1.6 - Te necesito

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Mi cabeza no dejaba de ir a mil por hora. Hace semanas que mi cuerpo y mente me pedían un descanso de la vida.

Miré a mi alrededor buscando algo para hacer, pero al empezar a hacerlo se me iban las ganas ¿esto me pasa solo a mi o también a las demás adolescentes melodramáticas? porque ya me estaba cansando no tener una vida productiva.

Decidí mandarle un mensaje a Bea y organizar algo, lo que sea, que me trajera de vuelta a la realidad. Tenia la cabeza en cualquier lugar menos acá.

"en media hora te paso a buscar y vamos a tomar algo a ese bar hermoso que hace meses queremos ir"

Al leer eso me puse a correr en mi habitación en busca de ropa, maquillajes y todo lo que pudiera encontrar para cambiar mi apariencia de abuela a modelo de Victoria's Secret. Sin esperar milagros,
claro.

Elegí un vestido negro sencillo, labial rojo y unos cuantos accesorios.
Miré la hora y faltaban 5 minutos para que Bea pasase por mi casa, decidí apurarme y bajar antes de empezar a escucharla tocar la bocina de su auto.

-Wow, que linda estás. Me alegro que salgas después de tanto tiempo -dijo mi mamá una vez que bajé y entré al living a despedirme-. Cualquier cosa llamen, ni lo duden.

-Sí mamá -contesté con el mismo tono que lo hacía a los 13. Le di un beso rápido en la mejilla y salí.

Para mi no sorpresa Bea estaba esperando en la puerta. Puntualidad era su segundo nombre.
Al verla bajar del auto y gritarme cual camionero pensé en lo afortunada que soy al tenerla en mi vida, daría mi vida por esa flaca escuálida. Y por no mencionar lo hermosa que estaba, tanto como la noche estrellada.

Hice todo lo posible para evitar a Jason, no me iba a arruinar la noche. Y funcionó. El único contacto que tuvimos durante el día fue la mirada que nos dio cuando estábamos subiendo al auto. La verdad es que no entendía por qué estaba tan obsesionado conmigo.

-

La noche venía muy bien. Pasamos sin que nos pidan documentos gracias a los contactos de Bea, e incluso nos regalaron un trago.

Aunque un trago lleva al otro, y para el quinto ya estábamos bailando con unos hombres de no menos de 30 que nos miraban como si fuéramos el único vaso de agua en un desierto.

En un abrir y cerrar de ojos el efecto del alcohol me había hecho efecto, por lo que decidí ir al baño.

Comencé a caminar al baño sin mirar atrás, intentando no caer. Pero incluso ebria y con todo el caos que incluye un bar, la música a máximo volumen, las voces, el tumulto de gente y las luces; me pareció ver a Nate, lo que hizo que todo efecto de alcohol se me fuera.

Me paralicé por completo, sin saber que hacer. ¿Le iba a avisar a Bea? ¿lo ignoraba? ¿lo seguía?
A quién intento engañar, obviamente lo iba a seguir.

Seguí su rastro unos pasos más pero lo único que hice fue llegar al baño. No sabía si había desaparecido, si yo lo perdí de vista o siquiera sabía si era él a quien había visto.

Suspiré resignada al no ver a nadie y entré al baño. Me miré al espejo y Malala hizo su aparición.
"Que imagen triste y patética, atrás de un chico que no te dedica ni 5 minutos de su vida y vos emborrachándote por su ausencia."

Miré al suelo y se me hizo un nudo en el estómago, en parte por todo lo que había tomado y porque sabía que Malala tenía razón. Nate no lo valía.

Salí del baño limpiándome las lágrimas que estaban a nada de salir. Me encontraba tan en mi propio y patético mundo que no vi a una chica que pasaba y me la llevé por delante sin querer.

Bad // Nate MaloleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora