algo en voz muy baja, tan baja que ni si quiera yo puedo escucharlo. Después desaparece y al cabo de unos minutos las luces se apagan.

Me quedo allí escondida, sin saber qué hacer. Pasan horas y horas.

Ha amanecido. Calculo por la posición del Sol que son las 6:45. Un coche se para al lado de la acera. Se abre la puerta del copiloto y tras unos instantes, una chica sale. Su melena rubia se ondea por la brisa. El corazón me va a mil por hora, la sangre me arde y siento un cosquilleo en la piel. El coche da media vuelta y se va calle abajo. Olivia se gira hacia mi dirección, e inconscientemente salgo de detrás del árbol.

Nos miramos a los ojos, es como verme en el espejo. Aunque si te fijas bien, yo soy un poco más morena, y sus ojos son de un tono azul más oscuros que los míos. Sus labios rosados forman una línea recta, siento el dolor y la alegría al mismo tiempo en su interior. Sonrío conteniendo las lágrimas, y ella me devuelve la sonrisa.

-¿Eres tú de verdad? -Dios, si hasta nuestras voces son casi idénticas, ya lo había olvidado.

-Olivia. -Corre hacia mi y nos abramos. Está mucho más fuerte, e increíblemente guapa.

-Has vuelto. -Lloramos juntas, dejándonos llevar por el momento.- Has vuelto. -Y lo repite unas diez veces más.

-Madre mía hermana, casi no te reconozco. -Reímos.

-Lo mismo digo, ¡¿qué te ha pasado?! Pareces...Mis América. -Nos miramos y volvemos a reír.

-Te he echado de menos Olivia. -Me limpio las lágrimas.

-Y yo a ti Gabrielle. Oye, vamos a entrar, dormimos y cuando papá y mamá despierten les das una sorpresa. -Tuerzo la boca.

-No...No puedo. -Alza una ceja.

-Claro que puedes. -Sonrío.

-Yo ya no soy su hija, los abandoné. -Suspira.

-Les da igual, han pasado el peor año de sus vidas, sólo quieren recuperarte. Por favor, por ellos, por mi. -Pone cara de cachorrito.

-Está bien... -Da un gritito de alegría.- Sh, que vas a despertar a los vecinos.

-Vamos.

Entramos a casa con los tacones en la mano. Subimos las escaleras hasta la tercera planta. Voy mirando cada detalle, recordando cada momento vivido. Finalmente llegamos al pasillo, nuestras habitaciones están una enfrente de otra. Mi puerta está cerrada, pero percibo mi perfume,intacto.

Una nueva entre vampiros [TERMINADA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora