Capítulo 2.

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Bueno, pues la libertad ya había terminado. El despertador ya había dado las 6 de la mañana y ese sonido infernal ya me estaba taladrando la cabeza. Me quedé vagueando un rato más en la cama y cuando volví a mirar al reloj digital de mi mesilla eran las 7. Genial. Iba tarde. Me levanté corriendo de la cama y me preparé lo más rápido que pude, a lo loco.
Cuando bajé me encontré con Christina sentada en MI sofá viendo la tele. Pero que confianzas.
-Eh tú, ¿qué haces?
-Pues nada, aquí haciendo tiempo.-me dijo como si nada.
-Mira, más vale que movamos el culo si queremos estar puntuales el primer día. Al menos el primero.
-Ay, tu responsabilidad no te la quita ni la gran ciudad pequeña Ann.
Gracias a Dios, vivíamos solo a unas manzanas del instituto y no había que andar mucho para llegar. A medida que nos acercábamos íbamos viendo un grupo cada vez más grande de gente. Estaban las típicas superficiales animadoras, los arrogantes jugadores de fútbol americano, y el grupito de chicos y chicas que babeaban por estos dos típicos grupos. En fin.
Nos dirigimos hacia la recepción para recoger nuestros horarios y el número de nuestra taquilla. Chris y yo sólamente coincidíamos en Filosofía y Lengua. La desgracia de que ella fuera de ciencias y yo una amante de las letras.
Dejé a Chris en su taquilla y empecé a buscar la mía. Miré varias veces el papel que la abuelita de la recepción me había dado por si me equivocaba, pero en la que seguramente era mi taquilla había un chico leyendo bastante concentrado un libro. Tuve que tragarme toda mi vergüenza.
-Em... Hola.-saludé sonriendo. Bueno la verdad es que no sabía lo que estaba haciendo.- No quisiera molestarte pero creo que estas apoyado en mi taquilla.-dije riendo un poco.
-Oh, lo siento mucho, ya... ya me voy.-mencionó con una sonrisa nerviosa en la cara.
Nuestras miradas se conectaron no sé durante cuanto tiempo. A mí me pareció una eternidad, pero esos ojos verdes merecían esa eternidad.
Él salió andando bastante rápido y de su bandolera se cayó un libro. Fui a cogerlo pero antes de poder avisarle entraron todos los alumnos y se perdió entre ellos. Cuando le volviese a ver se lo devolvería. Orgullo y Prejuicio. Hacía tiempo que quería leerlo.

***

Después de Latín y Francés había hablado con alguna gente, pero no con mucha. Me había sentado en Latín con una chica de gafas con el flequillo tapándole los ojos. Era incluso más tímida que yo pero parecía muy agradable. Se llamaba Lily. En Francés me senté con un chico llamado Darren. Al parecer este instituto además de tener su característico equipo de fútbol, tenía una banda de música que actuaba en los bailes y cosas así. En Minnesota pertenecía al coro del instituto pero una banda era mucho más distinto.
Todavía tenía en mente al chico de mi taquilla, quería devolverle el libro, pero tampoco me iba a engañar, parecía bastante misterioso y quería saber más de él.
Ahora tocaba Historia, y nada más entrar al aula mis deseos se vieron satisfechos. En segunda fila estaba aquel chico riéndose a carcajadas con otro que debía de ser su amigo. Me acerqué a ellos con el libro en la mano.
-Hola, eh... siento interrumpir pero, bueno, antes se te ha caido esto de tu mochila.-dije acercándole el libro.-Orgullo y Prejuicio. Lo he querido leer desde hace meses.-dije sonriendo.
-Oh, muchas gracias...
-Annabeth.
-Muchas gracias Annabeth. Yo soy Daniel. Si quieres te puedo prestar el libro, me lo he leido varias veces.
-¿En serio? ¡Muchas gracias!-dije con una amplia sonrisa en la cara. El me sonrió de vuelta.
-Puedes sentarte aquí, delante de nosotros. Nadie se suele sentar ahí.-dijo su amigo.
-Vale, por cierto, tú te llamas...
-Trevor.
-Genial.

***

La cafetería. El caos de la vida. Menos mal que volvía a tener a Chris a mi lado si no ya me habría vuelto loca. Después de coger nuestra comida nos sentamos en una mesa con tres amigos que había hecho Christina. Ella es la sociable. Eran tres chicos, y uno de ellos era Darren, que me saludo y me presentó a los demás incluso más rápido que Chris.
-Chicos, esta es Annabeth,
-Solo Ann.-dije con una sonrisa tímida en la cara.
-Ann, estos son Kurt-dijo señalando a un chico de pelo corto y moreno- y Sam.-éste era rubio con flequillo tapándole la frente.
-Encant...-Chris me interrumpió.
-Ann, ¡estos son los chicos de la banda! Estan buscando a alguien que dirija las audiciones de este año y les he hablado de tí. Sabes que tienes buen oído y lo que casi conseguiste en Minnesota fue incre...-la interrumpí.
-Chris.-la miré seriamente. No me gustaba hablar del tema y menos delante de gente que acababa de conocer.
-Vale vale, pero al menos te lo pensarás.
Antes de poder replicar escuché un griterío en el fondo de la cafetería. Había un chico enorme encarándose con Daniel. Todavía no sabía como se llamaba.
-Tú payaso. Mira tu querido libro.-decía mientras arrancaba una hoja tras otra.-Marica.
Daniel se abalanzó contra él, pero el grandullón tenía refuerzos y mientras el resto de alumnos salían asustados de la cafetería, Daniel estaba tendido en el suelo con la nariz chorreandole sangre.
-¡Y VOSOTROS QUÉ MIRAIS!-soltó el idiota seguido de sus perritos falderos mientras salían de la cafetería.
-Chicos, id para clase, luego voy yo. Le acompañaré a la enfermería.
Todos asintieron y se fueron a sus respectivas clases. Yo me acerqué a Daniel.
-Tranquilo, yo te ayudo.-le dije mirándole fijamente a los ojos. Él me sostuvo la mirada desde que le ayudé a levantarse hasta la puerta de la enfermería, donde la enfermera regordeta nos sacó de nuestro ensimismamiento.
-Pero, ¿¡a ti qué te ha pasado?!

NUEEEEVO CAPÍTULO. UN POCO MÁS LARGO QUE EL ANTERIOR :) ESPERO QUE OS GUSTE,VOTAD COMENTAD Y COMPARTID, SI QUEREIS. BESOSSSS BELLOSSSS <3

And Their Eyes Met.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora