Una fiesta desigual.

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Laura se apartó de mi con las lágrimas en los ojos y la mayoría de estas recorriendo sus mejillas. Con mis pulgares la limpiaba la cara y los ojos mientras intentaba consolarla tras el sofoco.
Marcos: Mucho mejor, así estás más guapa, como debe ser -dije mientras le limpié el ojo izquierdo y la sonreía-
Laura: Gracias -dijo tímidamente y con una sonrisa verdadera-
En ese momento me sentía bien conmigo mismo, cosa que anteriormente en mis dieciséis años de vida no había sentido, este sentimiento me gustaba.
Rubén: Laura, ¿te crees que después de lo que me has hecho, de pegarme un puñetazo te voy a perdonar? -dijo lanzándola una pregunta retórica-
Marcos: Lo vais a arreglar y lo siento que no sea mi problema, pero tanto como tú, Rubén, y tu hermana me importáis -dije dirigiéndome a Rubén-
Rubén: ¿Me estas vacilando o te estas quedando conmigo? -dijo molesto y extrañado-
Laura: Mira, ya bastante he hecho para que encima os amargue la noche de fiesta.
Marcos: No amargas la noche a nadie, de hecho... ¿por que no te vienes a la fiesta? -dije mientras le sonreía con confianza-
Rubén: No, ella no está invitada.
Marcos: Vale, Laura no va, espero que conmigo no cuentes -dije mientras recogía mi sudadera del suelo que anteriormente se me cayó de la percha-
Rubén: Estoy hasta las narices, te defiendo, te ayudo, te acojo,
¿y encima me dejas de lado por mi hermana que desde que viniste te arruinó la existencia? -dijo intentando comprender algo mientras me gritaba-
Yo no le respondí, de hecho agarré la mano a Laura y nos fuimos de la habitación de Rubén dejándole con la palabra en la boca, había explotado y era solo el principio de toda la ira que tenía acumulada en mi interior.
Dejé a Laura en su habitación y la dije que se pusiera lo mejor que podía, se lo dije bastante serio y sonó bastante seco.
Llevaba el traje de Rubén puesto, me encerré en el baño que estaba en frente de la habitación de Laura mientras que ella se estaba vistiendo, una vez dentro del baño, apoyé las manos sobre un mueble mientras miraba el espejo, necesitaba gritar y golpear algo, no grité pero si golpeé el espejo que tenía delante, haciendo que esté se quedara inutilizado, hecho añicos y yo con la mano derecha chorreando sangre. El golpe fue grande, y ruidoso, tanto que lo tuvo que oír Rubén, pero su orgullo al igual que el mió le pudo más y se quedó donde estaba.
Cogí papel higiénico y me vendé de mala manera la mano, haciendo que se tapara la herida de sangre que tenía. A los cinco minutos seguía en el baño, pero esta vez estaba llorando por la impotencia, de repente Laura llama a la puerta haciendo que mi atención se fuera al sonido de los golpes y a la voz.
Laura: ¿Estás bien? Estoy lista ya para salir, pero si no estas bien no te preocupes, lo dejamos.
Marcos: ¿Qué? No, tranquila, estoy bien, ya salgo -dijé mientras me daba prisa para lavarme la cara para ocultar que había llorado-
Salí del baño fingiendo que no había pasado nada y negando las preguntas de la chica por la cual tenía curiosidad el saber que si había llorado y porque tenía la mano ensangrentada.
No quería hablar del tema, lo único que sabíamos los dos, era que estaba muy afectado por la discusión con Rubén, así que no hicimos ningún comentario al respecto sobre el tema.
Nos fuimos de la casa y nos dirigimos a una discoteca que era la más famosa de la ciudad "La Dorada" donde entramos fingiendo ser mayores de edad, nos fuimos a la barra y nos sentamos para hablar. Pedíamos bebidas alcohólicas, las cuales nos la bebíamos una tras otra, hasta alcanzar cinco cada uno. Comencé a encontrarme fatal, marearme y a distorsionarme la vista y oído, solo lloraba por lo de Rubén, me echaba la culpa a mi por haberla cagado, mientras que Laura estaba riéndose y de vez en cuando le daban brotes psicológicos, porque reía como una lunática y a los pocos minutos lloraba por otra tontería.
Marcos: No sabía como decirte esto, pero ya me da igual, te voy a ser sincero y espero que me apoyes -dije muy perjudicado por la tristeza y el alcohol-
Laura: Claro, pero antes te tengo que confesar que la idea de que discutieras con Rubén fue culpa mía, quería putearte y no sabía como, pero lo que te dije en realidad de que lo sentía por todo lo que te he hecho si que es verdad y te lo diré las veces que quieras -dijo intentando apoyarse en un objeto estable y controlando lo que decía dejando de lado un poco la borrachera-
Marcos: ¿He discutido con el chico que me gusta por tu culpa? -dije sin saber que le había confesado que me gustaba su hermano-
Laura: Si, y lo siento, me he dado cuenta y me jode admitirlo que me caes mejor de lo que yo creía, esta noche me has demostrado ser el chico totalmente diferente a la imagen que tenia de ti -dijo mientras se reía-
Marcos: Supongo que tú a mi también me caes bien, bastante bien diría yo -dije cambiando de tema repentinamente-
Laura: Siento que te pregunte esto Marcos, pero siento curiosidad por una cosa, la pregunta es... -dijo haciendo una pausa larga-
¿Te gusta mi hermano?
Marcos: Sí, no puedo ocultarlo más, y se me nota demasiado, hasta tú que ni me conoces te has dado cuenta, a parte, lo he dicho antes -dije sin dudar lo que decia- Laura: Pues no temas que de aquí no sale y que Rubén no se da ni cuenta de lo que sientes por él, pero te tengo que chafar la noche, que es heterosexual -dijo convencida mientras agachaba la cabeza-
Marcos: No te preocupes, ya lo sabía, por eso mi llantina... -dije cabizbajo- oye, ¿nos podemos ir que me estoy agobiando?
-dije mirándola a los ojos, borracho y con ganas de irme a casa mientras el local se llenaba de gente-
Laura asintió y fuimos a casa de Rubén y Laura, íbamos bastante borrachos por lo cual no hicimos caso de que había por los suelos o quien estaba en el suelo tirado. Laura me invitó a dormir en su habitación y acepté con gusto.

Todo a cambio de nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora