Capítulo 11

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Eliot se queda unos segundos más sintiendo el calor de mi piel muy próxima a la suya. Mis labios apretados, sin saber qué esperar.

Finalmente, empieza a retirarse. Mis ojos se abren de par en par, como si acabara de despertar sobresaltada.

Me acaricia el pelo mientras su otra mano baja hasta mi cintura y se queda ahí posada.

—No es el momento —me dice mientras me sonríe—. Cuando lo sea, llegará solo.

—No tengo prisa —le hago notar que lo digo de verdad.

Entonces, ambos nos tumbamos atravesados en mi cama, boca arriba, su brazo bajo mi cuello. Pasamos así el rato hablando, muy pendientes de la hora. Kat me contesta el mensaje al cabo de un rato, aceptando a lo del pub. Así que Eliot y yo hacemos nuestros planes para la cena.

Poco antes de que sean las ocho, Eliot se marcha a su piso para arreglarse. Yo hago lo mismo en casa, me ducho, me doy un repaso en el pelo y busco durante media hora en el armario qué ponerme. Al final me descubro yendo al armario de mamá y rebuscando, claro está, no en su ropa de premamá. Ya que mamá es aún joven y está muy delgada, su ropa me queda más o menos bien. Encuentro una blusa semitransparente en color negro, que va acompañada de un top también negro que deja al descubierto el ombligo. Me lo llevo a mi cuarto y me lo pruebo, junto con uno de mis vaqueros de pitillo rotos y unas bailarinas que tengo. Los pies no me convencen mucho, así que vuelvo al cuarto de mis padres a buscar esta vez unos zapatos. Encuentro los zapatos de tacón que mamá se compró la pasada Navidad para la cena de Año Nuevo y que sólo se ha puesto una vez. Me los pruebo y voy hasta mi cuarto andando con ellos, un poco torpe, pero llego hasta el espejo y me miro de arriba abajo. Me gusto. No quiero ser presumida, mucho menos creída, pero me siento guapa.

Me quedo con lo puesto, y me maquillo un poco. Lo de siempre: corrector, colorete, rímel... esta vez añado un poco de sombra de ojos.

A las nueve en punto, bajo al salón y me siento en el sofá mientras espero que Eliot me recoja con su coche. Papá aparece un minuto después por detrás de mí, proveniente de la cocina. Me da un beso en la coronilla y se sienta junto a mí en el sofá con el mando de la televisión en la mano. Cuando me mira de frente, se muestra sorprendido.

—¿Dónde vas tan arreglada? —se para a mirarme bien desde los pies hasta la cabeza y antes de que me dé tiempo a contestar vuelve a hablar—. Y con la ropa de tu madre.

—Voy con Kat y algunos amigos a un pub.

—Entre esos amigos supongo que está Eliot.

—Sí...

—¿Y cómo te va con él? —me sorprende papá preguntándome esto.

—Bien —digo dudosa—. Somos muy buenos amigos.

—El "muy" sobraba —bromea papá.

—Perdón —respondo secamente pero riéndome.

Justo entonces recibo una llamada perdida de Eliot al móvil, lo que me indica que ya está esperándome en la puerta.

Me levanto, me despido de papá diciéndole que llegaré tarde y salgo por la puerta con el abrigo en la mano. Eliot está esperándome en el coche, así que acelero el paso para llegar rápido.

—Dios —exclama una vez estoy sentada abrochándome el cinturón.

—¿Qué ocurre? —pregunto yo extrañada.

—¡Tú! Tú eres lo que ocurre —dice sorprendido.

—¿Qué ocurre conmigo? —digo riendo.

Acordes de amor y despedidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora