CAPÍTULO 3.

135K 9.2K 499
                                    

VALERY.

-Ya te dije que vinieras a Brasil.-Dice Sally.-Esta dicho, Ler, no ganarás absolutamente nada, tu padre sólo piensa en su nuevo bestial títere.-Resoplo y paso mis manos por mi cabello, estresada, odiando que Sally tenga la razón.

Fui ingenua al pensar que McFreen pensaría por primera vez en su vida en su única hija pero tenía que intentarlo.

-¡Ler!, vuelve al mundo real.-Vuelvo a mirar a mi mejor amiga, ella mueve sus manos por la cámara, giro mis ojos con una pequeña sonrisa, estúpida Sally.-¿Quieres que vuelva?, tomo el primer vuelo...-Muevo mi cabeza rápidamente, negando.

-No, Sally.-Chasqueo mi lengua.

Cambio de posición en mi cama boca abajo y mis manos sosteniendo mi cabeza por la barbilla.

-Me irrita verte así, eres mi mejor amiga, tus padres son unos...-Niega despacio.

-Es lo que me tocó.-Hablo fingiendo tranquilidad.

En realidad desearía tener una familia unida, un hogar estable y cálido, pero no, sólo tengo a una madre obsesionada con el dinero, un padre obsesionado con el boxeo y artes marciales mixtas, ¿dónde quedo yo?

-Ler!-Grita Sally en la bocina de su portátil, entre cierro mis ojos confundida.-Llevo hablando como estúpida dos minutos, pero tú sigues en tu mundo.-Dice con molestia.

-No iré a Brasil y tú no volverás.-Decido con firmeza antes de que ella vuelva a insistir con alguna de esas dos opciones, su mirada se llena de frustración.

-Ahora no importan mis vacaciones, Ler, importas tú, pero eres tan terca.-Murmura rápidamente, esta molesta.-¿Seguirás intentando acercarte a tu padre?-Asiento un poco insegura, Sally resopla.-Desde cuándo tengo una mejor amiga anormal.-Murmura, río entre dientes, y muevo mi cabeza a los lados.

-Quiero estar el tiempo suficiente cerca de papá, antes de irme a alguna universidad y sea más imposible verlo.-Hago una mueca y Sally se calma al escuchar mi tono suave.

Nunca le había puesto tanta importancia a la poca atención que papá me daba o tener un poco más de acercamiento con él, antes era sólo estar con Sally, ambas nos entendemos perfectamente, su padre es un empresario, nunca esta en casa y la madre de Sally murió en un accidente cuando mi amiga tenía dos años, Sally se rindió muy rápido de lograr un poco de atención de su padre y ahora sólo disfruta de la buena vida.

-Bien.-Suspira, pasa una mano por su muy rebelde cabello, sus rizos negros son muy llamativos.-Entonces la única solución es...-Ella hace sus manos en puño y lanza un golpe, frunzo mi ceño.-, ya sabes, unirte a lo que a él le gusta.-Eleva sus hombros, yo niego rápidamente.

-Odio con toda mi alma esos jodidos deportes.-Respondo rápidamente, horrorizada.

-Entonces deja tu odio a un lado, e intenta esto último si tampoco logras nada con eso, entonces es mejor aceptar la derrota, querida.-Eleva un poco su labio, haciendo una mueca.

Exhalo, intentando sacar la tensión de mi cuerpo, bajo mis manos a mi cuello y lo acaricio, pensando en si rendirme antes de intentar esa locura.

Una McFreen odiando el deporte familiar pero también tengo la sangre Robin, odiar todo tipo de deportes salvajes.

~~~~•~~~

-No puedo creer que haré esto.-Digo con vergüenza, para mi es una gran humillación.

Hacer el deporte que más odio, el que me quitó el cariño de mi padre e hizo de la familia McFreen Robin una mierda, salgo de la habitación al escuchar que mi padre y la bestia llegaron del entrenamiento.

Bajo rápidamente los escalones, interrumpiendo la platica entre ellos, mi padre me mira curioso, no me interesa ver ni un poco a ese.

-Quiero hacer...-Se me dificulta terminar mi proposición, confundiendo más a Hunter.

-¿Hacer?, ¿es algo malo?, ¿llamo a tu madre?-Pregunta y asiento a la primera y niego en respuesta a las dos últimas.

-Hacer un poco de boxeo.-Él abre mucho sus ojos por la gran sorpresa.

-¿Estás bien, Val?-Suelta aturdido, frunzo mi ceño, ¿y eso quiere decir que, no iré?

-Yo en verdad quiero ir, contigo.-Aclaro seria, marcando la última palabra.

Mi padre abre, cierra su boca, mira a los lados y después a mi.

-¿Es una broma?-Eleva sus cejas y giro mis ojos, desesperada.

-Olvídalo fue algo estúpido aceptar el deporte familiar.-Resoplo antes de girar y subir algunos escalones.

-Esto es real.-Escucho decir a mi padre.-Hija, espera.-Respiro hondo y miro sobre mi hombro, siento escalofríos al ver la gran sonrisa de mi padre.-Mañana irás con nosotros.-Asiente todavía con aquella sonrisa, pero escucho como marca la última palabra.

Sé que noto que nomas le dije a él, pero ahora él marco también a su muchacho, asiento fingiendo tranquilidad, esa sonrisa la había visto sólo una vez y sabía que las demás sonrisas que me mostraban eran secas o sólo una común sonrisa.

Y la primera vez que vi su sincera sonrisa y llena de orgullo fue cuando gané en un concurso al decir quién era mi ejemplo, mi sueño de ser la mejor boxeadora y estupideces de una niña de cinco años.

Pero ahora odio todo lo relacionado con guantes, sacos, y golpes, una gran sonrisa aparece en mi rostro al llegar a la puerta de mi habitación, escucho los pesados pasos de alguien, mi sonrisa se borra al verlo entrar al pasillo y yo rápidamente entro a mi habitación.

~~~~•~~~~

Cruzo mis brazos, estoy realmente aburrida y muy molesta, miro a mi abuelo y después a mi padre.

-Yo no puedo entrenar contigo, Val, le pedí al viejo McFreen que me ayudará, y al igual que todos está emocionado, aceptaste el deporte familiar.-Entre cierro mis ojos, y golpeo con frustración mi deportiva negra contra el piso azul.

Mi padre ignora eso y mueve su mano en forma de despedida, mirando la pantalla de su celular, y sigue su camino a una puerta de vidrio.

-Sé que querías tener tiempo con mi hijo, Solecito.—Habla el abuelo cuando mi padre entra a otra área, elevo mis hombros antes de sentarme en el suelo.

-Ya no importa, abuelo.-Digo decepcionada.

-Vamos, todavía tengo algo de talento.-Dice tratando de animarme, elevo mi vista y sonrío un poco, pero recuerdo lo que hizo mi padre.

-¿Has aceptado porque sabias que me dejaría con alguien extraño, verdad?-Pregunto mirando el suelo.

-Yo también quiero tiempo con mi única nieta.-Vuelvo a mirarlo, sus ojos caramelo me miran con total cariño, río entre dientes, que gran ironía, me levanto y mi abuelo deja una mano en mi espalda.

-Gracias, abuelo.-Digo bajo, él me mira de reojo y niega.

-Muy tarde entendí, que la familia siempre es primero y tú padre sigue mis errores.-Aprieto mis labios.-Mejor salgamos de éste lugar, sé que no quieres hacer esto.-Miro a mi abuelo, eleva sus cejas y suspiro.

INSTAGRAM: @bellalilh
TWITTER: @BellaLilH

TIGRE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora