Capítulo 6

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El escritor se acercó, como cada mañana, al escritorio de Beckett con dos cafés en la mano, uno para ella y otro para él. Dejó el de ella sobre la mesa, al mismo tiempo que Kate le dedicaba una sonrisa.

-¿Todavía buscando piso? - le preguntó él, al ver que Beckett tenía abierta la página web de una inmobiliaria.

-Sí. He encontrado uno que realmente me gusta, pero...

-¿Pero qué?

-La dueña de la casa es una señora tradicional y quiere alquilárselo a un matrimonio. No creo que le haga mucha gracia alquilárselo a una madre soltera.

Kate se centró de nuevo en la pantalla de su ordenador, mientras Castle se apoyó sobre el escritorio de Beckett, con una mirada divertida.

-Pídemelo - dijo, mirando a Kate.

-¿Qué te pida el qué? - preguntó ella.

-Sabes a qué me refiero.

Ella se quedó mirándole, adivinando qué era lo que el escritor quería decir, sin embargo no estaba segura de si él realmente querría y no quería ponerle en un compromiso, así que no dijo nada.

-Venga - le animó él - pídeme que te acompañe.

-¿Te gustaría?

-¿Te gustaría a ti?

-Sí - dijo ella, casi sin pensarlo - Quiero decir, sería un detalle Castle.

-Entonces no se hable más. Te acompañaré y ese piso será tuyo - dijo él, con una sonrisa.

Kate esperaba impaciente, mordiéndose el labio y golpeando la suela de su zapato contra el suelo una y otra vez, cuando él le sorprendió por detrás.

-¿Nerviosa?

-Un poco - dijo, volviéndose hacia él.

-No te preocupes, seré un buen marido - Al contrario que ella, él parecía de lo más entusiasmado con aquello que estaban a punto de hacer.

Ella sonrió nerviosamente mientras echaba un vistazo de arriba abajo a Castle. Éste se había vestido de una manera informal, con unos pantalones vaqueros y un fino jersey gris. Kate se sorprendió a sí misma dándose cuenta de cómo estaba mirando a Castle e intentó mirar hacia otro lado. Por suerte él estaba demasiado distraído mirando hacia el otro lado de la calle y no se dio cuenta.

-¿No habíamos quedado a las cinco? - preguntó él, mirándose el reloj de la muñeca.

Los ojos de Kate se desviaron directamente hacia el dedo anular del escritor, donde llevaba puesto un anillo de compromiso.

-Oh, ahí viene - dijo Castle, mirando esta vez hacia una señora mayor que se acercaba a ellos.

-¡Castle! - le susurró ella - ¿Llevas anillo de compromiso?

-Ah, esto - dijo él, restándole importancia - Sí, he pensado que así será más creíble.

-¿Te lo has comprado solo para la farsa de nuestro matrimonio?

-No, es mío - dijo en tono evidente.

Aquello pilló a Beckett por sorpresa, no sabía que Castle estaba casado.

-No te preocupes - dijo él - si pregunta, te quitaste el tuyo para lavarte las manos y se te olvidó.

Kate intentó esconder la decepción que sentía en esos momentos y se acercó a la dueña del piso para saludarla.

Después de saludarse mutuamente, los tres subieron a ver el apartamento. Se trataba de un segundo, con ascensor y en bastante buen estado. La mujer comenzó a hacerles una visita guiada por el apartamento, mientras les contaba alguna que otra anécdota de su vida. Cuando llegaron a los dormitorios, se quedó parada en el pasillo y les echó un vistazo a ambos.

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