Las lágrimas se escurrían por mi rostro al ver a Jonathan, me hacía falta tenerlo aquí conmigo a pesar de tantas imprudencias y sin sabores había sido un buen novio; desde aquel día no había vuelto a ser la misma, me era más difícil abrirme con las personas, ser graciosa, el brillo de mis ojos ya no estaba, ya nada tenía sentido, pues el amor de mi vida había muerto por mi culpa, creo que he avanzado mucho en este año intentaba estar de buen ánimo por pequeñas cosas.
Seguía sin poder asimilarlo era muy triste ver su carita de niño caprichoso que llenaba mi corazón cada que lo veía.
No solo era triste; era complicado pues necesitaba un abrazo me hacía mucha falta. Ustedes que están leyendo mi vida déjenme contarles que es muy triste tener que lidiar con la muerte de alguien por el cual un "te amo" o un "te adoro" es una pequeña muestra de afecto. Si usamos palabras 'humanas' yo a Jonathan lo amo, sí lo amo y nunca lo dejaré de hacer. Mi pasado y parte del presente lo viví a su lado y si tan solo él... Si tan solo él me hubiese hecho caso, yo no me hubiera caído por las escaleras.
Me encontraba acostada en la enorme cama de mis abuelos, tenía el tobillo alzado pues me lo había torcido en la caída. Cuando busque para levantarme la cabeza me dio vueltas, creo que me la había golpeado muy fuerte; al parecer estaba sola en la habitación hasta que sentí un peso que hundió la cama.
Eran Kimora y Scott.
-Pequeña – dijo Scott. Ambos me abrazaron fuerte – deja te curo el tobillo.
-Gracias. ¿saben que pasó? – les dije un poco inclinada hacia adelante para poderlos ver mejor.
-Te caíste por las escaleras, pero era como si estuvieras huyendo de algo. - me respondió Kim asomándose por el ventanal.
- ¿algo? – respondí intentando recordar, y así fue. Recordé aquel hombre silueta de brillantes ojos que estaba detrás de mi antes de caer.
- ¡es eso! – grito la mujer aun mirando por el ventanal. Scott y yo la miramos extrañados. –Esa ouija que trajo Jonathan, trajo consigo un ente maligno. Y al parecer quiere a la chica de los dones. O sea, tu. –se giró al decir esto último.
- Ya estás – dijo el enano. – Escucha Lorena, te hemos dicho que te mantengas alejada de todo esto, pero parece que por más que lo hagas eso busca la forma de llegar a ti. Debes parar esto de una vez, proteger a tus amigos y protegerte a ti.
Me sentía nerviosa, sentía que era mucha presión para mí. El tobillo ya no me dolía, ni la cabeza ahora tenía un problema mayor y era identificar dicho ente para poderlo sacar de la casa. Confío en ellos y gracias a estos mismos estoy aprendiendo todo lo necesario de cómo manejar mis "poderes".
Alguien tocó a la puerta y entró, era Sebastián. Traía consigo un carrito lleno de comida y algo de medicina. Al verme sentada en la cama, me sonrió.
- ¿Cómo te sientes?
- Todavía me duele un poco el tobillo, pero creo que estaré bien – me pasó un vaso con jugo de naranja y una pastilla. Le agradecí. –¿Cómo la has pasado? – se sentó en la cama frente a mí, mientras yo tenía una lucha interna entre tomarme esa pasta tan grande o botarla.
- Todo iba perfecto, hasta que tu noviecito decidió sacar esa cosa y jugar. – ambos suspiramos. –tengo que contarte un secreto.
¿Qué tipo de secreto podría ser?
-Creo que me gusta Marlon, el amigo de los Jackson.
Estaba perpleja, pues sabía que era algo nuevo para él y no quería perderme ninguna parte de su proceso.
-Eso está genial, pero ¿sabes si es correspondido?
- Creo que sí, me invitó a comer cuando estemos de regreso en la ciudad. Estoy muy nervioso.
Cogí las manos de mi amigo para reconfortarlo y que supiera que no estaba solo en esto. Yo también estaba algo nerviosa, pues mis guardianes estaban sentados al otro lado de la cama mirándonos detalladamente eso me incomodaba.
- Hay algo más ¿Quiénes son ellos? – preguntó señalando a los personajes que pensé que solo yo veía – y ¿por qué nos miran de esa forma? – pero estaba claro que no era así.
- ¿Nos puedes ver? – preguntó Scott levantándose de su puesto.
- ¿Los puedes ver? – pregunté yo asombrada.
-Claro que los puedo ver, desde que entré los vi. Solo que del susto no pude hacer nada.
Rápidamente la sacerdotisa le explicó quiénes eran y por qué los podía ver, también le explicó que era lo que pasaba conmigo y todo lo del mundo espiritual. Mi mejor amigo seguía cayado en su lugar, algo nervioso lo noté en sus manos.
Los guardianes se despidieron, y prometieron que estarían pendientes de mí. Decidí arreglarme un poco para poder bajar y ver en que andaban los chicos, ya era el día siguiente después de mi caída y me había extrañado mucho que solamente Sebastián haya ido a la habitación a ver como estaba.
Me puse un short, una blusa a rayas me hice una cebolla en el cabello y bajamos.
Antes de llegar la a sala notamos que todo estaba muy callado y no se escuchaba las voces ni los gritos de los chicos. ¡Miedo y pánico! Eso era lo que pasaba por mi mente en ese momento, apreté el agarre de Sebastián y comenzamos a descender por las escaleras.
- Mierda- Sebastián me mira extrañado.
- ¿Qué sucede?
- Sucede que están jugando ese maldito juego.
- ¿No está muy temprano para eso?
- Nunca es mala hora para invocar al mal.
Cuando llegamos al último escalón y pudimos ver mejor lo que pasaba, los chicos estaban en una especie de trance, no sabía qué hacer ni que decir, pero si sabía a quién acudir y antes de que pudiese hacer algo ellos llegaron de inmediato a nuestro lado.
- Ahora lo importante es saber qué clase de espíritu o entidad es ese, debemos ser muy meticulosos- Dijo Kimora mientras quitaba uno de los Lirios que crecían en su vestido para entregárselo a Sebastián- Para que nada malo entre en ti toma este Lirio y mastícalo, te protegerá. - y así lo hizo.
-No te preocupes, toda va a salir bien- Le dedique una mirada a Sebastián para que se tranquilizara un poco.
Cuando giré mi cara de nuevo a donde estaba el grupo, no estaban solo estaba aquel hombre que vi fuera de la casa, y antes de caer de las escaleras. Vi que se vino corriendo a toda velocidad sobre mí, el corazón me latía a mil y no logré reaccionar se lanzó sobre mí.
El recuerdo era muy fuerte, y no pude seguir con él me desmoroné. Era demasiado, todo lo que había pasado fue muy denso.
Seguía muy conmocionada en mi lugar por aquellas imágenes que acababa de ver, todo se repetía sin cesar. "Debes recordar para que caigas en cuenta de tu error" había dicho en mi oído el pequeño Scott mientras veía todo, pero ¡Que mierda! No quería recordar nada, sabía que mi error no era remediable y que debía cargar con la culpa durante todos los días de mi vida hasta que reencarnara. O ¿acaso si tenía remedio?
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S.
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En la U
RomanceLorena es una chica poco convencional, no tiene un cuerpo atletico, come por montones y le gustan muchas cosas que a las demas chicas de su edad no les interesa. Junto con sus amigas Leonora y Angie comienzan juntas una nueva etapa en la universidad...