Capítulo 14.

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La semana estaba siendo matadora. Solo salía de casa para ir al instituto y a trabajar, era horrible. Mi habitación era el caos. Papeles, cuadernos y libros por todo el suelo. No quería ni pensar en lo que iba a ser la semana siguiente con toda la presión de los exámenes. Viviría a base de café, básicamente.
El viernes por la tarde seguía estudiando. Tenía la cabeza como un bombo. Ya casi de noche, un sonido desde el salón me distrajo. Me levanté para abrir la puerta y mirar que estaba pasando abajo, pero estaba todo a oscuras. Creía que yo había dejado las persianas subidas. Otro sonido me sobresaltó y escuché unas voces susurrando.
-¿Quién está ahí?-dije con un poco de miedo.
De repente alguien cayó al suelo y unas carcajadas empezaron a sonar desde la cocina. Me acerqué a ver quién era.
-¿Sam?-levantó la cabeza para mirarme.
-Mm... ¿sorpresa?
Cuando lo dijo el resto de mis amigos salió de la cocina.
-¿Qué haceis aquí?
-Pues estabas muy estresada Ann, no veías la luz del Sol.-dijo Chris riendo.
-Me gusta aprobar y esas cosas.-le respondí yo también riendo.
-Bueno Beth hemos venido aquí para que te despejes. Diviértete un poco.-me dijo Dan pasándome un brazo por los hombros y acercándome a él.
-Pero tengo que estudiar chicos... ¿no podeis esperar a la fiesta de Navidad del instituto?
-No.-me respondió Darren.
-Venga, ve para el sofá.-me ordenó Kurt separándome de Dan y empujándome hacia el sofá.-Te hemos traido comida.
La comida era mi punto débil, esto no era justo.
-Bueno... creo que puedo dejar de estudiar un poco. Pero solo por la comida, mala gente.-todos rieron ante mi comentario.
Ayudé a Chris y a Sam en la cocina ha poner la comida en los platos y a llevarlos al salón mientras que los demás colocaban el salón. Cuando estuvo todo preparado nos sentamos todos en el salón. Los chicos ocuparon todo el sofá, así que a Chris y a mi nos tocó sentarnos en el suelo, ella entre las piernas de Sam y yo entre las de Dan.
-Hemos traido tres películas. Burlesque, Moulin Rouge o El Fantasma de la Ópera. Todos musicales, para que veas que te queremos.-me dijo Chris enseñándome los DVDs
-Mmm... Moulin Rouge.-dije cogiendo el DVD para ponerlo en la televisión. Cuando me senté, Kurt chocó los cinco conmigo.
-Buena elección.

