Vientos huracanados

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Subo a la planta principal y encuentro a Justin conversando con su prima. En cuánto cruzo el marco de la puerta ambos se giran. Mi novio me dedica una espléndida sonrisa y yo se la devuelvo.

-Ven y siéntate con nosotros Gabrielle. -Me invita educadamente Kytzia.

Me acomodo en el regazo de Jus y le doy un beso en la mejilla.

-¿Os gusta la habitación? -Miro a Justin y él también se ha quedado descolocado. Reímos.

-Mucho. -Respondemos a la vez y noto como mis mejillas cogen color.

-Me alegro. -Kytzia es tan joven como yo, pero a puesto lo que sea que sólo en años mortales. Se la ve tan segura de sí misma...

-Kytzia, antes dijiste que el pueblo no está demasiado lejos en coche. Podrías llevarnos y enseñárnoslo. -Mi asombro hace sonreír. Justin.- ¿No pensarías que te iba a tener aquí encerrada todo el día no?

-Pues... -Me corta con un beso suave. Kytzia desvía la mirada.

-Quiero protegerte, no matarte de aburrimiento. -Cómo no pude imaginar que buscaría una forma de que yo fuese feliz aún estando en el lugar más remoto del planeta. Es Justin, él lo puede hacer todo realidad.

-Te quiero. -Susurro sobre sus labios, pero Kytzia interrumpe nuestro momento ñoño.

-Esto... Os llevaré encantada, pero antes debéis aprender algunos trucos. Ya no estáis en América.

El coche de la egipcia es muy apropiado para el desierto. Un todoterreno de enormes neumáticos. Está lleno de polvo y tierra, esta chica sabe como no dar la nota.

-Escuchad; os sorprenderá la cantidad de vampiros que pasan por la ciudad todos los días, por negocios más que nada. No podéis dejar que os descubran, para la seguridad de Gabrielle le pondremos un velo. -Fui a protestar pero supe que no serviría de gran cosa.- Las mujeres tienen una gran percepción, sabrán que eres un vampiro aunque lleves la cabeza completamente tapada, pero ellas no te harán daño, son buenas personas. Recuerdo el primer día que mi madre me llevó...

Dejo de escuchar a Kytzia, me ha dado un fuerte mareo de repente. Intento fijar la vista en un punto pero no sirve. El mareo va en aumento y una náuseas tremendas me invaden. Siento un calor asfixiante y al segundo un frío cortante. Miro al frente confusa y me encuentro con los ojos de Kytzia en el retrovisor. Le ruego con la mirada que no me delate, y ella asiente dudosa.

-El calor aprieta a estas horas, ¿no creéis? -Abre las ventanas y asomo la cabeza cogiendo el aire del exterior, pero es tan horrible como el del interior.- Queda poco, no os preocupéis.

Justin, totalmente ajeno a mi estado, observa maravillado el desierto que se extiende a derecha e izquierda. Analizo su rostro; tenso, avizor, intranquilo, pero al mismo tiempo, asombrado. Me paro un momento a pensar en lo que le he tenido que suponer durante este tiempo... Y por una vez me doy cuenta de que su Universo gira sólo entorno a mi. No ha descansado, desde aquel encuentro que nos otorgó el destino, para que yo esté a salvo y feliz. Me siento tan egoísta... ¿Me he preguntado yo, a caso, qué supone esto para él?

-Gab. -Abandono la conversación con mi yo interior y me doy cuenta de que hemos llegado.- Ponte esto.

Justin me pasa el velo fucsia con brillantes diminutos, me pregunto si serán diamantes. Kytzia me ayuda a ponérmelo y por fin puedo bajar del coche.

El sol brillante en lo alto del cielo abrasa todo a su paso. La sequedad del aire es demasiado espesa hasta para Kytz, que tiene que ponerse una pamela enorme. Me coge del brazo y comenzamos a caminar, mi novio va detrás de nosotras.

Una nueva entre vampiros [TERMINADA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora