0.4 - ¿Mia?

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-Mamá ya te dije que no voy a ir.

-Oh no, ya no te vas a escapar de nuestras cenas -gritó mi mamá siguiéndome a mi habitación.

-¿Qué sentido tiene ir? -me tiré en mi cama mirando mi celular.

-No me importa, vas a ir y fin de la conversación -me sacó el celular de las manos.

La miré con la boca abierta. ¿Por qué se tenía que poner así por una estúpida cena?

-Hey, hey. Cálmense las dos, podemos llegar a un acuerdo -dijo Jason entrando en la habitación.

-Sin ofender, pero no te metas -dije mirándolo serio. Mi mamá me miró tan mal que parecía que me quisiera comer o algo.

-¡Mia! -gritó mi mamá.

-Está bien -dijo Jason-. Hagamos un trato, no tenes que ir con nosotros ahora pero a las 9:45 tenes que estar allá, ¿si?

-¿No? El problema no es ir con ustedes, el problema es ir.

-Listo, no se habla más. Si a las 9:45 no estás allá, te despedís de tu vida social ¿entendido? -dijo mi mamá.

-Sí, como sea. Váyanse -los empujé fuera de mi habitación.

-Se comporta igual a su padre, dos tercos eh -dijo mi mamá al salir.

-Tal palo tal astilla -escuché a Jason reír en el pasillo. ¿Quién es él para opinar de mi padre? Creído.

Suspiré y me senté en el suelo, apoyando mi cabeza en la puerta. Analicé mis posibilidades y estaba entre: a)Ir y soportarlos siendo falsos con todos los que se encuentren.

b)Ahorcarme con... con... con mi pijama.

c)Escaparme e irme a Canadá con mis abuelos.

Aunque la b me estaba tentando, decidí hacer feliz a mi mamá por una vez e ir.

Me levanté con pocas ganas y me arreglé el maquillaje. Opté por ir con el cabello suelto, ya lo tuve peor después de todo, un vestido un tanto corto y un tanto ajustado con unos zapatos no tan altos.

Me dirigí a mi auto, pero claro que con mi suerte no encendía. Podría revisarlo ahora pero ya eran las 9:15 y a este paso no iba a llegar más. ¡Ah! Sí, soy una amante de los autos.

Agarré mis llaves y salí de la casa, iba a ir caminando. No era tan cerca, pero era lo único que podía hacer ahora.

La noche nunca había parecido tan oscura como ese día. Solo unas pocas luces alumbraban las calles. A pesar de estar acercándonos al verano, era una noche muy fría. Podía contar a las personas que andaban por ahí con una mano.

Estaba a unas 8 cuadras cuando escuché unos pasos detrás mío. Disimuladamente me di vuelta y ví a un hombre mirando hacia abajo mientras se me acercaba.

"Mia, no seas perseguida" me repetía una y otra vez.

Escuchaba como los pasos se hacían más seguidos. Apuré mi paso también, mirando hacia atrás cada tanto.

Ya llegando a una esquina, volví a mirar y esta vez él levantó su mirada, dejándome ver una sonrisa que me dio un escalofrios. Apuró otra vez su paso, y si no hubiera sido por estos zapatos yo hubiera corrido. Llegué a la esquina dando pasos agigantados, pero entre mi adrenalina y que estaba mirando para atrás, me llevé por delante a una persona. Oh, no.

Nunca me había pasado algo así. Yo no era una persona que le temiera a la noche, pero ese hombre me había puesto los pelos de punta.

Sentí unas manos en mis hombros. Por alguna tonta razón yo no podía parar de cantar 'Skyfall' de Adele en mi cabeza. Sí, veo muchas películas.

Bad // Nate MaloleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora