Capítulo 3

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N/A: Gracias por leer y por las reviews que me dejáis :), se agradecen!

Algunos me habéis preguntado si aparecerá Castle en esta historia. Como *spoiler* os digo que por supuesto que va a aparecer y ya no tardará en hacerlo.


Kate se levantó con un profundo aroma a café envolviendo toda la casa. Cuando ella y Emma salieron del dormitorio Jim había preparado el desayuno y les esperaba sentado a la mesa, leyendo el periódico. Kate sonrió al ver el desayuno, hacía mucho tiempo que nadie le preparaba el desayuno. En cuanto las vio, Jim dejó el periódico a un lado y se levantó, dirigiéndose hacia ellas. Algo le decía a Kate que su padre estaba más que encantado de tenerlas en casa.

-Buenos días - le saludó Kate.

-Buenos días hija - dijo él, sin quitar la vista de su nieta.

Kate recordó que desde que habían llegado la noche anterior, Jim no había visto a Emma despierta todavía. Y teniendo en cuenta que apenas la había visto un par de veces en los seis meses pasados, prácticamente no se conocían, por lo que le tocaba hacer las presentaciones.

-Dile hola al abuelo - le dijo Kate a su hija en un tono dulce.

La pequeña emitió un pequeño balbuceo, moviendo agitadamente los brazos.

-Hola pequeña - le saludó Jim, acariciándole la nariz con un dedo.

Emma dirigió sus grandes ojos color avellana hacia su abuelo, examinándole durante unos segundos.

-¿Quieres cogerla? - le preguntó Kate.

Jim asintió, tendiéndole los brazos a su nieta, pero esta lo rechazó, volviéndose hacia su madre. Beckett pudo notar la decepción en la mirada de su padre.

-Es normal, deja que se acostumbre a ti.

Jim asintió de nuevo y se giró hacia la mesa.

-¿Te sirvo café?

-Sí, gracias.

Kate colocó a Emma en su capazo y se sentó a la mesa a desayunar con su padre. Tras unos momentos de incómodos silencios, Kate decidió romper el hielo.

-¿Todavía sigues yendo de pesca?

-Sí - contestó Jim - Todos los sábados.

-Hoy es sábado - dijo Kate, intentando recordar si estaba en el día correcto.

-Sí, pero bueno... no quería dejaros solas - contestó él, al mismo tiempo que terminaba su tostada.

-Gracias - le dijo Kate, sonriendo tímidamente.

-He pensado que como hace buen día, podríamos salir luego a dar una paseo. Si te parece bien - dijo Jim, cuidadosamente, temeroso de que Kate ya hubiese hecho algún plan.

-Claro. Me parece perfecto - contestó ella, feliz por la idea de su padre.

Tras otro momento de silencio, Kate se levantó y comenzó a preparar el biberón para Emma.

-Papá - dijo, tomándose un momento para tomar aire antes. Jim se giró, sentado todavía a la mesa - gracias. No tenías porqué hacer nada de esto, después de haberte fallado.

Él la silenció, alzando la mano.

-No tienes que darme las gracias Katie, soy tu padre y siempre voy a estar aquí.

Kate le sonrió, evitando que las lágrimas se escapasen de sus ojos delante de su padre, y se inclinó para abrazarlo.

-¿Te quedas con ella mientras me doy una ducha? - dijo, señalando a su hija, que continuaba en su capazo. La pequeña había escupido su chupete y balbuceaba de una manera graciosa mirando hacia ellos, como si intentara hablarles.

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