Miro el cielo maligno. Cada vez se forman más y más nubes, de manera irreal. Las aves que anidaban en los árboles, salen de todas partes, hacia ninguna dirección en particular, solo revolotean y se estrellan con cualquier objeto que se cruce en su camino, dejándolas tiradas sobre el suelo, muertas.
Tal parece, que en la zona central de la ciudad, donde están los edificios de gobierno, las áreas culturales, los parques, las escuelas, los museos y los atractivos turísticos, ya comenzó esa gran tormenta. Los edificios más altos que podía ver a lo lejos, desaparecen por esta gran tempestad. Ahora empiezo a sentir la brisa, las hojas de los árboles se mueven por la fuerza del viento.
Tengo que entrar a la casa antes de que esto empeore. Dejo tirados los materiales que tenía en las manos, y, al instante, éstos salen volando, llevándolos lejos de mí. La lluvia desata todo su auge, las nubes sueltan su exorbitante poder sobre la tierra. Entro a mi hogar, cierro la puerta detrás de mí y le pongo todos los seguros. Busco a mamá para que me ayude a cerrar todas las ventanas de la casa y la puerta del patio trasero.
— ¡Mamá! - Grito sin obtener respuesta - ¡Mamá!, ¿Dónde estará? - Me digo a mi mismo.
Corro como loco por toda la casa, cerrando cada ventana y cada puerta que esté expuesta a ese gran fenómeno. La última ventana que me falta por cerrar es la de la habitación de Kenya. Al abrir la puerta, siento una ráfaga de aire frío. Veo a Kenya acostada en su cama, durmiendo. No me sorprende que ella siga ahí, durmiendo con todo este desastre, siempre le he dicho que parece un oso gordo que imposible de despertar. Mi madre observa por la ventana, impactada. El viento sopla sobre su cabello, haciéndolo ondular de manera exagerada, las gotas de agua se filtran, las cortinas parecen alas de colibrí en constante movimiento. Ella cierra la ventana de un fuerte golpe. Se gira para verme.
— ¿Qué estabas haciendo? - Le pregunto, un tanto preocupado - ¿Por qué no cerraste la ventana antes?
— Lo siento, me quedé dormida con Kenya. - Explica, sentándose en la silla del escritorio de mi hermana - Ella estaba tan triste, que le conté una historia y ambas caímos rendidas. Menos mal que me desperté cuando sentí cómo las hojas de papel que estaban en la mesa comenzaban a volar en la habitación.
— Que raro es esto, ¿viste cómo está allá afuera? - Pregunto gritando, el ruido de la lluvia no me deja escuchar ni mi propia voz.
— ¡Sí, es terriblemente increíble, jamás vi algo así! - Contesta mamá, apenas entiendo lo que dice. - Y creo que cada vez está peor.
Realmente el sonido de la lluvia es ensordecedor, tanto, que prefiero no seguir hablando con mi madre, podríamos lastimar nuestras gargantas si gritamos demasiado.
Mamá y yo nos acercamos a la ventana, explorando, cómo niños pequeños.
Un ave con las alas abiertas se impacta contra la ventana, haciendo que demos un salto por el susto que nos provoca. El ave resbala lentamente por el vidrio hasta desaparecer de nuestra vista.Seguimos observando, y, vemos cómo la tormenta toma a sus primeras victimas: un árbol de unos tres metros de altura, es arrancado desde la raíz, haciéndolo dar vueltas por el aire, para después impactarse en una de las casas que están a tres cuadras al frente de la nuestra. El impacto es tan fuerte, que destroza una parte de la casa, el techo sale volando, dejando expuestos a los habitantes. No hay signos de vida en la casa, quizá las personas que ahí viven salieron de compras, o tal vez se refugiaron en el sótano de seguridad que tienen la mayoría de las casas. Los muebles que se encontraban en el segundo piso de la casa surcan fuera de ella, llevándolos lejos, impactando con otras casas.
Si el viento puede hacer volar a un árbol de unos ciento cincuenta kilos, no me quiero imaginar lo que le pueda hacer a un humano de un peso promedio.— Ohhhh - Gime mamá, con las manos sobre su boca, casi llorando - Esto no es verdad, esa es la casa de los Wood.
A pesar de que el ruido es insoportable, logré entender lo que dijo mamá. Yo no conozco a esos tales "Wood", deben ser amigos de mi madre en el consejo vecinal o podrían ser colegas de mi padre, quien sabe.
— Espero que se encuentren bien, no quiero ni pensar en los daños que esto dejará. – Dice mi madre, suplicando.
— Yo creo que están bien, no había nadie en la casa, tal vez salieron antes de que todo esto empezara. O podrían haber ido de viaje. - Digo, tratando de tranquilizar a mi madre. Le tomo las manos, siento como le tiemblan, está nerviosa y asustada. – Ya verás que estarán bien.
— Tienes razón, – Acepta, quitando sus manos de las mías, seca el sudor de sus palmas en los jeans. – todo estará bien.
— Ahora, lo importante es localizar a papá.
— ¡Yo le llamo! – Responde impaciente – Quiero asegurarme de que se encuentra bien.
Sale de la habitación a buscar el teléfono.
Mi padre es muy, muy inteligente. Él más que nadie sabe sobre estos temas de los desastres naturales y el cambio climático, por lo tanto, estoy completamente seguro de que él está a salvo, así que no me preocupo.
Sigo mirando a través de la ventana, esperando a ver algún otro suceso increíble, y vaya que lo conseguí. Un objeto volador, - que nunca antes había visto - que atraviesa las más lejanas y descomunales nubes delirantes atrae mi atención; es de color naranja y negro, redondo por la parte de enfrente y delgado por atrás, tiene unas pequeñas alas triangulares a los costados, y una cola larga como de alacrán que termina en una esfera, es un avión, un avión moderno.

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Las Armas de Dios
Science Fiction¿Recuerdas haber tenido un "día perfecto"? Yo casi lo olvido. Todo inició un día hermoso, lleno de sol y aire fresco, entré a mi casa y cuando salí al jardín, el cielo se oscureció en un par de segundos, la tormenta se desató, y desde entonces, nad...