Creo que Kurt y yo éramos los unicos que disfrutabamos la película. Darren no le quitaba el ojo de encima a Kurt, Sam y Christina se quedaban dormidos, y Dan no hacía más que preguntarme que cuánto le quedaba a la película. Le perdoné porque era muy adorable. Perdoné a todos por no ver una película tan aluciflipante por haber venido y comprarme comida.
Al terminar la película los platos estaban vacíos.
-Bueno, vamos a recoger.-dijo Sam levantándose.
-No chicos, lo hago yo, ya habéis hecho mucho.-les sonreí y empecé a recoger los platos y a llevarlos a la cocina.
Cuando estaba a punto de terminar de fregar, vi a Daniel apoyado en el marco de la puerta de la cocina.
-Hola.-me dijo sonriendo.
-Hola.
-¿Te acuerdas del otro día en el coche? Me prometiste que me lo contarías... ¿Me lo cuentas ahora?-dijo haciendo un puchero.
Me apoyé en la encimerá y respiré hondo. No sabía si estaba preparada todavía para contarselo a alguien más que no fuera Chris. Pero no podía decirle que no a un puchero de Dan.
-Es largo.
-Tenemos tiempo.
-Bueno... Tú ya me has escuchado cantar. Con eso empezó todo. En Minnesota particiba en el coro de mi instituto. Participamos en un concurso, donde yo canté un solo. En ese concurso había dos observadores de la universidad de Julliard en Nueva York. Me escucharon cantar, y a la semana siguiente me dieron la oportunidad de hacer una audición al final del curso para optar a una beca un año antes de lo habitual.-me miró sorprendido.-Sí, lo sé. Es sorprendente, yo no me lo creía. Preparé durante todo el año la canción I Have Nothing de Whitney Houston.-al recordar lo que pasó empecé a ponerme nerviosa. Las lágrimas se me acumularon en los ojos.-El día de la audición... yo...-no pude más. Me eché a llorar. Me tapé la cara con las manos.-Lo siento, yo...
-Eh eh.-dijo él abrazándome.-No pasa nada, hay mucho tiempo para que me lo cuentes. No te preocupes, ¿vale?-dijo secándome las lágrimas.-Estaré ahí para escucharte.
Asentí sonriendo. Me lavé la cara y volvimos al salón.
Dan y yo echamos a los chicos del sofá y nos sentamos nosotros. Me susurró al oído:
-Recuerda que esos observadores querían llevarte a Julliard. No prives al mundo de tu voz.-le sonreí.
Dentro de mí, sabía que había un deseo insaciable de volver a subirme a un escenario y a hacer algo que me encanta. Pero no sabía si era capaz. Cada vez que lo pensaba me venían a la mente sus palabras. Tan hirientes como el día en que las dijo.
Después de decírmelo se levantó, llamó a los chicos y se fueron a la cocina. ¿De qué hablarían?
Chris se sentó conmigo en el sofá.
-Habéis estado mucho tiempo en la cocina. ¿Qué ha pasado pillina?-reí.
-Nada, le he empezado a contar lo que pasó en Minnesota. Lo de Julliard. Pero no he sido de capaz de llegar a contarle todo. No sé. De repente me he empezado a agobiar.
-No te preocupes-dijo acariciándome el brazo cariñosamente-, serás capaz de hacerlo. Tienes que soltar todo lo que tienes ahí guardadito.-me dió un beso en la mejilla.
Los chicos volvieron al salón y Sam empezó a hablar:
-Ann, nos gustaría ofrecerte algo.
-¿El qué?
-En la fiesta de Navidad nos toca actuar. Habíamos pensado que podrías cantar un dueto con Dan.-miré a Daniel, que me sonreía emocionado.
-Beth, anímate. Cantas genial, de verdad.
-Yo...
-Venga Ann-me animó Chris-, puedes hacerlo. Sé que puedes. Todos estaremos allí para animarte.
Sabía que tenía que superarlo algún día. Aunque me costase muchísimo, sabía que debía de superar ese miedo, y que mejor que hacerlo con el apoyo de mis amigos.
-Vale.-respondí. No sabía si había tomado una decisión de la que luego me pudiese arrepentir, pero las palabras de mis amigos me acabaron convenciendo.
-¿De verdad?-me preguntó Dan.
-Sí.-reí por su reacción. Se acercó a mí, me abrazó levantándome del suelo mientras daba vueltas mientras que gritaba "¡Bieeeeeen!" Y todos se reían.
-Dan bájame.-dije riendo. Así lo hizo.
-Ya es muy tarde chicos, quedaos a dormir.-les ofrecí, y ninguno se opuso.

***

Al despertarme unos brazos me abrazaban por la cintura. Dan y yo nos habíamos quedado dormidos en el sofá, mientras que el resto estaba tirado por el suelo.
Cogí mi móvil para ver la hora y vi que tenía una notificación en Instagram. La abrí, y era una foto de Dan y yo dormidos, en la misma posición en la que nos encontrábamos ahora. La había subido Christina. Me incorporé y la desperté dándola toquecitos en el brazo con el dedo.
-¿Qué?-dijo medio dormida.
-Morirás.-dije enseñándole la foto y dándole una sonrisa maligna.

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And Their Eyes Met.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora