Hoy es el primer día del instituto en Barcelona, solo se que se llama Zurbarán, según muchos es el mejor instituto, para mi es solo un simple edificio en los que hay gente trabajando e intentando estudiar. Ahora mismo estoy frente a la puerta principal y me tiembla todo el cuerpo, me imagino todas aquellas cosas que me pasaron hace un año y se me hace un nudo en la garganta y comienza a recorrerme un sudor frío. Obligado y nada decidido me dirigí a entrar por la puerta y adentrarme dentro del establecimiento, que una vez dentro me quedé mirando un papel en el que ponía mi clase nueva, era cuarto de ciencias y en ese instituto sólo había una clase, la cual estaba al fondo del pasillo, me dispuse a caminar hacia allí no muy decidido cuando alguien me paró tocándome el hombro.
Desconocida: Creo que te he visto antes y no se donde, pero me suenas mucho.
No dije nada, me di la vuelta con seguridad y entonces miré la cara de la persona que me había hablado hace unos minutos, una cara que conocía perfectamente.
Marcos: Si... puede ser de hace unos meses, mis padres negociaron con los tuyos para quedarnos con la casa.
Desconocida: ¡Anda!, es verdad, tu eras aquel chico que no paraba de mirar a mi hermano.
¿Qué tal la familia y la casa? -dijo mirándome a los ojos-
Marcos: Bien, supongo que haciendo sus cosas, y la casa es preciosa -dije esquivando su incomoda mirada- siento decirte esto pero no puedo hablar contigo, porque tengo que buscar la clase de ciencias.
Desconocida: No hay problema, te llevó hasta allí, de hecho esa es mi clase -dijo cambiando la cara-
La chica me llevó a la clase en la que iba a estar más de ocho meses, entré en la clase y fui el motivo por el cual me miraban todos, ignoré un poco a todos y con miedo me senté en una silla donde no había nadie al lado.
Al rato de diez minutos sin haber venido ningún profesor y la clase gritando y jugando, se me acercó la misma chica que antes me comenzó a hablar, se sentó a mi lado y se me quedó mirando.
Desconocida: Se me ha olvidado presentarme, me llamo Laura García Alameda -dijo mientras me pasaba la mano por el brazo-
Marcos: No te preocupes... yo me llamo Marcos -dije con la voz entrecortada y nervioso-
Laura: Que bonito nombre, como el que lo lleva puesto -dijo mientras se acercaba a mi oido- te tengo que confesar que yo siempre consigo lo que quiero -dijo mordiendose el labio inferior-
Marcos: Laura, no creo que debas hacer nada conmigo ahora mismo.
Laura no me escuchaba o fingía que no me escuchaba, se me sentó en las piernas mientras que se acercaba a mi, nos quedamos nariz con nariz... yo intentaba echarme para atrás, pero ella se me acercaba más a mi. Iba ha decir que no debería hacer lo que estaba haciendo, pero me cortó, implantando sus labios en los míos... yo no sabía que hacer y no hice nada, a los pocos segundos, cuando se dio cuenta que no le seguía el beso, se aparto de mi y me miró con cara de asco y de odio, se levanto de encima de mi y sin darme ninguna explicación, me dio una hostia en el pómulo derecho haciendo que me quedara con la marca de la mano.
Laura: Tu eres un hijo de la gran puta, te vas a acordar de lo que me has hecho -dijo con los ojos llenos de ira y apretando los puños-
Yo no sabía lo que había hecho, solo se que sin quererlo ya había tenido mi primer contacto con los alumnos de aquí. Pasados unos minutos más tarde llegó el director con la compañía de la tutora, aquella mujer sin saber como era me transmitía confianza, era una profesora llamada Inés, era nuestra profesora de literatura, era una chica joven de unos treinta años, con luz en los ojos y el pelo bien peinado, se la vía profesional. Comenzó explicando el funcionamiento de las clases y ha darnos los horarios, los profesores y antes de acabar, me miró, me hizo un gesto en el que decía que fuera a su mesa, así lo hice sin protestar, todos me miraban y me sentía muy incómodo. Empezó a hablar de que yo era nuevo en el centro y en la ciudad y que mis compañeros hicieran el favor de hacerme sentir como si estuviera en mi propia casa.
Laura: Inés, yo sintiéndolo mucho por mi como si se rompe el crisma, me importa una mierda su vida y aún más me importa una mierda el chaval este.
Inés: Bueno Laura, que no se quiera liar contigo, no significa que le desees el mal a nadie -dijo con una sonrisa divertida-
Ese momento me estaba matando ya que la profesora había llamado "fresca" a una compañera delante de todos y por mi culpa... me mandó sentarme en mi sitio y a la que iba, Laura sacó el pie haciendo que me tropezara y me fuera al suelo haciéndome daño todavía en la herida del corte.
Laura: ¡Uy! Que inútil cariño, ten cuidado haber si la próxima te vas a comer la pared -dijo con una sonrisa irónica-
Me levanté como pude y me llevé la mano al abdomen, me sangraba la herida, la clase se estaba riendo de mi. En ese momento entró un chico, que había llegado tarde.