Los días transcurren tranquilos. La abuela mejoró y por fin está en casa. Cuando le conté que ya no tengo la guitarra, entristeció mucho, pero me apoyó porque sabe lo importante que era para mí.
El trabajo en la cafetería me va bien y también me pagan lo suficiente como para no tener que pedirle dinero a mamá o papá cada vez que salgo con Eliot o Kat e, incluso para comprarme algún capricho.
Las clases también van genial. Llevo todos los trabajos al día y cada vez que tengo que quedar con Eliot para hacer las prácticas semanales me divierto mucho. Hasta ahora siempre hemos quedado en la biblioteca de la universidad para hacerlos, pero hoy le he invitado a que venga a casa por primera vez para hacer los deberes aquí. Cuando se lo he dicho a mamá se ha entusiasmado más de lo que debería, aunque me ha aconsejado que como papá va a estar todo el día fuera trabajando, mejor que ni se entere... no es que me vaya a caer la gorda si se enterase, pero está claro que a ningún padre le hace gracia que su niñita se traiga chicos a casa, aunque sea para hacer un simple trabajo.
La cosa con Eliot marcha de lujo. Ahora sí sé lo que es que te guste alguien. Tras un mes y medio desde que lo conozco, aún no hemos hablado de nuestra situación. Somos amigos, pero sé que hay algo más, no sólo por mi parte, sino también por la suya. A veces me paro a pensar en el gran giro que ha dado mi vida. Ahora estoy continuamente mirando el móvil el cual siempre tiene algo, ya sea un mensaje, una llamada perdida... quedo con amigos y tengo más tiempo libre incluso para mí misma, por lo que hace una semana fui con mi dinero a comprarme una plancha para el pelo y desde entonces estoy aprendiendo a alisar mi pelo, y cada vez se me da mejor. Ahora me gustaría renovar un poco mi armario, comprarme ropa más sofisticada y algo más de maquillaje.
Horas antes de que llegue Eliot, he ordenado un poco la casa ya que mamá está con el embarazo muy avanzado y apenas hace algo. He intentado ponerme casual, pero no muy desaliñada.
El timbre suena y, aunque ya es una costumbre para mí estar con él, mi pulso se acelera igualmente. Bajo corriendo y abro la puerta a Eliot. Me da un beso en la mejilla, como es habitual entre nosotros cada vez que nos vemos. Me da un escalofrío al sentir su helada piel.
—Uf qué frío —dice entrando en casa y frotándose las manos.
—Dame el abrigo —le digo ayudando a quitárselo. Después, lo cuelgo en la percha que hay en la entrada de mi casa.
—¡Hola Caroline! —saluda Eliot a mamá alegremente, que está tirada en el sofá.
—¡Hola cielo! —se oye la voz fatigada de mamá desde la lejanía. Me hace sonreír el saber que ambos ya tienen un poco de confianza.
—Bueno, vamos arriba —le digo a Eliot tomando la delantera para guiarlo hasta mi cuarto.
—¿Ya me vas a llevar a tu cuarto, tan pronto? —bromea.
—Shhhh —le indico por lo bajo—. Estas bromas hazlas más lejos de mi madre —digo, aunque riéndome un poco.
Cuando entramos en mi habitación, él lo inspecciona todo y se mueve por ella toqueteando todo sin llegar a abrir cajones.
—¿Puedo ver tu armario? —pregunta recatado.
—Sí, no tengo nada que esconder así que sin problema —le digo tranquila.
Entonces él abre el armario y comienza a inspeccionar la ropa y, cada vez que ve algo que nunca me ha visto llevar, dice "Esto deberías ponértelo más". Yo no le respondo, pero me río porque me hace gracia que se fije en la ropa que llevo.
—La verdad es que quiero comprarme algo de ropa —le digo cuando él cierra la puerta de mi armario.
—Tienes bastante ropa. ¿Para qué te vas a comprar más?
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Acordes de amor y despedidas
Roman pour AdolescentsAlison lleva desde la adolescencia persiguiendo un sueño; un sueño que parece convertirse en imposible y decide abandonar, haciéndole esconder su pasado a sus nuevos amigos excepto a Drew, un chico que comparte su misma pasión y que intenta convence...