(Narra Joan)
Ha pasado un año.
Para algunos oír eso es como que ha pasado un segundo, gente que vive apresurado cada minuto de su vida y que pasa rápidos sus días pero que su vida pasa lentamente. Este ha sido el año más largo de mi vida, y quiero pensar que con el tiempo las cosas irán mejorando. Es justo hoy cuando hacer exactos trescientos sesenta y cinco días escribí aquella carta en que derramé muchas lágrimas, y la verdad, tinta, porque necesité a saber cuántos papeles para llegar a una buena carta, y ni siquiera sé si sirvió para que al menos no pensara que no le quería tanto como decía.
Ahora estoy perdida en la oscuridad de mi cuarto, poco bañado con al tenue luz de mi lampara pequeña, sobre la mesita de noche. Una ligera luz azul viene de la tormenta de nieve que se desata fuera, y en los rincones más escondidos y "lejanos" de mi habitación, la oscuridad sujeta la corona. Lo que yo sujeto es un boli negro, el cual escribe con letra rápida y mal hecha una carta para estas navidades. Después de un año entero ignorando a posta sus mensajes no soy capaz de dejarle al margen, estoy viviendo lo que es pensar día a día en una persona y que al salir de tu cuarto sea como si esa persona no existiera... aún encima en Áuradon, sí o sí, le han hablado de mí más de una vez, y no he dado señales de estar viva, en este mundo.
Como si fuera a encontrar algo bueno, repaso la carta.
Sé que ha pasado mucho tiempo para salir con otra carta, con tanto descaro, pero a pesar de que odies, lo cual considero bastante probable, quería intentar hablarte.
Si no te contesto a los was, es sólo porque estoy intentando que ambos nos olvidemos entre nosotros, o tal vez adaptarse a no vernos, a no hablar. Sabía que hablar conmigo día a día por mensaje, que era más o menos lo que iba a acabar pasando no iba a ayudar, así que te escribiré una carta de vez en cuando, si quieres.
Y, a la hora de la verdad, no sé qué decirle.
¿Qué le voy a decir, si mi intención es que me olvide? ¿Que le quiero? ¿Que le echo de menos? ¿Que pasaría con él el resto de mis días si pudiera? ¿Que sueño con él cada noche? ¿Que no soy capaz de quitármelo de la cabeza? Ninguna de estas cosas es mentira, pero repito: es necesario que me olvide, y no lo voy a conseguir de esta forma.
Lo que más que nada se quiere saber es como llevo las cosas desde que me fui. Ciertamente, muy mal.
Me he despertado con pesadillas desde el primer día a las tantas de la mañana, más de una vez haciendo deberes, sumida en un infinito de pensamientos he escrito "Carlos" en las hojas, y me he visto obligada a borrarlo con tipp-ex. En las clases en que me aburría cogía la última hoja de la misma asignatura (Oratoria) y escribía su nombre con las letras más bonitas que podía; he dibujado su grafiti de la Isla tantas veces que me sale exacto... nada, no me lo saco de la cabeza. Me he memorizado las canciones que cantaban en la Isla que más de una vez les pillé cantando en alto, y las canto para mí cuando no puedo dormir.
La primera noche, con lágrimas no precisamente secas en las mejillas y un trozo de cinta de tipp-ex gastado, con cierto nombre escrito, me dormí. No sé cómo, pero lo hice.
Seguramente he metido la pata hasta el fondo en los pantanos de la locura para hacer todo esto, pero supongo que cuando te sientes sola en un sitio nuevo y sabes que alguien en la otra punta del mundo está más o menos como tú, que te apoyaría en un momento como este aunque estando él, ya no te haría falta, es así como acabas. Mi gran pregunta es si él está como yo, o ha sido como siempre más listo y más fuerte y sigue viviendo su vida como siempre. Espero que lo segundo, porque de pensar que él lo lleva bien, ya sonreiría unas cuantas veces al día, no como ahora, que no lo hago nunca.
-Joan.-me llama mi tía.
Camille Foster no es precisamente una mujer de mucha fama por ser hermana de Roger. De hecho su vida está por los suelos, hasta me dio pena llegar a esta casa pensando que tendría que mantenerme, porque es bastante digamos... pobre. Le costaba mantenerse a sí misma antes, y en un año como este mantenerme en la escuela es todavía más difícil. Me pregunto cómo una mujer tan joven puede aguantar esto, porque a pesar de la edad de mi padre, ella tiene veinticinco años... bueno, de la edad que mi padre tendría.
Se ve que antes era una persona más alegre, aunque desde la muerte de mis padres (que también era amiga de mi madre) está bastante triste. Intento ayudarla en todo lo que puedo y fuerzo sonrisas para hacerla sentir bien, procuro que mi compañía al menos pueda ser buena para ellas, pero de alguna manera siento que no existe un vínculo familiar ni de ningún otro tipo entre nosotras que no sirvo de nada en esa casa, ni en ningún otro sitio.
Si no fuera por todo esto, llevaría doce meses suplicándole que fuéramos a Áuradon, y su vida allí sería más fácil, pero sin mejores condiciones creo que un viaje allí le exigiría trabajar más, y a mí también, porque con esta situación voy por las tardes unas cinco horas a una cafetería de por aquí para contribuir un poco.
-¿Si?-pregunto.
-Tienes a Amanda abajo, esperándote.
Amanda es una chica bastante simpática, nos llevamos bien aunque es como con todo el mundo, no la considero una amiga.
Me levanto de la cama y me pongo la bata, para luego extender mis pasos hasta el hall de la casa, donde la castaña espera mi presencia.
-Hola Joan.-sonríe.
-Hola.-digo con un hilo de voz.
Caminamos hasta el salón y nos sentamos en un sofá. Su expresión está más feliz de lo normal, aun sabiendo que en su vida no pasan cosas por las que su cara deba tener otra inclinación. A veces me pregunto cómo es posible que a una persona no le pase nada malo, y pueda sonreír siempre, mientras que otras se pasan la vida dispersos, en sus propios problemas. Y no hablo de las apariencias, porque ella misma dice que cómo es posible que la gente tenga problemas si a ella nunca le pasa nada, yo le miro impresionada y le pregunto si es cierto que nunca le pasa nada. Ella asiente.
-Tengo una buena noticia que darte.-dice, sin poder hacer que la emoción espere.
-Parece que es bastante buena... ¿Taylor Swift se va a pasar por aquí en una gira?-intento bromear, aunque mi tono de voz y la falta de fuerzas para hacer un chiste hace que lo ignore.
-No, aún mejor... llegan los intercambios escolares.-me río.
-¿Y?-pregunto.
-Y... un grupo de los de nuestra escuela van a ir a Áuradon de intercambio. De Áuradon vendrá gente, es para el segundo trimestre.
-Bueno, ya se han elegido los que iban y no soy yo.-digo, dejando claro que no me interesa lo más mínimo de ese modo.
-Ya, pero me eligieron a mí, y después de explicárselo todo a la directora, acordamos que Carlos no vendrá, pero tú irás.
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broken ;; carlos de vil.
Fanfictionsegunda parte. -¿Como responderías a que te dijera que quiero pasar el resto de mi vida contigo? -Creería que es un sueño. -Pues vivamos ese sueño juntos.