Náufragos [PAUSADA]

Capítulo 14: Crush pasajero.

                  

A ver, analicemos esto.

Zach llegó a molestarme (en un buen plan, claro), como el buen niño plaga que es. No es nada nuevo.

Me sonrió dulcemente, como ya lo ha hecho antes. Tampoco es nada nuevo.

Sentí mariposas en el estómago cuando lo hizo. ESO SÍ ES ALGO MALDITAMENTE NUEVO.

¿Por qué sentí bonito? No es como que me guste el niño. Al menos, no en ese plan, porque sí me cae bien. Y le he agarrado cariño. Y me preocupo por él. Y él me ha demostrado que también se preocupa por mí. Pero así son los amigos, se preocupan el uno por el otro. No quiere decir que nos gustemos. Sólo quiere decir que nos queremos como amigos.

<< ¡Santo Dios, ya deja de divagar! >> grita mi subconsciente <<Te gusta, admítelo>>

<< ¡Por supuesto que no!>>

Me quedo congelada en mi propio mundo. ¿Y si sí me gusta? No quiero que me guste.

<<Tal vez es solo un crush pasajero>>

― ¿Keyla? ―La voz de Harry me llama y regreso a la realidad―. ¿Estás bien?

― ¿Yo? Sí, ¿por qué lo preguntas? ―respondo atropelladamente.

―Porque pareces haber visto un fantasma.

―Sí, ¿segura que estás bien? ―pregunta April.

―Sí, estoy perfectamente. ¿Entonces pondremos los cocos junto a las antorchas? ―Harry parece confundido por mi cambio repentino de tema.

―Uhm, sí ―dice Ap, también pareciendo algo desconcertada.

―Perfecto.

   ∆∆∆∆

Ya es de noche. No debe ser muy tarde, pues recién oscureció. Pero, a pesar de eso, yo me encuentro tremendamente cansada. La mayor parte del día, me la pasé analizando el tema de Zach como crush pasajero. Y por más vueltas que le doy al asunto, sigo concluyendo que es tonto e inapropiado que comience a desarrollar sentimientos por él.

Estoy acostada en mi lugar personal, donde se encuentran mis cosas. El que ha sido mi pequeño espacio en las últimas dos semanas y media. Me quedo observando las estrellas, admirándolas. Alguna vez, David me dijo que cada estrella representaba a una persona que le había cambiado la vida a otra. Que le había salvado o mejorado la existencia a alguien más.

―Pero, yo no he mejorado la vida de nadie. ¿Qué pasaría si muriera mañana? ¿Habría una estrella para mí? ―pregunté preocupada.

― ¡Claro que has mejorado una vida! ―Volteé a verlo confundida―. Has mejorado la mía, Key. Es más: me has salvado.

Ahora, por alguna retorcida razón, me entran ganas de reírme. Esa conversación fue unos meses antes de su muerte. No habrá estrella para mí. Pero me gusta pensar que sí hubo estrella para mi hermano.

― ¿Cómo estás, Celitos? ―Llega Zach, interrumpiendo mis pensamientos. 

―Hola, Michaels. ―El chico se deja caer a mi lado, poniéndose cómodo. Parece que por ahora no piensa irse.

― ¿Andas melancólica? ―pregunta, elevando la vista a las estrellas, igual que yo.

―Todo el tiempo. ¿Tú no?

―No ―responde casi inmediatamente. Uh, suena a que la conversación tomará un giro personal.

― ¿En serio? ―Volteo a verlo―. ¿Me estás diciendo que no te entristece estar atrapado aquí, lejos de tus seres queridos? ―Por un momento, se queda callado, simplemente mirando las estrellas―. ¿No extrañas a tu familia?