Capítulo 14

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N/A: Gracias a todos los que leéis el fic, pero sobre todo gracias a Laura por ayudarme con algunas ideas en esos momentos que no encuentro inspiración :P!

Aquí el primer capítulo, un poco ñoño/familiar/suave, pero que espero que os guste.

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Mientras Rick bajó a preparar el desayuno, Kate fue a despertar a Emma. Se inclinó sobre ella en la cama y le dio un beso en la mejilla, al mismo tiempo que le acariciaba la cara. Susurró su nombre un par de veces hasta que la pequeña abrió los ojos.

-Mami - dijo perezosamente.

-Cariño, ¿qué tal has dormido?

-He tenido un sueño malo - dijo Emma, todavía tumbada en la cama.

-¿Una pesadilla? - preguntó ella. Emma asintió - ¿Y qué has soñado?

-La mujer del parque me decía que me tenía que ir con ella, me tenía que llevar, pero yo no quería - dijo entre sollozos.

Se sentó sobre la cama y Kate la acurrucó entre sus brazos.

-Tienes que saber que eso no va a pasar, solo ha sido una pesadilla. Papá y yo estamos aquí y no vamos a dejar que nadie te haga daño.

Un pensamiento se fue aclarando cada vez más en la mente de Kate, si la madre de Tom quería ver a Emma, ella no se lo permitiría. No después de lo que le había hecho pasar a la pequeña por no hacer las cosas de frente como adultos. Pero no iba a dejar que aquello les amargase su fin de semana, así que rápidamente intentó alegrar a su hija y hacer que se olvidara de aquella pesadilla.

-¿Sabes qué está preparando papá para desayunar?

-¿Tortitas? - preguntó Emma, mirando a su madre, esperanzada por que fuesen tortitas, su desayuno favorito.

-Mmmm no sé... tendremos que bajar para comprobarlo.

Emma se desenredó de los brazos de su madre y bajó de la cama, escabulléndose rápidamente hasta la cocina, donde Castle estaba terminando de colocar el desayuno sobre la mesa.

-¡Papi! - gritó, abrazándose rápidamente a sus piernas.

-Ey, granujilla - la saludó él, agachándose hasta quedar a su altura y darle un beso de gnomo, que era como ellos lo llamaban, rozando su nariz con la de su hija.

-¿Son tortitas? - preguntó ella, soltándose de su padre y escalando a la silla.

-Ajá - dijo él, divertido por el entusiasmo de Emma.

-¡Qué bonita! - gritó ella, al ver la sonrisa que su padre había dibujado con puntitos de chocolate sobre su tortita.

-¿Te gusta? - preguntó él, sentándose también a la mesa.

Emma asintió, sonriente, al mismo tiempo que tocaba con su dedito uno de los puntitos de chocolate y se lo llevaba luego a la boca.

-La de mamá también es especial - dijo él, al ver a Kate sentarse con ellos.

-Gracias Rick - dijo ella, sonriendo por aquel detalle.

-¿Qué dibujo es? - preguntó Emma, intentando ver la tortita de Kate a través de los vasos y jarras del desayuno que había en la mesa.

-Es un corazón - dijo Kate, alzando su plato para que Emma pudiese verlo.

-¡Qué bonito papi! Otro día te hacemos uno a ti.

-Me parece buena idea - dijo él, guiñándoles un ojo y haciendo reír a su hija.

Cuando terminaron de desayunar, se vistieron y bajaron a dar un paseo a la playa. Hacía fresco como para bañarse y tomar el sol, pero nada les impedía dar un paseo por la arena. Emma comenzó a correr libremente mientras Rick y Kate recordaron entre risas la primera vez que la llevaron a la playa. Emma solamente tenía un añito y tenía miedo a caminar sobre la arena, hasta que vio una gaviota pasar cerca de ellos y casi se lanzó desde la toalla corriendo hacia ella, intentando cogerla.

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